Pregón de la Semana Santa de Huelva
Vieira ensalza con vibrante poesía los pilares de su devoción
15.44 h. Cada cofrade es un corazón sostenido por devociones cercanas y el pregonero hilvanó un relato sincero y cargado de emoción, en el que se recreó con esmero a la hora de alabar las hermandades y sagrados titulares más vinculados a su vida, como el Señor del Calvario o la Virgen de la Esperanza, sin olvidar los claros referentes de una Semana Mayor repleta de belleza. Fue ovacionado por un Gran Teatro que reconoció su entrega en la palabra.

de Pasión, domingo de pregón en el Gran Teatro de Huelva. Mientras la Semana Santa comienza a ensamblar todas las piezas que le permiten echarse a la calle para fusionarse con la capital, mientras los titulares ocupan su lugar en los pasos y las cofradías se organizan en la cuenta atrás, la palabra del pregonero siempre invoca a la Semana Mayor perfecta, por la que todo los cofrades suspiran todo un año. Y así hizo José Antonio Vieira Roldán en un día de lluvia tras el atril, desde nos invitó a navegar por los intensos momentos de los días santos que conoce y venera, dejando patente el sentir de su corazón, sus raíces y preferencias, logrando encadenar con armonía pasajes recordados y por recordar, cosidos con la poesía viva de quien se entusiasma en su sincero relato.

El Gran Teatro se pobló de cofrades deseosos de ser introducidos frase a frase, verso a verso, en el camino que lleva a la que es para muchos la semana más especial del año en Huelva. El silencio atento de los presentes permitía oír el toque constante de la lluvia en el señorial edificio, compás de fondo, para el verbo ágil del pregonero, que fue presentado de un modo conciso y directo por Toni González, presidente del Consejo de Hermandades de Huelva.
En el escenario las autoridades, como el alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, el obispo José Vilaplana, Diego Capado; vicario para la Fe y concejal de Cultura Manuel Remesal, ocupaban un segundo plano en la elegante penumbra dispuesta, adornada con flores escogidas y sencillez, y en la que destacó la cruz arbórea de El Silencio, que lo fue en su día de Estudiantes, donde el pregonero fue costalero. En este entorno austero resaltó Vieira con sus voz acompañada por sus contextuales palmas abiertas y la serena expresión de su rostro, donde los nervios parecieron subyugarse ante la emoción y el gozo.

Sonó la marcha escogida, Esperanza de Huelva, de Abel Moreno, y minutos de las 12.30 horas antes comenzó a desgranarse un pregón que fue del gusto de muchos. Vieira no quiso inventar nada y siguió la estructura clásica que tantas veces utilizaron como marco sus predecesores para organizar una intervención que como siempre tiene tintes muy personales, que lo hacen distinto a cualquier otro, pese a tener el nexo común de la devoción a la Huelva Cofrade y sus referentes.
La puerta puerta abierta fue a parar a una estancia dedicada a la Virgen de la Cinta, patrona de Huelva, madre y protectora de la ciudad y su gente y por ende de la Semana Santa onubense, papel que significó el pregonero. Seguidamente inició su recorrido por la Semana Mayor que nos espera, la que sueña, la recuerda, la que han visto sus ojos y contados sus palabras. Tras repasar los atractivos del la estación inicial que supone el Domingo de Ramos se adentró en el Lunes Santo, donde dejó patente su devoción personal por el Señor del Calvario, sagrado titular de la hermandad de la que es promotor de cultos. Señor del Calvario, luminoso redentor eterno, te busca la luna limpia entre los reflejos del cielo, expresó con sentimiento Vieira, que también dedicó tiempo a Tres Caídas.
Tras un Martes Santo en el que el Cristo de la Sangre fue receptor de sentidas palabras devotas, el Miércoles fue un punto álgido en su intervención, donde tuvo un guiño especial para la Virgen de la Estrella, de la Hermandad del Prendimiento, a quien espera ver pronto en la calle haciendo estación de penitencia con sus hermanos de la Barriada del Carmen. Emocionado reclamó: A pesar de tu amarga ausencia, Huelva siempre te llevó en sus entrañas.
Después su palabra subió de intensidad, pues eran más las cosas por decir, y los sentimientos numerosos debían salir todos a relucir en este momento irrepetible. En estos instantes culmen el pregonero supo gustarse, no dejarse nada en el tintero, no ser presa del cúmulo de emociones y conquistar al respetable con sus cuidadas poesías. Como un regalo tallado con esmero las Señoras de la Victoria y Esperanza fueron ensalzadas con gusto y pasión. El día de la Virgen, con sus dos madres, provocó una gran ovación. Primero fue la Reina del Polvorín la que se ganó con merecimiento los aplausos recreada con las palabras del pregonero y después la vinculación personal de Vieira se desenvolvió con esplendor ante la Esperanza. Sólo tu nombre y toda Huelva te exalta, resaltó.

Otro espacio especial en su intervención tuvo el Nazareno, caminante único entre multitudes en la Madrugá de Huelva. Y así, poniendo palabras de primavera contra la cortina de invierno lluvioso con la que se vistió el día, Vieira, creyente, optimista y luminoso en su exposición, continuó rindiendo homenaje a las cofradías onubenses, protagonistas con su esfuerzo, merecedoras de las mejores palabras por el incalculable valor de lo que consiguen poner en pie cada año, para transformar la ciudad y recorrerla con el corazón palpitante a cada paso, haciendo de la fe una presencia arrolladora.