CONFIDENCIAL

Finca a finca contra el bulo del Ingreso Mínimo Vital

Ya lo hemos estado viendo estos días: colas kilométricas de personas migrantes a las que les han dicho que empadronándose en el municipio de turno tendrán acceso al Ingreso Mínimo Vital –y no, no es así, hay más requisitos-.

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Huelva

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Finca a finca contra el bulo del Ingreso Mínimo Vital

  La historia no es nueva, por desgracia, y siempre hay quien se intenta aprovechar de las situaciones más vulnerables. Así, se han encargado de difundir el bulo a cambio de sacarles a estas personas el dinero de la gasolina para llevarlas hasta allí, el de las fotocopias o el de las solicitudes –que realmente son gratuitas-, dándoles falsas esperanzas al tiempo que les sacan lo poco que tienen. Por ello, tanto UPA –que fue la que dio la voz de alarma- como organizaciones como Cruz Roja o Mujeres en Zona de Conflicto (MZC) andan estos días recorriéndose el terreno, finca a finca, informando de que todo se trata de un engaño y de que, en esos casos en los que los requisitos no se cumplen, no merece la pena gastar tiempo y dinero en un trámite que, por mucho que les hayan dicho, no les va a dar acceso al Ingreso Mínimo Vital. Conspiración e hipoxia. Quien inventó el término ‘nueva normalidad’ para referirse al modo de seguir con nuestra vida tras el estado de alarma bajo la amenaza constante del temido rebrote del Covid-19 quizá no contaba con el típico invitado de última hora dispuesto a dar la nota. Nos referimos a los defensores de las teorías de la conspiración, con miembros ilustres en sus filas como Miguel Bosé o Bunbury, y cuyo mensaje básicamente consiste en recordarnos que somos unos pobres borregos que nos dejamos manejar por oscuros poderes, independientemente de que estos tengan su sede en La Moncloa, en casa de Bill Gates o en la del magnate George Soros. No hemos podido evitar incluir en esta misma categoría el mensaje que está circulando desde hace días por grupos de WhatsApp alertando a la población sobre el riesgo de sufrir hipoxia (falta de oxígeno en la sangre) por usar mascarilla. La explicación que se da es que que, al respirar, se exhala dióxido de carbono (CO2), que vuelve a ser inhalado provocando esa falta de oxígeno en el organismo, que se traduce en mareos, pérdida de reflejos e incluso de consciencia. El bulo, como podrán imaginar, no se sostiene de ninguna manera, ya que salvo que se sufra alguna patología respiratoria previa, la mascarilla no supone ningún problema, ya que no es estanca y no impide el paso de los gases –como el oxígeno o el dióxido de carbono–: su misión es filtrar las partículas nocivas. En caso de que fuera cierto, ningún cirujano podría operar con ella durante horas en plenitud de facultades, por poner un ejemplo. Por lo tanto, recomendamos no contribuir a la difusión de este tipo de patrañas relacionadas con la salud pública precisamente cuando el riesgo de perder todo lo ganado durante los meses de confinamiento es ahora mayor que nunca. Una calle en Huelva para José Vilaplana. En el día de ayer traíamos a esta sección del Runrún la firme posibilidad que está barajando el Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Hinojos para ponerle el nombre de una de las plazas de la localidad a Fernando Simón. Y hoy nos hacemos eco de un movimiento ciudadano, surgido a través de la red social Facebook, en el que solicitan que en la capital onubense se le ponga el nombre de una calle a José Vilaplana, que en los próximos días, y después de varios años cuajando una excelente labor reconocida por todos, va a dejar de ser el obispo de la Diócesis de Huelva. Y desde que se hizo la propuesta, están siendo infinidad las asociaciones, hermandades, colectivos en general y particulares que han mostrado su agradecimiento por la labor desmedida y desinteresada que ha acometido en la Diócesis de Huelva durante estos 14 años de Ministerio Episcopal, siendo un clamor popular el deseo de reconocer su entrega con la rotulación de una calle a su nombre, como refleja por ejemplo la Hermandad de la Victoria, que ha sido una de las que públicamente se ha sumado a la petición para que el Excelentísimo Ayuntamiento de Huelva rotule una de las calles de nuestra ciudad con el nombre de 'Obispo D. José Vilaplana'. Es de esperar que la iniciativa tenga un final feliz porque sería merecida y de justicia.

Conspiración e hipoxia. Quien inventó el término ‘nueva normalidad’ para referirse al modo de seguir con nuestra vida tras el estado de alarma bajo la amenaza constante del temido rebrote del Covid-19 quizá no contaba con el típico invitado de última hora dispuesto a dar la nota. Nos referimos a los defensores de las teorías de la conspiración, con miembros ilustres en sus filas como Miguel Bosé o Bunbury, y cuyo mensaje básicamente consiste en recordarnos que somos unos pobres borregos que nos dejamos manejar por oscuros poderes, independientemente de que estos tengan su sede en La Moncloa, en casa de Bill Gates o en la del magnate George Soros. No hemos podido evitar incluir en esta misma categoría el mensaje que está circulando desde hace días por grupos de WhatsApp alertando a la población sobre el riesgo de sufrir hipoxia (falta de oxígeno en la sangre) por usar mascarilla. La explicación que se da es que que, al respirar, se exhala dióxido de carbono (CO2), que vuelve a ser inhalado provocando esa falta de oxígeno en el organismo, que se traduce en mareos, pérdida de reflejos e incluso de consciencia. El bulo, como podrán imaginar, no se sostiene de ninguna manera, ya que salvo que se sufra alguna patología respiratoria previa, la mascarilla no supone ningún problema, ya que no es estanca y no impide el paso de los gases –como el oxígeno o el dióxido de carbono–: su misión es filtrar las partículas nocivas. En caso de que fuera cierto, ningún cirujano podría operar con ella durante horas en plenitud de facultades, por poner un ejemplo. Por lo tanto, recomendamos no contribuir a la difusión de este tipo de patrañas relacionadas con la salud pública precisamente cuando el riesgo de perder todo lo ganado durante los meses de confinamiento es ahora mayor que nunca. 

Finca a finca contra el bulo del Ingreso Mínimo Vital

Una calle en Huelva para José Vilaplana. En el día de ayer traíamos a esta sección del Runrún la firme posibilidad que está barajando el Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Hinojos para ponerle el nombre de una de las plazas de la localidad a Fernando Simón. Y hoy nos hacemos eco de un movimiento ciudadano, surgido a través de la red social Facebook, en el que solicitan que en la capital onubense se le ponga el nombre de una calle a José Vilaplana, que en los próximos días, y después de varios años cuajando una excelente labor reconocida por todos, va a dejar de ser el obispo de la Diócesis de Huelva. Y desde que se hizo la propuesta, están siendo infinidad las asociaciones, hermandades, colectivos en general y particulares que han mostrado su agradecimiento por la labor desmedida y desinteresada que ha acometido en la Diócesis de Huelva durante estos 14 años de Ministerio Episcopal, siendo un clamor popular el deseo de reconocer su entrega con la rotulación de una calle a su nombre, como refleja por ejemplo la Hermandad de la Victoria, que ha sido una de las que públicamente se ha sumado a la petición para que el Excelentísimo Ayuntamiento de Huelva rotule una de las calles de nuestra ciudad con el nombre de 'Obispo D. José Vilaplana'. Es de esperar que la iniciativa tenga un final feliz porque sería merecida y de justicia.

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