CONFIDENCIAL
El runrún: Carolina Marín y lo extraordinario
A estas alturas nadie duda de que Carolina Marín es la mejor jugadora de bádminton de la historia. Su oro olímpico, tres mundiales y cuatro europeos destacan en su palmarés, pero la onubense ha demostrado que su trascendencia va más allá de sus logros, pues con su forma de competir ha sido bandera de su deporte e inspiración para otros deportistas y ciudadanos de a pie que identifican en ella los ideales y valores que todos admiramos.

Su constancia, capacidad de lucha, de sacrificio y trabajo siempre han estado ahí, pero han brillado aún más en unos meses muy complicados, en los que sufrió una grave lesión de rodilla. Este aspecto centra un pequeño adelanto que la propia Marín ha difundido en sus redes sociales del documental del Prime Video de Amazon titulado’ Puedo porque pienso que puedo’ (I can because i think that i can). En él, junto a imágenes en las que se ve a la onubense devolviendo a raquetazos los volantes mientras permanece en una posición fija, con la muleta y la rodilla vendada, se reproduce un mensaje de su entrenador, Fernando Rivas, en el que trata de mentalizar a la campeona de lo que tiene que estar dispuesta a hacer para ir más allá y conquistar los Juegos Olímpicos de Tokio, teniendo en cuenta de que partía de la lesión. Fernando Rivas le dice a Carolina “si te conviertes en una persona normal dejas de hacer cosas extraordinarias y tú me da la sensación de que quieres incorporar a tu vida extraordinaria cosas más mundanas, pero ¿eso te lleva a tener más opciones de ganar los Juegos Olímpicos? Ninguna. Al contrario. Y tu me dices, es que soy humana. Vale. Está bien, pero tienes que decidir qué tipo de humano eres, el ordinario o el extraordinario. El ordinario hace cosas normales y el extraordinario hace cosas como las que tú has hecho. Y el superextraordinario sale de una lesión y gana unos Juegos Olímpicos en el mismo año”. Pese a la pandemia de coronavirus covid-19 que tenemos encima, pese a la triste muerte de su padre, Gonzalo Marín, seguro que Carolina Marín no ha perdido su meta de vista y seguirá demostrando por qué es extraordinaria. Como adelanto está más que bien de un documento audiovisual que se presenta interesante.

Al Holea en patinete. No nos engañemos. El hecho de que el centro esté cada vez más desierto de tiendas y otros factores como contar con cines y restauración a mano convierten a Holea en uno de los puntos más concurridos de la ciudad, pero los cierto es que a mano, lo que se dice a mano, no pilla. Tenemos el transporte público y el parking allí para ir en coche si queremos, pero si preferimos contaminar un poco menos y además quitarnos del engorro que supone coger el coche, aparcar y tal, la opción patinete –además de, por supuesto, la de ir a pie, aunque esto nos pueda llevar un buen rato- sería una buena alternativa. Además, el hecho de que estos medios de transporte estén cada día más de moda han hecho al centro comercial ir un paso más allá y facilitarle las cosas a todo aquel que opte por desplazarse de esta manera. ¿Qué cómo? Pues instalando un aparcamiento y punto de recarga gratuito para patinetes eléctricos en sus instalaciones. Se encuentra en la planta baja, junto a Primark. Y recuerda que luego, en el manillar, las bolsas pesan menos son más fáciles de llevar.

