El runrún: ¿A qué continente se ha ido Pepe ‘El Marismeño’?

En este no parar hay un referente constante, su isla para el descanso y para sí mismo, Punta Umbría, al que él llama su paraíso, y al que onubenses y foráneos que conocen el lugar secundan sin pensarlo y con todo el significado que encierra. Hace solo unos días, pudimos ver al artista en la Casa Colón, en el homenaje que el Ayuntamiento ofreció a todos los onubenses que han encarnado a los Reyes Magos y a la Estrella de la Ilusión en la Cabalgata de Reyes de Huelva, que este año cumplió su centenario. Ahí estaba Pepe, el embajador de Gaspar en 2008. Hoy está a varios miles de kilómetros, en otro continente, aunque llevando siempre a Huelva por bandera. Así lo ha anunciado en sus redes sociales junto a fotos en la que muestra a sus amigos y seguidores playas de arena blanca y palmeras (no son pinos característicos de la costa onubense), casas coloniales de colores y escasa altura, buenas instalaciones hoteleras y marisco no recogido en aguas costeras onubenses (no todo va a ser nuestra gamba blanca, hay que ampliar horizontes): es el caribe africano. El artista onubense lleva varios días en Cabo Verde y sus fans le alaban el gusto y no paran de enviarle mensajes con buenos deseos y bromas sobre la dieta que está llevando en tierras africanas. “Ya vemos que has empezado la dieta”. “Anda que te estás comiendo un tomate aliñado”, dicen con humos los comentarios. No dudamos en que Pepe esté disfrutando, lo que no sabemos si el viaje responde solo a ocio o hay algún interés laboral o de negocios en la escapada de este artista querido en su tierra. Tendremos nuevas noticias, seguro.    

Arboricidio navideño. A estas alturas, hasta los más perezosos habrán encontrado un ratito en el que entretenerse desmantelando la decoración navideña de la casa, que incluye principalmente –aquí va en gustos– el belén, el árbol de Navidad, e incluso esas guirnaldas luminosas que, cuando no son usadas con moderación, hacen que ciertos balcones parezcan bares de carretera, ustedes nos entienden... El árbol suele ser lo más engorroso de desmantelar, especialmente si lo tenemos sobrecargado de adornos, para luego devolverlo a altillo hasta que llegue de nuevo diciembre. Hay quienes siguen prefiriendo los árboles naturales en vez de los sintéticos, que no sólo son reutilizables año tras año, sino que hace innecesario imágenes como esta, en la que un árbol que hasta hace poco vivía y crecía como cualquier otro, acaba en un contenedor de basura por un capricho navideño.