Lunes Santo > El Calvario
Silencio y sobriedad franciscana, que no pudo completar su penitencia
El peligro de lluvia fue el protagonista de una salida procesional caracterizada por el silencio y la austeridad tradicional de la Hermadad del Calvario, que decidió no completar su recorrido por Carrera Oficial ante las primeras gotas que amenazaron la noche, concluyendo una hora antes de lo previsto su recorrido.


La multitud se agolpaba en la calle a la que da nombre esta cofradía, llenando también las calles aledañas y el descampado en el que antes se erigía el antiguo mercado. La noche pedía permiso para ceñirse sobre Huelva mientras la cruz de guía del siglo XV, propiedad de la comunidad franciscana de La Rábida que cada Lunes Santo cede a esta hermandad, cruzaba el dintel de la Capilla del Calvario.
Silencio y reconocimiento recibían a una cofradía que este año cumplía su 40 aniversario desde que se fundara, allá por 1972. Los nazarenos de túnica y morrión marrón franciscano, con su amplio cíngulo de rudo esparto, formaban el cortejo que iluminaba poco a poco con sus cirios al costado la calle Jesús del Calvario.
La música de capilla y los seis ciriales que anteceden al paso de misterio de esta hermandad anunciaban su esperada salida. Sobre un monte de lirios morados y con sus faroles de orfebrería ya encendidos cruzaba el dintel de su Capilla el Cristo del Calvario, mecido por la melodía de dos saetas regaladas con devoción a su salida.
Los nazarenos, cargados con sus cruces de penitencia de la misma forma que la imagen de Jesús del Calvario la porta sobre su trono dorado, caminaban con silencio y respeto tras este primer paso de la cofradía.
Cuando el Cristo ya se dirigía en su corto camino hacia la Carrera Oficial, la Virgen del Rocío y la Esperanza realizaba su salida silenciosa ante la mirada atenta de los feligreses. Solo dos saetas rompieron el silencio de una noche ya cerrada, mientras el palio caminaba por la calle Jesús del Calvario.

A la altura del monumento a Colón se despidió El Carvario de la Carrera Oficial y bajó por la plaza del Gran Teatro en dirección a su Capilla. A pocos minutos para las 23 horas, la cruz de guía pisaba ya la calle Jesús de la Pasión. Sin perder la calma ni la compostura en ningún instante, cuando eran las 23.12 horas de la noche, llegó Nuestro Padre Jesús del Calvario a su Capilla, donde se despidió con grandeza hasta el próximo año, junto a María Santísima del Rocío y Esperanza, dos horas y media después de que iniciara su estación de penitencia.