CONFIDENCIAL

El runrún: El perrito de Valderas

La rueda de prensa donde Diego Valderas anunció su retirada de la primera línea política prometía incluso desde antes de empezar. Y es que a pesar de que, casi al mismo tiempo, la presidenta Susana Díaz andaba de visita en Hinojos, la sede provincial presentaba un lleno hasta la bandera.

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Muchos periodistas, lógicamente, teniendo en cuenta que el que comparecía era hasta el lunes vicepresidente de la Junta. Y además, con las heridas de la traición ’susanista’ aún recientes, todo parecía indicar que la intervención del bollullero tendría mucho de ajuste de cuentas con sus ex socios de gobierno. Pero el hecho de que los reporteros que cubrían la rueda de prensa fueran superados en número por los miembros de IU presentes en la sala, incluyendo desde compañeros de parlamento de Valderas hasta su propio hijo Javier, concejal en el Ayuntamiento de Lepe, indicaba que había algo más en el 'orden del día'. Y efectivamente, ese algo más era su adiós a la política de primer nivel, una despedida en la que se mostró visiblemente emocionado y donde puso en evidencia que en su decisión había pesado mucho el factor familiar. Fue incluso más concreto al poner un ejemplo: hacía tiempo que le había comentado a su mujer su intención de estar más tiempo en casa e incluso su deseo de comprar un perrito con el que dar paseos. Pues dicho y hecho, ya que, según explicó, había llegado la hora de comprarlo. Desde aquí, no obstante, le animamos a que se acerque a cualquiera de las perreras de la provincia, donde seguro que encontrará más de un candidato a regalarle el tiempo que él por fin ha conseguido robarle a la política. Tantos años, casi cuarenta desde que comenzó su militancia, han dado para mucho, pero probablemente pocos momentos de su vida pública trascendieron tanto como uno puramente anecdótico; el que protagonizó en 1994 cuando, junto al resto de diputados andaluces, sufrió un ataque de risa durante una sesión parlamentaria. En aquel momento, como presidente de la cámara, le tocó el complicado papel de intentar que las aguas volvieran al cauce de la formalidad. Sin éxito, como podemos ver en este video para el recuerdo.

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Cruzcampo vuelve a las azoteas onubenses. En ocasiones hay carteles publicitarios que con el paso de los años pasan a formar parte de la historia de las ciudades. En la capital onubense ocurrió con el luminoso de Cruzcampo, que durante muchos años estuvo presente en lo más alto de Huelva a través del bloque de viviendas situado en la plaza del Punto. Pues bien, tras su retirada hace un tiempo, ahora vuelve a lucir en una nueva azotea onubense, en esta ocasión en uno de los bloques de pisos de la prolongación de la avenida de la Andalucía, concretamente el que está justo en la rotonda de la Música. De esta forma, la marca cervecera vuelve a ocupar su hueco dentro de la capital onubense, aunque no sabemos si esta nueva ubicación tendrá el efecto conseguido por su predecesora. Todavía le quedan muchos años por delante.

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Ponce y el cartel de El Mundo. Coincidencia o no, resulta muy curioso que hayan coincidido en el tiempo la marcha de Antonio Ponce de la presidencia de la FOE con la retirada del cartel de El Mundo Huelva Noticias de la fachada de la que fuera su sede. Este medio cerró en 2010 y hasta esta semana ha mantenido su luminoso visible, un vestigio que recordaba lo que consigue cada vez que pone su mano en un negocio el que fuera ‘patrón’ de los empresarios. Ponce, que en su día dijo que vender periódicos era como hacerlo con lavadoras, presidió su consejo de administración y, como hizo en otros casos, dio muestras de sus grandes dotes empresariales, que condujeron al abismo a un periódico que funcionó en lo periodístico y fracasó en lo económico. Ahora la FOE también queda tocada en lo monetario, como quedó cerrada a cal y canto la Peugeot. Hay cosas que no cambian. Como rastro final de lo que fue El Mundo han quedado aún en las ventanas las pegatinas con el logo del periódico, esas bolas verdes a rayas horizontales. Nos gustaría saber si además de la retirada del cartel se ha procedido a limpiar y poner orden en la que fue su redacción, puesto que hasta ahora había quedado todo tal y como lo dejaron las personas que lo habitaron, pero cubierto por un espeso manto de polvo. ¿Saldrán ahora telarañas en otro lugar?

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