CONFIDENCIAL

El runrún: Al obispo le salen las cuentas

Anda el Obispado de Huelva preparando la celebración del Día de la Iglesia Diocesana, que se conmemora el 7 de noviembre, y ha aprovechado para compartir algunos interesantes datos sobre la implicación de los católicos onubenses con la institución religiosa.

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En un balance del pasado año 2020, pone sobre la mesa la encomiable labor de los 631 voluntarios de Cáritas, “que se han desvivido por ayudar a quienes peor lo estaban pasando”. Pero como la Iglesia no sólo pide a sus feligreses que entreguen parte de su tiempo a los demás, el informe también hace referencia a las aportaciones económicas de particulares que permiten el funcionamiento de la siempre compleja estructura eclesiástica. De los casi 6,5 millones de euros –6.498.206,27 €– que la Diócesis ingresó en 2020, el 23,80% –es decir, algo más de un millón y medio de euros– procede de la aportación directa de los fieles. Aparte, y en números gruesos, un tercio proviene de la famosa ‘X’ de la declaración de la renta, otro 10% de ingresos de patrimonio y otras actividades; otro 10% de ingresos extraordinarios; y un 23% de otros ingresos corrientes. En el apartado contrario, la Iglesia asegura haber gastado gastado casi cinco millones y medio –5.496.228,02 €– de este modo: 22,60 % en acciones pastorales y asistenciales; 34,50 % retribución del clero y el personal seglar; 10,40 % aportaciones a los centros de formación; 20,60 % conservación edificios y gastos de funcionamiento; y 11,90 % de gastos extraordinarios. El balance, con un millón de euros de superávit, ya lo quisieran para sí muchas empresas en un año tan terrible como fue el pasado 2020, por lo que imaginamos que en el palacio del Conquero estarán contemplando ya distintas alternativas para dar a semejante capital el mejor uso social posible.

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Políticos que inauguran supermercados. Los solemos ver abriendo nuevas calles, plazas o rotondas, puentes, obras varias y hasta farolas o semáforos de alguna avenida si hace falta. La cosa es inaugurar, señal (supuestamente) de que hay avances y de que se da cumplimiento a la promesa que, tras unas elecciones, les llevó a la institución que representan. No hay cargo público que no eche mano de protocolo, puesta en escena y foto. Las inauguraciones no sólo forman parte de la promoción de los y las políticas que nos representan en ayuntamientos, diputaciones o gobiernos, sino que parecen ser desempeños que van incluidos en el sueldo de los cargos públicos/institucionales, ya sean alcaldes o presidentes de gobiernos. Pero en Ayamonte, su alcaldesa, Natalia Santos, ha ido un paso más allá y ha proclamado en sus perfiles en redes sociales que ha asistido al acto de apertura de un supermercado (de una conocida cadena) y acompaña el anuncio con una amplia muestra de imágenes. A Santos se le ve en el amplio reportaje de la inauguración (de una empresa privada) como protagonista incluso del corte de cinta junto a otra persona, supuestamente responsable del establecimiento, rodeada de decenas de trabajadores. La apertura del cualquier negocio es una magnífica noticia en Ayamonte o en cualquier otro pueblo o ciudad de esta provincia por generar puestos de trabajo e impulsar la economía. De seguir esta tónica, de la la regidora de Ayamonte, no van a tener días de la semana los alcaldes y alcaldesas para sumar a sus obligaciones públicas la de asistir a aperturas privadas porque, ya puestos, el mismo derecho tiene una gran cadena que una modesta tienda de barrio.  

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Frank Cuesta se pasa de listo. Ya les contamos hace unos días el pesar que reinaba en la asociación El Burrito Feliz tras conocerse la muerte de diez de estos animales, a los que el Gobierno valenciano abandonó a su suerte en el monte. Trataba la consejería encabezada por la política de Compromís Mireia Molla de colgarse la medalla de haber creado una unidad de burros bombero como la que funciona con notable éxito en Doñana. Sin embargo, su ignorancia la pagaron con su vida los pollinos. De este triste episodio se hizo eco el siempre polémico presentador Frank Cuesta, que arremetió contra la consejera y contra la nueva política que acostumbra a otorgar cargos a personas sin preparación. Además de esta reflexión, que cualquiera compartiría, el conductor de ‘Wild Frank’ también hizo gala de su fama de ‘bocazas’ al realizar afirmaciones que no han hecho ninguna gracia en la asociación onubense. En efecto, Frank Cuesta recordaba que la idea de usar burros bomberos en cortafuegos había funcionado bien en Doñana y añadía que él había estado allí comprobándolo. Además, atribuía ese esfuerzo exitoso a una asociación británica asentada en España. Lógicamente, el equipo femenino de El Burrito Feliz ha salido al paso para poner los puntos sobre las íes. En primer lugar, estas voluntarias aseguran que nunca le habían visto por allí: “No lo conocemos de nada”, asegura Cristina Mariño, coordinadora de la Unidad de Burros Bombero de Doñana. “Pero es que, para colmo, ha atribuido el éxito de nuestro trabajo, que pagamos de nuestros bolsillos, a una asociación inglesa, asentada en Málaga, que usa los burros en iniciativas bastante alejadas de nuestro total altruismo, lo cual es más de lo que podemos encajar”. Este proyecto se define como “un esfuerzo de mujeres, trabajadoras y universitarias, que lo damos todo en nuestro tiempo libre por los asnos y la protección de los bosques de cara a los incendios de verano”. Aseguran que ya le han pedido a Frank que rectifique y le han sugerido que, “esta vez de forma real, venga a nuestros cortafuegos y trabaje con nosotras una jornada con estos burros, que a diferencia de los de Castellón, si están perfectamente cuidados y atendidos”.

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