CONFIDENCIAL
El runrún: Parquímetros antivirus
Pocas cosas hay más irritantes para el veraneante que disfruta de sus vacaciones en un enclave costero que un parquímetro. Aunque están acostumbrados en muchos casos a convivir con ellos el resto del año, en verano este sentimiento de estar siendo esquilmados por el Ayuntamiento de turno se agudiza aún más con precios abusivos y horarios disparatados.

Y dando gracias, además, si has tenido suerte de encontrar donde dejar el coche aunque sea a la sombra de estos artilugios recaudatorios. Pero este verano el cabreo ha subido de nivel al quedar las autoridades municipales en evidencia a causa del coronavirus.

El razonamiento de quienes ponen la cara colorada a alcaldes y alcaldesas es de una lógica aplastante. Todos ellos sin excepción explicaron que una de las medidas que se adoptarían esta temporada para minimizar el riesgo de contagio en las playas de sus municipios era la supresión del servicio de duchas. El motivo no se discutió, ya que para usar estas instalaciones necesariamente hay que compartir los pulsadores que los ponen en funcionamiento. Sin embargo, no hace falta ser un lince para deducir que si esto es así, las mismas precauciones deberían tomarse con el resto de objetos de uso público que encontramos en la calle y que no hay más remedio que tocar para que funcionen: los parquímetros, por ejemplo. Pero en este caso los ayuntamientos tendrían que renunciar a mucho dinero y eso, al parecer, no hay pandemia que lo justifique.
Vecinos tóxicos. No nos cansaremos de repetir que el aspecto de una ciudad, lo ciudadas y limpias que estén sus calles, depende en gran medida de la educación de sus habitantes. Y tampoco es la primera vez que mostramos nuestro pesimismo sobre este asunto viendo lo que podemos encontrar en muchos rincones de la capital. Nos entristece ver que poco hemos avanzado desde aquellos tiempos en los que nos premiaban por nuestro buen hacer en este ámbito –¿se acuerdan de aquella extraña ‘Escoba de plata’ de 2015?– mientras la OCU nos ponía en nuestro sitio colocándonos como la sexta más sucia de España, a años luz de capitales como Oviedo, Bilbao o Gijón, las primeras del ránking en cuanto a limpieza. ¿Se trata quizá de un problema de percepción? Nos tememos que no, ya que no hay más que darse una vuelta por muchos rincones de la ciudad para ver cómo proliferan minivertederos con total impunidad. Los que hoy traemos son de estos últimos días y no hablamos de descampados ni de desiertos polígonos industriales, sino de calles perfectamente integradas en el casco urbano a las que estampas como estas les dan un aspecto tercermundista.

Cepillos digitales para la Iglesia del futuro. A partir de ahora no existirá la excusa de no llevar dinero en efectivo. Caixabank ha creado un cepillo digital en el que puedes pagar con tu tarjeta de crédito, teléfono móvil o incluso con un 'smartwatch'. No solo soluciona el problema de no llevar 'cash', sino que se adapta a la situación actual. Con la crisis del Covid-19 evitamos el contacto, mantenemos las distancias y la limpieza es imprescindible, por ello el nuevo método para realizar una aportación a la iglesia se adecua a las circunstancias y ofrece un servicio sin necesidad de ningún contacto físico, de forma segura, gratuita, inmediata y fácil. El modelo especial de TPV 'contactless' cuenta con un tope a la hora de realizar un donativo: un máximo de 20 euros. El primer 'cepillo digital' de la provincia fue instalado hace ya un año en la ermita del Rocío, lugar con un gran número de visitas, tanto de turistas como de los propios almonteños u onubenses. Además, la entidad financiera también permite la realización de donativos a entidades sociales desde cualquier lugar y enviar de manera inmediata su aportación. Basado en el sistema Bizum, el servicio es especialmente apto para donar pequeñas cantidades de dinero. La operación se realiza al instante, de forma totalmente segura, y el dinero llega a su destino en menos de cinco segundos, sin introducir números de cuenta y de manera gratuita.
