El runrún: A la Fopac se le hace de día

En total, once horas de espectáculo, con las inevitables pausas y descansos entre actuaciones que pusieron a prueba el espíritu de los más carnavaleros. Nada nuevo, dirán nuestros lectores. No, salvo que la entidad que se encarga de organizar la gran final del certamen de agrupaciones, en vez de recortar su duración lo que ha hecho es incrementarla, sumando agrupaciones –alguna, incluso, fuera de concurso– y descansos. Quince actuaciones, dos más que el año anterior, que obligaron a establecer tres paradas a lo largo de la noche y la madrugada, la última cerca de las seis de la mañana. Por comparar, hablamos de cuatro festivales de Eurovisión uno detrás de otro. Ver a muchos espectadores durmiendo plácidamente en su butaca en el tramo final de la velada a las tantas de la madrugada debería indicar claramente a sus responsables que algo falla; al menos, de puertas para adentro. Fuera, nunca mejor dicho, es otro cantar: la participación de semejante cantidad de agrupaciones, con sus respectivos seguidores, tiene la carpa del Paty de bote en bote y estamos seguros de que no querrán ni oír hablar de una final ‘recortada’. Y por supuesto, tres descansos mejor que dos. El negocio es el negocio (de la suciedad en el exterior del teatro podemos hablar otro día). En manos de la Fopac está, por tanto, elevar la calidad de una final que llega tras muchas noches de preliminares y semifinales y en las que ha habido ocasiones más que de sobra para disfrutar de todos los conjuntos. Es cuestión de voluntad y valentía, aunque quizá la clave, como apuntamos, no esté dentro del Gran Teatro. Veremos si en futuras ediciones se toma alguna medida al respecto no sea que nos encontremos el año que viene a 20 agrupaciones esperando al fallo del jurado tomando el aperitivo.

La extraña ausencia de Rubén Cruz. No es la primera vez que pasa esta temporada. Rubén Cruz no viajó el pasado fin de semana con el Recre a Don Benito pese a que había entrenado bien durante la semana y pese a que