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Capirotazos: El pellizco de Jeromo Segura
El maestro -por partida doble- Jeromo Segura tiene el gracejo de la gente llana y sencilla pero repleta de sincero talento y verdad en lo que dice y en lo que canta. El cantaor onubense lleva por bandera esa mágica simpleza que consigue maravillar a todo aquel que comparta con él un ratito de charla o le contemple cantar como los ángeles.

Haciendo uso de esa claridad, Jeromo Segura, cofrade onubense de pro y durante muchos años costalero, ha querido revelar las circunstancias en las que se despierta su cante por saetas en la Semana Santa. No tiene nada que ver con un rito o un plan bien pautado, sino que es más un dejar sentir que desemboca en lo inevitable, el verso cantado brotando de sus labios como un manantial de luz. Explicaba con el compañero Rafa Adamuz en El Llamador de Canal Sur Radio que la clave de todo está en “el pellizco” y que sólo canta cuando lo siente al contemplar un sagrado titular en la calle, esté donde esté y sea cuando sea. “Es de imprevisto. Cuando me pellizca canto y mi familia ya no me pregunta si voy a cantar, sino que se da cuenta cuando me viene”, afirmó. Detalló que “yo no llevo traje y voy como uno más por la calle hasta que se me despierta. Es algo mágico y muy bonito y mis hijas ya no me pregunta, ven cuando va a pasar”. Agregó que tiene un truco y es comenzar a templar la voz para hacerse hueco y llegar hasta la imagen. “En el momento me voy templando ya la gente manda a callar y abre paso”, reconoció Segura, que aseguró que sólo ve la Semana Santa de Huelva, porque es la que siente y disfruta con su familia, de la que alabó su gran calidad: “es increíble, muy bonita”. Es por ello que atesora muchas anécdotas y momentos. Ha sido 20 años costalero de la Victoria y ha cantado en más de un relevo desde fuera o incluso desde dentro del paso, bajo las trabajaderas del Señor Cautivo. Recuerda cómo se le “partió el alma” viendo venir al Señor de las Penas y tuvo que cantarle. Este año cantó el padre nuestro por seguirillas con las monjas dentro del convento de las Hermanas de la Cruz en la plaza Niña ante el Señor de Estudiantes. “Son experiencias que cada año son diferentes pero muy bonita”, afirmó sobre lo que viene después de ese instante de sensibilidad hecha arte en el que “te pellizca y te raspa”. Nosotros tampoco sabemos ni cuándo ni cómo, pero sentimos cuando canta Jeromo, como todo aquel que le escucha, ese pellizco, girado en remolino con ganas desde la piel al alma.


Un capataz de 5 años. Cuando se dice que algo se mama es porque se ha vivido con el corazón en los ojos desde temprana edad. Es entonces, cuando superan al entendimiento y la conciencia la abrumadora recolección de los sentidos, despiertos y dispuestos como esponjas a absorber todo. Pues eso hace ya un pequeño capataz de 5 años, Antonio Sánchez Jiménez, que aprendía este Viernes Santo el oficio delante de Antonio Sánchez del Pino, capataz del paso de misterio de la Hermandad del Sagrado Descendimiento y también su abuelo. Desde ese lugar privilegiado ya teje recuerdos inolvidables, un sentir propio que seguro que serán unos sólidos cimientos para un gran cofrade. Tiempo al tiempo.
El fotógrafo impenitente. Genio y figura hasta la sepultura, no falla dispuesto a hacer fotos de todas las hermandades de la Semana Santa de Huelva todo un clásico como Pedro Rodríguez, exalcalde pero para toda la vida fotógrafo y periodista, amante de las cosas de Huelva y de retratarlas, como hacía su padre. A pie de cada paso alza los brazos y enfoca con su móvil para hacer la foto precisa. “Estas fotos las utilizo para publicarlas en mi blog y ahí hago la otra parte que me gusta, escribir, y sirvo a amigos que tengo en las redes sociales y además me obliga toda la Semana a moverme de un sitio para otro y mantener mi actividad física y seguir en contacto con la gente”, relató a Manuel Jesús Montes en los micrófonos de El Llamador de Canal Sur Radio. “Con mis máquinas clásicas no lo haría, pero en el móvil lo llevo todo para hacer un periódico. Me siento un banco y desde ahí hago periodismo moderno, digital. Me hice periodista en los años 70 y llevo 12 años sin fallar un día en mi blog”, explicó ‘Rodri’, que sigue demostrando que está “muy en forma”. Es el fotógrafo impenitente.

El ‘photocall' de los monaguillos. En los cortejos procesionales, lógicamente, la mayoría de novatos o debutantes son niños. Muchos de ellos han tenido que esperar un poquito más para vivir la ilusión de vestirse para la ocasión y procesionar como parte de la hermandad hecha cofradía. Es curioso como viéndose en ese papel reacciona de forma alegre y se comportan casi como estrellas de cine o de música al ser objetivo del enfoque de las cámaras de los fotógrafos, que buscan un detalle especial de cada salida. En no pocas hermandades se ha podido ver en estos días a monaguillos que saludan a los fotógrafos con esa mágica ilusión inocente, como si estuvieran pasando por un 'photocall' en un estreno. Que les dure muchos años.
El obispo debutante. Y siguiendo con los noveles, uno de ellos, que también hace unos años fue niño, es el obispo de Huelva, Santiago Gómez Sierra. Desde que aterrizó en la Diócesis de Huelva para suplir al muy querido José Vilaplana no había tenido la oportunidad de vivir ninguna Semana Santa onubense in situ. Tras la pandemia le ha llegado la ocasión y hasta ha podido coger el martillo y ejecutar una levantá, como este Viernes Santo con el paso del Cristo de la Fe. A la hora de hacer balance de esta primera experiencia, destacó en Canal Sur Radio que es “muy positivo”. Dijo de las procesiones que las ve “con mucha dignidad y devoción, con mucha asistencia del pueblo y el balance no puede ser mejor. Las estaciones de penitencia tienen su propio lenguaje y nos dejan el mensaje de encontrarnos con el señor”.
