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Tres días y medio fugados del fragor de la lluvia

19.05 h. La Semana Mayor onubense comenzó con la Borriquita y acabó con la recogida de la Virgen de la Victoria, quedando sin estar un sólo instante en la calle 10 hermandades y otras cinco tuvieran que regresar a su templo antes de tiempo o recortar su recorrido. El Domingo de Ramos fue la única jornada a la que respetó el mal tiempo.

Tres días y medio fugados del fragor de la lluvia

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La Semana Mayor onubense comenzó con la Borriquita y acabó con la recogida de la Virgen de la Victoria, quedando sin estar un sólo instante en la calle 10 hermandades, mientras que otras cinco tuvieran que regresar a su templo antes de tiempo o recortar su recorrido. El Domingo de Ramos fue la única jornada a la que respetó el mal tiempo plenamente. Cuánto esfuerzo y cuánta dedicación puesta en cada detalle ha quedado sólo para la intimidad de los templos este año. Cuántas levantás, cuántos aplausos, vivas y piropos, rezos y miradas, han tenido que quedarse en el corazón de los que deseaban vivir esos momentos. La Semana Santa 2011 ha tenido mucha lluvia, algunas sombras y pocas luces, aunque apreciadas como joyas por los cofrades onubenses, sufridores en siete jornadas de las que sólo tres y media lograron esquivar el mal tiempo para mostrarle a Huelva su modo de vivir la Pasión de Cristo.En total 10 hermandades se vieron obligadas a renunciar a procesionar por la lluvia o su amenaza (Tres Caídas, La Salud, Oración, Misericordia, Buena Muerte, Los Judíos, Nazareno, Descendimiento, Santo Entierro y La Soledad), otras seis salieron y se vieron obligadas a regresar a su templo o vieron recortado su recorrido (El Perdón, Cautivo, Estudiantes, El Prendimiento, Victoria y la Fe) y otras ocho pudieron realizar su recorrido de principio a fin según lo previsto, aunque algunas retrasando una hora su horario de salida (Borriquita, Cena, Redención, Mutilados, Calvario, Lanzada, Pasión, Esperanza).Esta Semana Santa comenzó el Domingo de Ramos con la única jornada que se desarrolló integramente según lo previsto, donde pudieron realizar sus desfiles procesionales sin incidencia alguna la Borriquita, la Sagrada Cena, La Redención y Los Mutilados, para satisfacción de una capital ávida de pasos en la calle. El epílogo, fue mucho antes de lo previsto, pues después de que entrara en su templo del Sagrado Corazón, ya de madrugada, la Virgen de la Victoria, la Semana Mayor quedó inédita en el Jueves Santo, la Madrugá y el Viernes Santo, exceptuando los pocos minutos que estuvo en la calle la Hermandad de la Fe.El Domingo de Ramos regaló a Huelva la reedición de estampas tradicionales y otras nuevas. En los alrededores de San Pedro la multitud se congregó para disfrutar con los titulares de La Borriquita y su cortejo de niños nazarenos, en El Polvorín, el barrio pudo disfrutar con una gran salida a cargo de la Sagrada Cena, la Redención puso la nota de silencio y recogimiento y Mutilados estrenó la rampa fija de San Sebastián para iniciar su estación de penitencia en la calle. El contraste fue total con el Lunes Santo, día en el que hasta la noche se desarrolló accidentado. El Perdón se arriesgó a salir pese a los partes meteorológicos que anunciaban lluvia y tras bajar laCuesta de la Cinta buscó la parroquia del Carmen para resguardarse de la lluvia. Tras una hora en el templo regresó a su barrio de La Orden para disfrutar al menos de una buena recogida. Tampoco llegó a carrera oficial el Cautivo, que después de disfrutar de uno de los puntos importantes de su recorrido el asilo de ancianos Santa Teresa Journet, se dio media vuelta para evitar más riesgos.Tres Caídas ni siquiera se aventuró a salir y quedó recluida en el Polvorín para realizar allí la estación de penitencia, privando a Huelva de la esperada subida de la cuesta que lleva su nombre. Por tanto, toda las esperanzas de la jornada recayeron en los hombros de la Hermandad del Calvario, que abrigada por la noche se libró de la lluvia y realizó su recorrido completo haciendo gala de su imponente silencio y recogimiento y recorriendo la carrera oficial que el año pasado se le vio privada. Muy destacado fue el estreno del palio de la Virgen de Rocío y Esperanza, toda una joya que a la luz de su candelería se mostró con un brillo especial.El Martes Santo tuvo de todo. Comenzó con la triste decisión de la Hermandad de La Salud de no procesionar y dejar mudo al barrio de Pérez Cubillas, cuya gente volcada con la cofradía sólo pudo disfrutarla en su templo. La lejanía con respecto al centro y el gran número de niños presentes en su cortejo fueron motivos fundamentales para tomar la decisión final. Por su parte, La Lanzada y Estudiantes retrasaron una hora sus salidas para tratar de conocer si el panorama cambiaba y transcurrido ese tiempo sus titulares se echaron a la calle, aunque la cofradía de San Sebastián varió su recorrido de recogida previsto. Por último, procesión la Hermandad de Pasión, que deleitó a Huelva con su señorial caminar por calles repletas de cofrades.El Miércoles Santo también fue una jornada espléndida pese a no desarrollarse en su plenitud. Desde El Carmen la Hermandad del Prendimiento demostró una vez más que su crecimiento y saber hacer es cada vez mayor, ofreciendo una imagen seria y ordenada a pesar del riesgo de lluvia. Precipitadamente se tuvo que dar la vuelta justo antes de entrar en la carrera oficial para a buen ritmo y manteniendo la compostura regresar en tiempo récord a su barrio. La única hermandad que realizó su recorrido íntegramente fue la Esperanza, que derrochó elegancia e  innumerables momentos de emoción a cada paso, como en el antiguo Brasil a las puertas del Hotel Tartessos.Grandiosa fue la salida de La Victoria, con todo El Polvorín copando cada metro para ver a Jesús de la Humildad y la Virgen de la Victoria avanzar por las calles de su feligresía e internarse por el Barrio Obrero, por lo que no pudo pasar a la vuelta, como tampoco por el Matadero, recogiéndose con el sueño de su cada vez más cercana coronación.Aquí murió la Semana Santa, que se vio cubierta por un manto de lluvia e inestabilidad que no dio tregua a las hermandades y ni siquiera el margen para asumir riesgo alguno. De este modo, después de retrasos y con la lógica atención a las previsiones, optaron por vivir su Jueves Santo en sus templos tanto Oración en el Huerto en la Concepción, como Buena Muerte en las Agustinas, Los Judíos en la catedral de La Merced y en su capilla La Misercordia, que en el año en que abandonó la Madrugá no pudo estrenarse. No obstante, de no haber cambiado de día tampoco habría procesionado, porque el Señor de Huelva, el Nazareno también se quedó en su templo y Huelva se quedó sin la noche más larga. El Viernes Santo siguió la tónica de la jornada anterior y ningún paso salió a la calle. En Viaplana La Hermandad de la Fe desafió a la lluvia, pero cuando su cruz de guía y varios tramos de nazarenos salieron y se dirigía la puerta el Santísimo Cristo de la Fe, la intensidad del agua caída, le obligó a volver sobre sus pasos. Menos dudas hubo en los caso de Descendiemiento, Santo Entierro y La Soledad, que con tristeza y resignación confirmaron sus más pesimistas presentimientos. No obstante, para dejar un buen sabor de boca el Resucitado realizó su canto de gloria desde Verdeluz.

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