El runrún: Oda a los incívicos

Y si son con gracia, mejor. Eso es lo que habrá pensado el autor (o la autora) de la 'oda' que nos hemos encontrado por redes dedicada a esas personas que, por lo que se ve, tienen a los vecinos de la zona de las glorietas -en el polígono de San Sebastián- un poco hartos de encontrarse su basura tirada en sus plazoletas. Jóvenes -y no tanto- que se dedican a pasar el rato bebiendo y comiendo en estos espacios, pero que cuando los abandonan se olvidan de llevarse consigo, hasta las papeleras, los envases y papeles pertinentes. ¿Se pararán al menos a leer esta oda? ¿Será esta simpática manera de llamarles la atención la que surta efecto? Por ahora los vecinos han optado por tirar 'de arte' para su petición. A ver si es suficiente y no hay que acabar llamando a la autoridad para que multe estos comporamientos incívicos. Venga, ¡que no haga falta!

Vandalismo consentido en Lepe. Y no cambiamos de tema, aunque sí de municipio. En este caso, no será porque no se avisó. Lo que ven junto a estas líneas es el resultado de dos circunstancias que, unidas, nunca traen nada bueno. Por un lado, la mala educación de unos jóvenes a los que nadie en sus casas se preocupó de enseñarles el valor de las cosas, especialmente las que son de todos; por otro, la dejación de funciones de una administración –en este caso el Ayuntamiento de Lepe– que, conociendo lo que sucede a diario en este parque de la localidad, no ha sido capaz de evitar que esos jóvenes carentes de valores a los que nos referíamos destrocen un parque infantil por diversión. Lo lógico sería que se les impidiera entrar a un espacio dedicado a los niños, ya que no es difícil adivinar lo que ocurrirá más pronto que tarde.

Porque no hay más que leer los más de cien comentarios que han dejado vecinos de Lepe en la publicación donde la Policía Local denuncia los hechos, para comprender que sólo es necesaria una minoría asalvajada y la tolerancia de las autoridades para degradar la convivencia ciudadana. 

Una Selectividad... poco selectiva. Todos sabemos que la Selectividad hace mucho tiempo que dejó de ser –si alguna vez lo fue– un obstáculo para el futuro alumno universitario, que a lo que teme fundamentalmente es a esa nota de corte que le cerrará o le abrirá las puertas de su carrera soñada. En resumen, una ley de la oferta y la demanda que en el ámbito académico es tan implacable como en el mundo comercial... o laboral, como posteriormente podrán descubrir.