CONFIDENCIAL
El runrún: vejaciones ferroviarias
Se acaban los adjetivos para calificar el servicio que presta Renfe en la conexión Huelva-Sevilla, una línea en la que no solo se recorren los escasos 100 kilómetros que separan las dos capitales: los sufridos usuarios que tienen que recurrir a ella para cubrir el trayecto desde Madrid deben asumir viajar medio siglo atrás en el tiempo y ser sometidos a vejaciones que la compañía nunca se permitiría en otros puntos de España.

La odisea vivida el pasado domingo por los onubenses que regresaban de pasar el fin de semana en la capital de España, muchos de ellos para ver a Manuel Carrasco en el Wanda Metropolitano, no admite disculpa posible por parte de la compañía, pues no hablamos únicamente del lamentable estado de la línea y de los trenes que circulan por ella, sino de la absoluta incompetencia demostrada a la hora de gestionar el servicio. No hay otra forma de llamar a quienes fletan un medio de transporte con menos plazas que pasajeros han comprado el billete. El resultado se pudo ver ayer en la estación de Santa Justa: más de una hora de retraso porque el convoy que debía realizar el recorrido Sevilla-Huelva no podía alojar a ese número de viajeros. Según nos explicaban algunos de los afectados, al comprobar el maquinista que había pasajeros de pie e incluso sentados en los pasillos por falta de plazas, se negó a iniciar el viaje. Habían vendido billetes para cinco vagones pero solo aparecieron tres. Por parte de la empresa, ninguna explicación. Posteriormente llegó un tren a la misma vía, el que afortunadamente debía llevarles a Huelva –aunque nadie de la compañía informó al respecto– . Emprendieron la marcha una hora más tarde de lo previsto, y no fue esta la única sorpresa que Renfe tenía reservada a sus víctimas: los inodoros del tren estaban fuera de servicio y además de no poder usarlos durante el trayecto –hora y media, recordemos–, tuvieron que soportar el olor nauseabundo de las aguas sucias que salían del WC y que recorrían los pasillos del convoy. De hecho, fue necesario hacer una parada más prolongada de lo habitual en La Palma del Condado para que quien lo necesitara pudiera acudir al baño. Y no fue el único tren que circuló en estas condiciones durante el domingo, incluyendo paradas de 20 minutos en mitad del campo sin ninguna explicación. La indignación era lógica y generalizada, como las peticiones que muchos de los damnificados hicieron a este periódico para que diéramos a conocer esta nueva evidencia del maltrato sistemático de la empresa estatal Renfe a la provincia.

Esperando la buena reacción de Mauro. Su campaña ha rondado con insistencia en las redes sociales y los medios de comunicación y la ocasión lo merecía. El pequeño Mauro, un niño moguereño de poco más de un año, padece una enfermedad rara que destruye su sistema inmunológico, motivo por el que necesita un donante de médula. Y esta vez la suerte le ha sonreído, pues tras cinco meses y medio de búsqueda ha sido trasplantado de tras encontrar dos donantes compatibles. El padre del pequeño, Raúl Villar, ha mostrado su satisfacción porque, aunque el proceso es duro, el pasado jueves ya fue sometido a un trasplante de células madre tras sesiones muy agresivas de quimio, a lo que ha añadido que ahora toca esperar porque las células madre no empiezan a actuar hasta que no se quedan las defensas a cero. Está muy contento a la espera de que el cuerpo de Mauro reaccione bien, a lo que ha añadido que si va todo bien tienen que pasar entre 40 y 50 días de aislamiento en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Villar ha agradecido la colaboración ciudadana para encontrar un donante compatible con su pequeño, una campaña que iniciaron en enero y en la que también participó el Ayuntamiento de Moguer, inundándose en poco tiempo las redes sociales con el hashtag #MauroTeNecesita. Cuando le comunicaron la noticia el padre subió un vídeo a Facebook en el que agradecía esta colaboración: Gracias a personas como vosotros mi chiquitín y mucha gente más puede salvar su vida. Seguid haciéndoos donantes de médula, es importantísimo. Ojalá que sigan subiendo las donaciones para que haya más finales felices, porque en el caso de Mauro estamos seguros de que todo irá muy bien.

La Pepa se traspasa. Parece que los negocios hosteleros siempre tienen caducidad en Huelva, por muy buen sabor que dejen. Durante años, con parte del personal que estuvo trabajando en La Cuchara, el Bar La Pepa estuvo haciendo las delicias de los onubenses en el centro de la capital. Ahora le toca decir hasta luego porque se traspasa, como figura justo encima de su cartel. Una vez más cabe preguntarse si la herencia de la capitalidad gastronómica ha sobrevivido al tiempo y en muchos casos está claro que no. Almenta, Puro Chup Chup y otros muchos bares y restaurantes, tuvieron que cerrar en Huelva. En este caso, aún cabe la esperanza que alguien dé el paso al frente y ofrezca una segunda vida al negocio o lance un proyecto hostelero nuevo. Lo peor sería un local vacío más, algo que tristemente abunda.
