DOMINGO DE RAMOS > LA SANTA CENA

Espléndida Cena bajo el sol

Sin sobresaltos ni incertidumbres. Un sol radiante ha acompañado este domingo al Cristo del Amor y María Santísima del Rosario en un brillante inicio de la Pasión onubense. El olor a incienso volvía a embriagar El Polvorín y la Huelva cofrade de nuevo se echaba en masa a la calle.

Espléndida Cena bajo el sol

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Imponenteel sol, al igual que el paso de misterio que se estrenaba este domingo desde elPolvorín. Afortunadamente no ha habido que plantearse nada: ninguna duda, todocertidumbres. La Hermandad de la Cenase ha puesto esta tarde en la calle para el deleite de todo un barrio que laesperaba apostado en los alrededores de la parroquia.

Espléndida Cena bajo el sol

Centenaresde onubenses que se abanicaban ansiosos mientras desde el interior de laiglesia llegaban los ecos del Padre Nuestro que entonaban los costaleros del misterio. Se abrazabanlos hermanos, emocionados, mientras en las trabajaderas se preparaban paraprotagonizar la última levantá antes de poner a su Señor ante todos.  “Poresos hombres y mujeres que durante todo el año ponen su trabajo y corazónesperando este día”. Con esta dedicatoria y mientras la Agrupación Musical Cristo del Amor –la suya,la que lleva 35 años tras Él- entonaba la marcha ‘Padre Nuestro’, el magníficomisterio atravesaba el dintel.

El olora incienso embriagaba Presbítero PabloRodríguez  y los devotos de la cofradíaestallaban en aplausos con la primera nota de la Marcha Real, con la que se anunciaba la Cena bajo el sol.Candelabros con velas en rojo y lirios adornando el nuevo paso de misterio, tallado por Francisco Domínguez y Manuel JesúsBulnes. Tras su espectacular salida –más ajustada que con el antiguo paso-,el nuevo llamador sonaba por primera vez en la calle para ordenar una levantá dedicada a la agrupación musical,que agradecía el detalle con una interpretación magistral  de Cinco Llagas, al ritmo de la cual La Cena emprendió el camino a Federico Molina.

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Gustándosey deleitando al público, ‘derecha adelante, izquierda atrás’ la cuadrilla salvóla plataforma instalada para su salida y, bailando, mientras las túnicas de losapóstoles se mecían y las potencias de Cristo del Amor destelleaban, el cortejoenfilaba el paseo.

Salvadoel obstáculo de la salida y arropado por la multitud el paso de misterio, los nervios se trasladaban de nuevo alinterior de la parroquia, donde FernandoMelgar guiaba los pasos de quienes portaban sobre sus hombros a María Santísimadel Rosario, con su nueva tocasobremanto bordada en oro. “Vamos a demostrarle a Huelva la categoría quetenemos”, animaba a su cuadrilla el capataz, mientras los varales atravesabanel dintel.

Con saetas desde el interior de la iglesia la despidieron, mientras en el exterior la recibían con aplausos ylos sones de la Banda de Música Virgen de las Angustias, de Sanlúcar la Mayor.Emilio Muñoz, hermano mayor de la cofradía, la admiraba sobre la plataforma yse fundía en un abrazo con el capataz al ver el palio ya en Presbítero PabloRodríguez.

Espléndida Cena bajo el sol

Faltabanquince minutos para las cinco de la tarde y la hermandad estaba ya al completoen la calle, dispuesta a disfrutar de una estación de penitencia esplendorosa,este año sí bajo el sol. Mientras en los balcones los paraguas se utilizaban para conseguir algo de sombra, los penitentes más pequeños no dejaban de demandar agua para soportar el calor.

Un calor que ha acompañado al cortejo durante todo su camino, también en esos momentos especialmente emotivos, como los que se vivían a la llegada del palio a la plaza del Punto -donde la Virgen del Rosario se 'cruza' con la del Rocío- o en el tradicional encuentro con las Hermanas de la Cruz, en la plaza Niña.

Avanzó la hermandad por el corazón de la ciudad para entrar en segundo lugar -tras La Borriquita- en carrera oficial donde, como viene siendo habitual, las cuadrillas de costaleros de la hermandad dieron una auténtica lección bajo las trabajaderas. Entró el misterio en Placeta bailando a los sones de Siguiendo al Nazareno y De vuelta al Porvenir; seguido por un palio que se mecía, imponente y gracioso.

Se lució la hermandad en su discurrir, entró -un representación- como manda la tradición en la Concepción y siguió luciéndose en su paseo por el centro, a sabiendas de que aún quedaban por vivirse algunos de los momentos más especiales. Y es que mientras caía la noche la hermandad enfilaba el camino de vuelta a su barrio, ése en el que siempre le aguardan con ansias y en el que es recibida con vítores y pétalos. Antes, otra cita ineludible: el paso del Santísimo Cristo del Amor y de la Virgen del Rosario por el Barrio Obrero, momento que la cofradía siempre disfruta de un modo particular.

Fotos: Javier Navarro

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