CONFIDENCIAL
El runrún: Vuelve un clásico de las Navidades
Aún hablamos de Covid-19, pero mucho menos que en los dos últimos años, y es habitual que vuelvan a celebrarse fiestas y eventos que habían quedado en suspense. Y como no podía ser menos, también ha vuelto un clásico de las navidades. Se trata del Colón Digital.



Campamento CaixaBank. Hablar del fenómeno de los ‘sin techo’ en unas pocas líneas, sabiendo la compleja realidad que se esconde tras este colectivo nada homogéneo, es apostar por el error. Aun así no queríamos dejar de compartir en esta sección una imagen que nos ha hecho llegar un lector a modo de denuncia, en la que se ve la entrada a la sucursal de Caixabank de la plaza de las Monjas –la que está junto al Banco de España– convertida en un improvisado campamento que, según sus explicaciones, se instala y se levanta diariamente cuando llega la tarde para ser desmantelado en horario matinal, coincidiendo con el horario de apertura de la entidad bancaria. Su queja, comprensible como no puede ser de otro modo, es que la presencia de estas personas, especialmente a horas más intempestivas, está provocando que muchos clientes decidan no utilizar los cajeros que Caixabank pone a su disposición –tres nada menos– en tan céntrico emplazamiento, ya que la sensación de inseguridad disuade a muchos de sacar dinero o realizar cualquier otra gestión bancaria con total tranquilidad. Dicho sea esto sin que nos conste que hasta ahora se haya producido ningún robo ni incidente entre clientes y estos ‘sin techo’. Obviamente, aunque en la sucursal conocen perfectamente esta realidad, no sabemos si han tomado alguna medida al respecto, como contactar con los servicios sociales para tratar de ofrecer un lugar más apropiado a quienes hoy por hoy pasan allí la noche.


Penosa imagen en Adoratrices. Y hablando de estampas que no ofrecen la mejor cara de la ciudad, ayer compartía un tuitero una de la avenida de las Adoratrices, a la altura de la calle Villamundaka, que debería avergonzar, a partes iguales, a vecinos y Ayuntamiento. Lógicamente en el primer caso nos referimos a los responsables de que la suciedad se haya adueñado de la zona y no a quienes lo sufren, como esta señora que no puede pasar con su silla de ruedas por la acera a causa de la basura acumulada. Pero también al Ayuntamiento, no tanto por no limpiar al ritmo que marca ese porcentaje de vecinos incívicos, sino por no emplearse con mano dura contra quienes desprecian las normas de convivencia más elementales, en este barrio o en cualquier otro de la capital.