CONFIDENCIAL
El runrún: En el centro, no… en el Matadero ¿sí?
De seguro, nadie (quizá solo los servicios de emergencias) saben cómo se llama, ni su país de procedencia ni por qué ha acabado viviendo en las calles de Huelva, con un banco por cama y el balcón de un edificio por techo, como tantas otras personas sin hogar.

No se le conoce, no, pero a lo largo del último año todos los onubenses que en su trayecto al trabajo, al ocio o en dirección a su casa, hayan cruzado por El Punto y dirigido sus pasos hacia la calle Berdigón lo han podido ver en su banco, entre bolsas y briks de vino, sobreviviendo con limosnas o comida que algunas personas le han estado acercando. No ha sido una (sino muchas más) las veces que los servicios sanitarios, alertado por algún vecino o viandante, se han trasladado a la zona a comprobar el estado de salud de este inmigrante, en ocasiones inmóvil durante largas horas. Hace ya algunas semanas, de repente, se le dejó de ver: el banco volvía a estar vacío y había varias posibles opciones que explicaran su marcha, desde su ingreso en un centro hospitalario por su delicada situación o su acogida por alguna entidad, derivado desde los Servicios Sociales. No, ninguna de esas opciones parece que era la correcta. El inmigrante sigue en la calle pero por iniciativa propia (o a saber si por sugerencia) ha cambiado de zona y ahora se encuentra al llegar al barrio del Matadero, exactamente en las mismas condiciones. Ha vuelto a ocupar mobiliario urbano para evitar el frío del suelo en las noches, cubierto de un edredón, y el resto del día se cobija junto a un inmueble. Aquí se le ve menos que en el centro.


No se le conoce, no, pero a lo largo del último año todos los onubenses que en su trayecto al trabajo, al ocio o en dirección a su casa, hayan cruzado por El Punto y dirigido sus pasos hacia la calle Berdigón lo han podido ver en su banco, entre bolsas y briks de vino, sobreviviendo con limosnas o comida que algunas personas le han estado acercando. No ha sido una (sino muchas más) las veces que los servicios sanitarios, alertado por algún vecino o viandante, se han trasladado a la zona a comprobar el estado de salud de este inmigrante, en ocasiones inmóvil durante largas horas. Hace ya algunas semanas, de repente, se le dejó de ver: el banco volvía a estar vacío y había varias posibles opciones que explicaran su marcha, desde su ingreso en un centro hospitalario por su delicada situación o su acogida por alguna entidad, derivado desde los Servicios Sociales. No, ninguna de esas opciones parece que era la correcta. El inmigrante sigue en la calle pero por iniciativa propia (o a saber si por sugerencia) ha cambiado de zona y ahora se encuentra al llegar al barrio del Matadero, exactamente en las mismas condiciones. Ha vuelto a ocupar mobiliario urbano para evitar el frío del suelo en las noches, cubierto de un edredón, y el resto del día se cobija junto a un inmueble. Aquí se le ve menos que en el centro. Una curiosa mascota. Para quien no lo conozca hay una asociación que se llama La Tropa de Isra, con presencia en todas las redes sociales, que trabaja activamente por la Miembro particular por la defensa y el cuidado de animales en estado de abandono y peligro. De este modo, constantemente da cuenta de diferentes casos de animales que necesitan ayuda. Como se imaginarán la mayoría son perros y gatos, pero también hay aves y animales menos habituales. Hace unos días uno de los protagonistas procedía de Palos de la Frontera y era nada más y nada menos que un meloncillo. En la foto pueden ver su aspecto, pero igual muchos nunca han visto uno. Conocido vulgarmente como mangosta común o egipcia se trata de un mamífero carnívoro que fue introducido en la penísula ibérica procedente de África hace siglos para controlar plagas. Se alimenta de conejos, micromamíferos y reptiles, sobre todo culebras, aunque también come aves, insectos, carroña, etc. Está probado que fue una mascota para los egipcios y se ve que también lo es en la actualidad en algunos campos. Se le considera bien integrado en ecosistemas como Doñana. Lo curioso de este animal encontrado en Palos es que tenía cascabel. “Una conocida se ha encontrado este
Solidaridad escolar con La Palma. Seguro que muchos de nuestros lectores estarán de acuerdo en que la información que nos llega desde la isla canaria de La Palma ha experimentado dos cambios en los últimos días. El primero, el más evidente, el propio volumen de las noticias sobre este asunto, que se redujo drásticamente al cabo de una semana de entrar en erupción el Cumbre Vieja, y que transcurrido un mes resulta aún más llamativo. El segundo es el haber perdido de vista su dimensión humana, un aspecto que sí vimos durante los primeros días muy gráficamente al asistir en directo a la destrucción de cientos de viviendas y con ellas la vida de muchas personas, que aunque sobrevivieron se vieron en la calle de la noche a la mañana. Los informativos estos días se asemejan más a una clase de geología, donde, habituados ya al espectáculo natural, se nos va actualizando el número de bocas eruptivas o los kilómetros cuadrados que ha arrasado la colada volcánica en su camino hacia el mar. Por eso nos ha llamado la atención la iniciativa que ha tenido el colegio marista, que está animando a sus alumnos a escribir cartas –de las de toda la vida– dando ánimos y mostrando su solidaridad a los niños de la isla, los destinatarios de estas misivas escritas de puño y letras por los escolares onubenses. Desde aquí, nuestra enhorabuena, ya que es una interesante forma de romper ese halo de irrealidad que tienen las tragedias vistas por televisión y les ayuda a ponerse en el lugar de los demás, especialmente cuando los que sufren son niños como ellos.
