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El runrún: Siesta 'turística' en plena canícula
Lo del turista despistado con gorra, pantalón corto y cámara al cuello ha dado lugar ahora a una fauna mucho más variada
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La imagen habla por sí sola: alguien tumbado en el suelo, en plena plaza del Gran Teatro, con una mochila y una maleta tipo 'trolley' como equipaje y la cabeza apoyada sobre la acera. Son entre las 15 y las 16 horas, ese tramo en el que el calor de julio en Huelva invita normalmente a buscar sombra y aire acondicionado, no a estirarse en mitad de una calle, y mucho menos a dormir. La escena se presta a diversas interpretaciones, pero la mayoría de los que pasaban junto a él lo más seguro es que pensaran que aquel hombre de mediana edad era un turista.
Y es que si algo ha cambiado en Huelva en estos últimos años –como sabe cualquiera que pasee por el centro en verano– es el cada vez mayor número de visitantes. Y con este crecimiento, hoteles a plena actividad, apartamentos turísticos sin fechas disponibles, terrazas a rebosar y el traqueteo constante de maletas rodando sobre las aceras. Lo del turista despistado con gorra, pantalón corto y cámara al cuello ha dado lugar ahora a una fauna mucho más variada, como lo atestigua esta siesta improvisada en medio de la ciudad. Eso sí, lo de ver a un supuesto turista durmiendo en la acera es, cuanto menos, raro. La capital ha dado un salto en cuanto a visitas, sí, con más movimiento y caras nuevas todos los días, pero ni las costumbres ni las normas básicas de supervivencia turística han cambiado tanto y dormir en la calle a plena luz del día sigue siendo una marcianada digna de atención y (seguramente) de alguna queja vecinal si la escena se repite.