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El runrún: ¿En nombre de Huelva?

Encendían la mecha desde la Federación Onubense de Empresarios, aunque en la Diputación de Huelva no lo dudaron a la hora de recoger el guante. En el centro de la polémica, la industria, sí, pero también el hecho de cuestionar la opinión de una persona que, pública o no, tiene el derecho a expresarla libremente. Y, sobre todo, a cuestionarla en nombre de Huelva.

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Porque no ha sentado nada bien en distintos ámbitos que así sea como lo haya hecho el presidente de la Diputación, Ignacio Caraballo, que en la carta remitida al periodista Jesús Quintero le reprocha sus opiniones sobre la industria –calificada por éste de venenosa- “en nombre de la provincia de Huelva”. La cuestión es que se trata de un tema muy polémico y sobre el mismo existen en la sociedad onubense multitud de opiniones. ¿Puede entonces el presidente de la Diputación hablar en nombre de todos? No lo hace –porque no puede, o al menos no debe- en referencia a otros asuntos, y sin embargo en este caso no ha dudado un minuto a la hora de llamar la atención al periodista. Periodista que, por cierto, no es la primera vez que se pronuncia en este sentido acerca del Polo Químico y sus consecuencias en Huelva, aunque bien es cierto que en otras ocasiones no se le ha llamado la atención públicamente –lo más lógico, dado que no ha hecho otra cosa que expresar su opinión personal, y es libre de hacerlo-, por lo que había pasado mucho más desapercibido. Y es que la actuación primero de los empresarios con su comunicado, y luego de Caraballo con su misiva lo único que ha conseguido es poner el foco en estas opiniones –compartidas por muchos, criticadas por otros tantos-, hacer que las mismas lleguen a muchos más, e incluso crear una corriente a favor del comunicador, después de que hasta se haya llegado a insinuar que habría que retirarle los reconocimientos que ha recibido a lo largo de su trayectoria profesional. Es decir, todo lo contrario a lo pretendido.

Aquí no hay quien viva. A la hora de elegir el emplazamiento para un negocio o una vivienda, además de aspectos como el espacio, ubicación, luminosidad, calidades, etc, es fundamental saber cómo son los vecinos. Este elemento, que parece uno más, puede ser más importante de lo que nos creemos. Está claro que la realidad supera a la ficción y que hay gente peor que lo que retratan las televisivas ‘Aquí no hay quien viva’ y ‘La que se avecina’, aunque la media, se supone, está muy alejada. Pero yendo a casos prácticos, que les pregunten a las personas que, según hemos podido saber, iban a montar un bar en el local que se muestra en la foto, en la plaza de las Monjas. Buen sitio ¿no? Allí ya hay unos cuantos de establecimientos hosteleros, y en pleno centro y siendo lugar de paso de muchas personas, parece un enclave ideal para tener clientela. El local se corresponde con el que tuvo en su día Caja San Fernando y después Cajasol, y ahí sigue, a cal y canto. Por lo visto se esperaba que para Navidad estuviera ya abierto el nuevo negocio, pero se ve que han encontrado más dificultades de las previstas y ya no nos aventuramos a decir si habrá fecha de apertura. Y es que a alguien que vive arriba no le ha hecho mucha gracia tener un bar abajo. Será por el ruido, suponemos, o algo así, pero bueno, también tendrá otras ventajas. Lo cierto es que este ilustre vecino, empresario reconocido para más señas, no quiere colegas del gremio de los emprendedores junto a su portal. ¿Habrá hecho algo más que quejarse? Curioso es que en la planta superior a la del local hay viviendas con carteles de venta o alquiler. Será que ¿aquí no hay quien viva?

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Cartel ortopédico. Todo el que tiene carnet de conducir se supone que conoce el significado de las señales de tráfico, como mínimo de las más básicas y habituales. Sin embargo, cuando la experiencia crea la necesidad de añadir aclaraciones a las mismas significa que está más que comprobado que el mensaje no queda del todo claro. Es lo que ocurre en Huelva capital con una señal de prohibido aparcar que detalla que la prohibición se extiende a lo largo de tres metros, con el aviso de retirada del vehículo por parte de la grúa los días laborables de 9.00 a 21.00 horas, excepto subida y bajada de discapacitados a la Ortopedia La Merced. Debajo un cartel, rudimentario y escrito a mano, añade y recalca que es para pacientes, ni para el banco ni la pastelería. ¿Será el complemento suficiente para quien se agobia a la hora de buscar aparcamiento y se le abre el cielo al ver este hueco? Esperemos que sí.

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