El runrún: ¿A la tercera irá la vencida?

Si ayer dábamos cuenta de la promoción existente para inscribirse en el próximo Congreso Nacional de Hidrógeno Verde –con descuentos de hasta el 66% hasta septiembre–, cuando aún quedan ocho meses para la cita onubense traemos a esta sección otro asunto que podría elevar aún más el listón del evento: la posible presencia del rey Felipe VI. La Casa Real ya confirmó que el monarca asumirá nuevamente la presidencia del Comité de Honor, pero una cosa es contar con el respaldo institucional desde Zarzuela y otra bien distinta recibir al monarca en la Casa Colón para afianzar aún más si cabe el compromiso de la Jefatura del Estado con quienes protagonizan la revolución energética que ya está en marcha. No sería descabellado. El sector del hidrógeno verde se ha convertido en una apuesta estratégica nacional, y el congreso onubense ha demostrado ser mucho más que un encuentro de especialistas. Los números cantan: 1.400 asistentes de 28 países, 293 millones de impactos mediáticos y un retorno publicitario de 19 millones de euros. Cifras que sitúan el evento en la primera división de los foros económicos españoles.

Felipe VI no es precisamente rácano en apariciones públicas relacionadas con la economía y la innovación. Su agenda está salpicada de inauguraciones empresariales, premios del sector privado y foros de inversión. El hidrógeno verde encaja perfectamente en esa línea: tecnología puntera, sostenibilidad ambiental y proyección internacional. Los tres ingredientes que suelen activar el interés de la Casa Real. Para los organizadores, contar con la presencia física del rey supondría un espaldarazo de valor incalculable. No solo por el eco mediático –que sería considerable–, sino por el mensaje que transmitiría a inversores y empresas internacionales: España apuesta en serio por esta tecnología, y Huelva es su epicentro.

Claro que hasta que no se acerquen las fechas no sabremos si los protocolos de Zarzuela incluirán una escapada onubense en febrero. La Casa Real maneja estos asuntos con discreción milimétrica, y las confirmaciones suelen llegar con cuentagotas y pocas semanas de antelación.