CONFIDENCIAL
El runrún: 'Fuga' de sucursales de Caja Rural
Galaroza e Hinojales han sido las dos últimas localidades de la sierra onubense donde Caja Rural del Sur ha cerrado sus sucursales. Estos cierres se unen a los de Valdelarco, Cañaveral de León, Berrocal y El Campillo y a la próxima clausura de la sucursal de Campofrío. ¿Qué está pasando en la Sierra?

La verdad es que esta situación ha caído como un jarro de agua fría a los vecinos de los diferentes municipios, que ante esta tesitura se ven imposibilitados para hacer trámites bancarios o sacar dinero en efectivo. Según ha informado Cadena Ser Huelva, alcaldes de las localidades afectadas han mantenido una reunión con directivos de la Caja Rural del Sur para expresarles su disconformidad con la desaparición de las sucursales, lo que consideran una decisión adoptada de forma unilateral con el argumento de que no son rentables. Los ediles quieren que la entidad bancaria tenga en cuenta la situación de desamparo en la que deja a los vecinos, sobre todo a los que no tienen medios de transporte para desplazarse a otros pueblos o fácil acceso a internet. La medida de la caja afecta a unos 6.000 vecinos de la comarca serrana. En el caso de Berrocal, pueblo de 329 habitantes, en su mayoría mayores de 60 años, según su alcalde, Juan Jesús Bermejo, muchos viven solos, carecen de medios de transporte para desplazarse y de familiares que puedan acompañarlos y no entienden de nuevas tecnologías. Bermejo ha destacado que los directivos deben entender que con esa decisión se está incumpliendo el objetivo para la cual se fundó la Caja Rural, que era dar servicio a esos pueblos pequeños de la Sierra y del Andévalo. En tono irónico, Bermejo ha señalado que la caja podría cambiar su nombre de 'Rural' por el de 'Urbana', porque se va a quedar solamente para los grandes pueblos y ciudades. Según Caja Rural, los cierres se enmarcan en un proceso de integración de oficinas y la implantación de un nuevo modelo con el fin de adaptar la entidad al nuevo sistema bancario que impone la actual coyuntura económica europea. El caso es que, como siempre, los perjudicados vuelven a ser los ciudadanos.

Báñez, acusada de desobediente. Estaba llamada a comparecer este martes en la comisión que el Parlamento andaluz está desarrollando para tratar de arrojar algo de luz sobre el fraude de los cursos de formación, pero el Consejo de Estado dijo, poco menos, que ‘ni mijita’, que la ministra de Empleo, la onubense Fátima Báñez, no tiene que dar cuentas ante la Cámara andaluza. El ‘plante’, sin embargo, no ha sentado nada bien a los diputados de por aquí abajo –a excepción de los del PP, entendemos-, que de hecho están incluso planteando la posibilidad de denunciar a la ministra por “desobediencia”. Dicen los parlamentarios andaluces que Fátima Báñez podría haber acudido aunque luego se negase a declarar, pero que eso de ni siquiera aparecer no ha estado bonito. Veremos en qué acaba la bronca…
El reloj tuitero. Quienes no son especialmente partidarios del uso de las redes sociales basan sus críticas a estas nuevas formas de comunicación en lo insustancial de gran parte de quienes forman parte de este mundo paralelo. Poco hay que objetar a esta observación después de varios años poniendo la lupa en todo lo que se mueve por Twitter, Facebook o WhatsApp, que si bien no es una red social propiamente dicha, en ocasiones responde a los mismos patrones. Como decimos, hemos visto durante este tiempo toda clase de cuentas y mensajes curiosos, emocionantes, cobardes, indignantes o sencillamente extraños. En esta última categoría podríamos encuadrar nuestro último descubrimiento, @RelojHuelva. ¿Son polémicas sus intervenciones? ¿quizá graciosas? No. Sus mensajes –ojo, más de 4.500 hasta el día de hoy– se limitan a reproducir el sonido de una campana al dar las horas. Un “tang” por cada campanada del que parece ser el reloj del Ayuntamiento, según la foto elegida por su administrador. No crean, hay quien le ve tanta gracia –o utilidad, quien sabe– al asunto que se cuentan entre sus ‘followers’, entre ellos algunos conocidos, como @franbaluffo o @mesadelaria.
