CONFIDENCIAL
El runrún: La puñalada de las excusas
De la sordera al apuñalamiento hay un paso, o eso nos quiere hacer creer la hermana del hombre que apuñaló al subinspector de la Policía Local de Punta Umbría. Si ya duele a muchos su actividad ilegal, más duele la violencia y las heridas provocadas este miércoles por el vendedor sin licencia, y no se queda atrás cómo la familia del agresor quiere justificar lo injustificable.

Gatos y ratones en la playa de Punta. Pero no abandonamos Punta Umbría y el lamentable episodio vivido este miércoles, con el apuñalamiento de un policía local por parte de un vendedor ambulante, lo que ha convertido esta actividad en la salsa de todas las conversaciones playeras y como suele suceder en estos casos, incidentes que antes hubieran pasado desapercibidos circulan desde ya de boca en boca, hayan sucedido realmente o no. El que al parecer sí tiene visos de realidad es que uno de estos días protagonizaron otro vendedor sin licencia y la Policía Local. El primero, requerido por los agentes cuando despachaba refrescos en la playa, no tuvo mejor ocurrencia que meterse en el agua para impedir –o más bien para disuadir o hacer más incómoda– la intervención policial. Según comentan, aquello se convirtió en un pulso donde el vendedor aguardaba a que se agotara la paciencia de los agentes y lo dejaran estar, mientras que estos pensaban que no tardaría mucho en salir por no echar a perder el género. Finalmente optó por una solución algo más drástica, el clásico ‘ni para ti para mi’, y puesto que ya la daba por perdida, tiró toda la mercancía al mar. La escena siguiente, quizá se la puedan imaginar: con el vendedor ya en la orilla y sin nada que perder (las sanciones económicas no suelen quitar el sueño a estos vendedores), fueron los bañistas quienes dieron buena cuenta de las cervezas, fantas y cocacolas que nadaban entre las olas. Una escena que hubiera firmado el mismísimo Berlanga y que no nos extrañaría que se volviera a repetir este verano.

¿Comprará el San Roque el Sporting Huelva? No es una idea descabellada, aunque no lógicamente de cara a esta temporada sino para un futuro más a medio-largo plazo. Al menos esa es la idea de los nuevos dueños del club lepero, unos inversores suecos encabezados por David Lindfors y Oliver Cabrera. En su rueda de prensa de presentación ante los medios de comunicación, celebrada este miércoles, aludieron a bastantes temas, y uno de ellos es su intención de crear un San Roque de Lepe sénior femenino que pueda jugar en la máxima categoría del fútbol nacional, y para lograr dicho difícil reto su camino más corto sería el de comprar la plaza del Sporting Huelva. El club sportinguista siempre ha tenido cada verano problemas económicos para poder participar en la Primera División por la falta de apoyos de las instituciones y empresas de la capital, e incluso en ocasiones ha llevado el nombre de San Juan del Puerto, teniendo que trasladarse a dicha localidad para disputar sus partidos. El San Roque quiere negociar en unos meses con el Sporting Huelva y habrá que ver lo que sucede. Eso sí, coincidiendo con el auge nacional e internacional cada vez mayor del fútbol femenino, el Ayuntamiento y el Recre acaban de dar un importante paso adelante permitiendo al equipo que preside Manuela Romero y dirige Antonio Toledo entrenar en la Ciudad Deportiva y disputar sus partidos ligueros en el Nuevo Colombino. Así que no parece el momento más idóneo, después de muchos años de incertidumbre, para que el club deje ahora la capital.