CONFIDENCIAL
El runrún: Una joya de Huelva, en riesgo de derribo
El cuidado del patrimonio es un dolor en el corazón de muchos onubenses, que lamentan cómo hemos perdido gran parte de nuestra historia por neglicencia o dejación.

En el plano arquitectónico quedan menos edificios de los que nos gustarían como vestigio de una Huelva de otra época, porque tuvo muchas dignas de sobrevivir para apreciarse en el presente. ¿Es una causa perdida? El último caso de esta lista de fracasos es una joya de Huelva que se encuentra en riesgo de derribo, una víctima de la especulación urbanística, que no respeta el pasado. Como denuncia el Círculo de Patrimonio Cultural de Huelva en su página de Facebook, el viejo caserón del número 3 de la calle Berdigón, de la familia Coto Mora, se encuentra a la venta a través de un portal de Internet. En el anuncio se dice, literalmente, “edificación no protegida, con posibilidad de demolición y nueva planta”. ¿Y cómo puede ser? Pues esa es la realidad que denuncia este círculo, que lamenta que sus reiteradas denuncias acerca de “los errores existentes en la normativa municipal” se cobren una nueva presa rumbo al olvido. Detallan que se trata de un edificio protegido en grado P2 (Protección Estructural) por el PGOU de Huelva y que “por razones desconocidas” no cuenta con ficha pormenorizada tal y como ordenaba el catálogo original. Esta información, ampliada, está ya en poder municipal y “ahora sólo nos queda esperar respuesta por parte de los servicios de urbanismo del Ayuntamiento de Huelva”. Estamos hablando de un edificio de 1866, por lo que es uno de edificios civiles más antiguos de todo el casco antiguo de la capital onubense, por detrás de la casa del número 14 de la calle Berdigón, la farmacia laboratorio de la calle Concepción y un edificio de la calle Bocas. Aparte de su fecha de construcción, la edificación tiene valor por haber pertenecido a José Coto Mora, que fue alcalde de Huelva entre 1902 y 1906, y senador por la provincia, presidente del Círculo Mercantil y del Club Onubense de Regatas. Durante la dictadura militar el edificio fue usado como Caja de Reclutas. Cuenta con sus elementos estructurales mayoritariamente inalterados, además de algunos elementos ornamentales intactos, tales como la puerta de entrada y cancela del zaguán, varias columnas en mármol, las escaleras o las monteras de luz. Es un edificio que alberga “gran valor histórico y preserva en lo sustancial la arquitectura de su fábrica, cuyas alteraciones son de sencilla solución técnica para devolver el esplendor de esta vivienda de claras trazas al estilo de los viejos caserones de la burguesía sevillana, tan presentes en otras capitales andaluzas y de los cuales la capital onubense ha perdido toda representación urbana”, insiste el Círculo. Señalan que “es muy de lamentar que desde una sociedad mercantil montada en Sevilla sean sus propios herederos quienes vienen ahora a poner en riesgo el legado del que en una indolente distancia vienen disfrutando en ésta nuestra ciudad. Si no tienen apego por la historia que el edificio contiene, aun tratándose de su propia familia, desde Huelva sí vamos a exigir que el Ayuntamiento ratifique su protección para que, en aquellas manos o en las de quien lo decida comprar, garanticemos poner el patrimonio a salvo de actuaciones especulativas”. En su opinión, desde los años 60 se viene produciendo “una suerte de terrorismo patrimonial como amenaza constante e incesante sobre la identidad cultural de Huelva”. Es por ello que exigen acción al Ayuntamiento de Huelva para corregir errores y cumplir con su papel protector. “La defensa de nuestra identidad histórica y cultural, claro está, se logra con la normativa en la mano”, resaltan desde el Círculo de Patrimonio Cultural. Ojalá que esta vez se haga justicia.

Un Rocío inolvidable. Este año pasará a la historia de la Romería del Rocío por razones obvias. Si hace algo más de 80 años una tragedia como la Guerra Civil fue lo que impidió que se celebrara el que hoy es uno de los acontecimientos religiosos y festivos más importantes del mundo, este 2020 una pandemia global ha dejado los caminos y el paisaje rociero vacío de peregrinos, cantes y rezos. Los onubenses devotos de la Blanca Paloma, sin haber pisado la arenas de la aldea, estamos seguros de que recordarán este Rocío toda su vida. Pese a todo, desde la distancia, muchos de ellos han encontrado consuelo en el monumento que en honor a la patrona almonteña se levantó en la plaza del Punto. Este lugar, durante la última semana, se ha llenado de velas, ramos de flores y mensajes dejados por particulares, grupos o reuniones de amigos que no han podido vivir juntos la romería, pero a los que les sigue uniendo una misma devoción, haya o no haya Rocío.
