CONFIDENCIAL
El runrún: Luto en un emblemático bar de Pablo Rada
Siguen las noticias luctuosas relacionadas con el mundo hostelero de Huelva. Si este martes teníamos que despedir a María Corrales, madre de la mejor tortilla de patatas de España, la del Bar Juan José, este miércoles hay que lamentar la pérdida del propietario de un emblemático bar de Pablo Rada.

Y es que toda muerte embarga de pena el corazón pero el pellizco es aún más hondo cuando se trata de una persona joven, como es el caso. Ha fallecido a los 43 años años el propietario del bar restaurante El Rincón de la Rocina, Jesús del Toro, al que todos conocían como ‘Julen’. Seguro que si no les suena el nombre de vista saben quien era, pues activamente estaba al pie de su negocio. Durante muchos años se ha granjeado el cariño y la amistad de muchos clientes con su buen hacer y un repetino infarto se lo ha llevado. Su imagen era inconfundible. Siempre iba bien vestido, con el pelo engominado hacia atrás y luciendo músculos y tatuajes, pero sobre todo exhibiendo su carácter alegre y servicial. Los comentarios de impacto en las redes sociales se han sucedido con velocidad. Muchas personas aún no se lo creen y todos han coincidido el destacar que era una gran persona, alegre, amable, peculiar y que le quedaba mucho por vivir. ‘Cerrado por defunción’ se puede leer en la persiana bajada de un negocio tan lleno de vida a diario y que ahora guarda silencio en señal de luto y respeto ante la pena. Sobre todo eso deben imperar los buenos recuerdos y por eso rescatamos el capítulo que le dedicó Marcos Gualda en su libro ‘El actor secundario’, que reproducimos a continuación, no sin antes mandar un fuerte abrazo a su pareja, su familia y todos sus compañeros y conocidos:

Salvo los obligados períodos de exilio académico, uno ha vivido siempre en Huelva. Según lo veo, esto me ha deparado no pocos privilegios. Por ejemplo, asistir a la evolución de las personas, tanto de aquéllas con las que he intimado como de otras a las que solo he conocido “de vista”. En estos casos, además, supone un placer añadido para un voyeur como yo imaginar cómo transcurren sus vidas. Estos días de paseos tardíos han venido a fomentar este placer no culpable. Hace más de veinte años que conozco de vista a un hombre, hoy cuarentón, que trabajaba de camarero en un conocido restaurante del centro de Huelva, famoso por su revuelto de la casa. Por aquella época era un joven alfeñique, de apariencia noble, simpático, y probablamente del Alosno. Con el paso de los años abandonó aquel trabajo y montó su propio negocio de hostelería en Pablo Rada. Cada vez que nos cruzamos y no nos saludamos, aparece más ancho y musculoso, quizás el tren inferior más descuidado. Aquel joven tirillas, algo tímido, hoy parece un culturista. Cuando coincidimos luce de buen humor, con ese aire ligero y satisfecho que imprimen los años a los que hicieron las cosas a su tiempo y bien. Yo sigo siendo un desconocido para él. Me alegra el día cada vez que lo veo.
Este hombre me tiene más feliz que nunca. Se ha enamorado. De una muchacha más joven. Y ahí los tengo, alumbrándome el camino en mis paseos, enroscados, flirteando, comiéndose a besos, dándose cariño, fuerte y flojo, en la puerta del bar de Pablo Rada o a la salida del gimnasio de Vázquez López. Él con su camiseta de tirantas. Ella con su larga cabellera agitanada. Y es extraño, porque siento las mariposas de ese hombre como si fueran mías. Quizás es que llevamos más de veinte años compartiendo los mismos atardeceres. Quizás esté proyectando en él emociones del pasado. Quizás ese conocernos “de vista”, después de todo, haya obrado algún milagro.
Marcos Gualda

Tomi, recreativista de cuna. Isa y Nacho son un matrimonio onubense que, como tal, aman todo lo que tiene que ver con su tierra. Y el Recreativo de Huelva no es ninguna excepción. Con él han viajado, han sufrido, han disfrutado y ahora, desean que ese sentimiento también tenga un huequito en el corazón de Tomás, su hijo, que cuenta con siete días de vida. Se han apresurado a sacar el abono del pequeño Tomi para que un día, pueda presumir de haber sido el abonado más joven de todo el recreativismo. No durará mucho porque, como Isa y Nacho, otros tendrán el mismo deseo. Pero siempre quedará en esta bonita familia, el precioso recuerdo del primer carné en la vida del pequeño Tomi.
