Ha fallecido, a los 55 años de edad, Iñaki Moreno Araujo, víctima de un infarto mientras se encontraba durmiendo en Barcelona. Hijo de otro futbolista, Ricardo Moreno, posteriormente se convirtió en un pintor de reconocido prestigio. Trabajaba a diario últimamente en un antiguo convento del siglo XIX de Barcelona convertido en taller, y es que se había afincado allí junto a su pareja.
Nacido en 1958 en la localidad balear de Inca, se formó en los escalafones inferiores del Santurtzi y del Sestao, en cuyo primer equipo jugó en la categoría de plata desde 1987 a 1989. Después estuvo otra temporada más en Segunda División en el filial del Atlético de Madrid y ya a partir de 1990 estuvo jugando ocho campañas de manera consecutiva en Segunda B.
Casi siempre fue en el Baracaldo, donde el centrocampista llegó en 1990. En el mercado invernal del ejercicio 1993/94 recaló en calidad de cedido en el Recreativo de Huelva a las órdenes de Manolo Villanova. El Decano rozó el ascenso porque concluyó tercero en la tabla y disputó el 'play-off'. Iñaki Moreno disputó nueve partidos, cinco de ellos como titular, anotando incluso un gol en la victoria onubense por 4-2 contra el Atlético Malagueño.
Y después inició también en el Recre la siguiente temporada, la 1994/95, también con Villanova como entrenador, jugando sólo tres partidos, uno como titular, antes de regresar en Navidad al Baracaldo. Esa campaña el Decano concluyó en la zona baja de su grupo en Segunda B, décimo cuarto. Por último, en la campaña 1998/99 el centrocampista jugó en el Bermeo de dicha categoría.
«Su pérdida nos ha dejado el corazón roto»
Actualmente estaba tildado como «el pintor más solicitado por los interioristas españoles», según una valoración de la especialista Sara Barragán del Rey, de Architectural Digest. «Ha sido un hijo sensacional, buen jugador fútbol y un gran artista. Su pérdida nos ha dejado el corazón roto a mí -su padre-, a su madre, hermana, sobrino y a toda tu familia. Así como a Emma, su pareja. Le tendremos siempre en el corazón y la mente», lamentaba su padre al diario Deia.
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