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El runrún: Decibelios contra la debacle
¿Se rompería el aparato de megafonía del Nuevo Colombino el pasado domingo? Pues no es algo descartable, ya que lo que sí que es seguro es que el responsable de manejar el aparato le dio a toda tralla al botón del volumen justo a la conclusión del Recre-Girona con la intención de que no se escucharan los pitos y críticas de la afición contra el palco presidencial. No es la primera vez en la historia que se utilizan ese tipo de picarescas artimañas para tratar de amortiguar la crisis.

No tuvieron que ser plato de buen gusto para los miembros del Consejo de Administración del Recreativo de Huelva los últimos quince minutos del partido del pasado domingo en el Nuevo Colombino ante el Girona. Una vez que el choque estaba resuelto, con el 0-3 a favor de los catalanes, buena parte de la afición empezó a criticar a la junta directiva y principalmente a su presidente, Pablo Comas, al que le pidieron que se marchara. También se escucharon gritos a favor de Juan Manuel Pavón y en contra de los jugadores, a los que tildaron de mercenarios. Todas las miradas estuvieron ya puestas en el palco más que en el césped y los miembros de la seguridad del estadio tuvieron que estar muy atentos para que la cosa no fuera más allá de los insultos verbales y la pañolada. Y justo tras el pitido final del colegiado Suárez Trujillo la música de viento se elevó muchos decibelios, algo que fue contrarrestado por el responsable de la megafonía del Nuevo Colombino, que puso al máximo de volumen el himno del Centenario, interpretado por Rocío Márquez. Lógicamente eso aplacó bastante los ánimos, ya que esa inteligente artimaña provocó que apenas se oyeron ya los fuertes silbidos de los aficionados albiazules. A lo largo de la historia del fútbol, hay muchos ejemplos de este tipo de picaresca. En el Santiago Bernabéu es una costumbre habitual elevar el volumen del himno del Real Madrid cuando las cosas no han marchado bien a la conclusión de un encuentro, y también pudo verse en la final de la Copa del Rey del año 2009 entre el Barcelona y el Athletic de Bilbao, cuando por la megafonía se escuchó a todo trapo el himno español para acallar las críticas de los seguidores catalanes y vascos. Incluso hay más trucos para impedir momentos de euforia, como el caso del Barcelona, que en una semifinal de la Champions League que perdió contra el Inter de Milan de Jose Mourinho hizo que los aspersores de agua funcionaran a todo gas tras caer eliminados para evitar que los futbolistas italianos celebraran su pase a la final. Se presumen calientes los cuatro encuentros que le restan al Decano en el Nuevo Colombino, y es que cuando las cosas se hacen mal hay que buscar culpables y responsables, y en este sentido la afición onubense tiene muy claro quienes son.

Harto de los carteles. Con una campaña electoral a la vuelta de la esquina, muchos temen ya la avalancha propagandística que vendrá desde todos los frentes. A un onubense, particularmente, parece preocuparle especialmente la que llega en forma de carteles y que pronto cubrirán las paredes de media ciudad. En este caso, por la fotografía que hemos encontrado en Twitter, intuimos que no se trata de un espacio de libre pegada -por así decirlo- sino la pared de una vivienda o un negocio que aparece bastante deslucida a causa de los innumerables papelajos acumulados con el tiempo. Al menos, hay que reconocerle el mérito de desechar el clásico «prohibido fijar carteles, responsable la empresa anunciadora» y valerse del sentido del humor para disuadir a los desaprensivos; lo cual, viendo el resto del muro, se antoja una misión bastante complicada.

No tuvieron que ser plato de buen gusto para los miembros del Consejo de Administración del Recreativo de Huelva los últimos quince minutos del partido del pasado domingo en el Nuevo Colombino ante el Girona. Una vez que el choque estaba resuelto, con el 0-3 a favor de los catalanes, buena parte de la afición empezó a criticar a la junta directiva y principalmente a su presidente, Pablo Comas, al que le pidieron que se marchara. También se escucharon gritos a favor de Juan Manuel Pavón y en contra de los jugadores, a los que tildaron de mercenarios. Todas las miradas estuvieron ya puestas en el palco más que en el césped y los miembros de la seguridad del estadio tuvieron que estar muy atentos para que la cosa no fuera más allá de los insultos verbales y la pañolada. Y justo tras el pitido final del colegiado Suárez Trujillo la música de viento se elevó muchos decibelios, algo que fue contrarrestado por el responsable de la megafonía del Nuevo Colombino, que puso al máximo de volumen el himno del Centenario, interpretado por Rocío Márquez. Lógicamente eso aplacó bastante los ánimos, ya que esa inteligente artimaña provocó que apenas se oyeron ya los fuertes silbidos de los aficionados albiazules. A lo largo de la historia del fútbol, hay muchos ejemplos de este tipo de picaresca. En el Santiago Bernabéu es una costumbre habitual elevar el volumen del himno del Real Madrid cuando las cosas no han marchado bien a la conclusión de un encuentro, y también pudo verse en la final de la Copa del Rey del año 2009 entre el Barcelona y el Athletic de Bilbao, cuando por la megafonía se escuchó a todo trapo el himno español para acallar las críticas de los seguidores catalanes y vascos. Incluso hay más trucos para impedir momentos de euforia, como el caso del Barcelona, que en una semifinal de la Champions League que perdió contra el Inter de Milan de Jose Mourinho hizo que los aspersores de agua funcionaran a todo gas tras caer eliminados para evitar que los futbolistas italianos celebraran su pase a la final. Se presumen calientes los cuatro encuentros que le restan al Decano en el Nuevo Colombino, y es que cuando las cosas se hacen mal hay que buscar culpables y responsables, y en este sentido la afición onubense tiene muy claro quienes son. Harto de los carteles. Con una campaña electoral a la vuelta de la esquina, muchos temen ya la avalancha propagandística que vendrá desde todos los frentes. A un onubense, particularmente, parece preocuparle especialmente la que llega en forma de carteles y que pronto cubrirán las paredes de media ciudad. En este caso, por la fotografía que hemos encontrado en Twitter, intuimos que no se trata de un espacio de libre pegada -por así decirlo- sino la pared de una vivienda o un negocio que aparece bastante deslucida a causa de los innumerables papelajos acumulados con el tiempo. Al menos, hay que reconocerle el mérito de desechar el clásico «prohibido fijar carteles, responsable la empresa anunciadora» y valerse del sentido del humor para disuadir a los desaprensivos; lo cual, viendo el resto del muro, se antoja una misión bastante complicada. La cara solidaria de Laura Sánchez. La actriz y modelo onubense Laura Sánchez ha mostrado su apoyo al Colegio Virgen de Belén de la capital onubense en los Premios Inocente 2015 para permitir que los niños del centro situado en la calle Natividad de Huelva reciban una alimentación adecuada. La Fundación Inocente Inocente ha convocado la quinta edición de estos galardones para reconocer el apoyo de los personajes famosos que colaboran con causas sociales a favor de la infancia más necesitada y a través de ellos hacer llegar ayudas económicas a diversos proyectos de entidades no lucrativas. Y Huelva es uno de los proyectos elegidos con este centro escolar y con Laura como protagonista. El plazo de recepción de proyectos para poder optar a estos premios está abierto hasta el 16 de abril, y se entregarán dos premios de 10.000 euros. Por una parte, al candidato que haya obtenido el mayor número de votos populares a través de la página web de la Fundación Inocente Inocente; y por otro, al candidato elegido por un jurado compuesto por los miembros del Patronato de la Fundación.