MIÉRCOLES SANTO > HERMANDAD DE LA VICTORIA
Huelva humilde y victoriosa
Brillante en su 75 aniversario, las puertas del Sagrado Corazón veían marchar este miércoles a la última de sus hermandades. Sonaba el llamador en el interior del templo y se iniciaba la revolución a las puertas, donde centenares de feligreses esperaban un nuevo encuentro con la Hermandad de la Victoria.

El llamador deHumildad volvía a sonar y ElPolvorín se encogía de emoción. 75 años de devoción se materializaban enlas puertas de la parroquia del SagradoCorazón, que este miércoles ha visto salir a la última de sus hermandades,de nuevo bajo un sol resplandeciente que no ha querido perderse el espectáculo.Porque eso es lo que ha sido la salida de la Hermandad de la Victoria: unverdadero espectáculo de chicotás únicasy levantás imponentes, sin que temblase el pulso. Otro año con lágrimasdesde los balcones y con emociones cantadas a ras de suelo, mientras se alzabala vista para alcanzar el rostro de una de las Reinas de Huelva, la única paramuchos en El Polvorín.

Salió puntual la Cruz de Guía y comenzaban a desfilar losprimeros tramos de nazarenos, una marea de capirotes de color azul que ibamarcando el camino a seguir. Dentro de la iglesia se producían encuentros emocionados, se sucedían los abrazos y cada chicotá era una fiesta. Desde elminuto uno demostró la cuadrilla de Humildad sus ganas de darlo todo, deecharse a la calle con su Señor sobre los hombros.

Algo que hizo en pocos minutos, muy poco a poco y con loscosteros a tierra. José Miguel Moreno yJuan García fueron guiando a sus hombres a través del dintel y, por fin,Humildad se mostró ante la multitud. Apareciómeciéndose la túnica blanca bordada en oro, brillando única como laspotencias del Padre humilde pero digno. Sobre un monte de claveles rojos que destacaban sobre el espectacular paso enplata, en volandas ante todos aquéllos que no podían dejar de aplaudir, fueel misterio revirando sobre la plataforma instalada en la iglesia, dispuesto aenfilar Presbítero Pablo Rodríguez.
Los capataces se fundieron en un emotivo abrazo y el primerrelevo en la cuadrilla tenía lugar aún sobre esta característica plataforma, mientraslas potencias destelleaban. Se levantaba el paso de nuevo “por todos sushermanos”, y “porque vengan 75 siglosmás de Humildad y Victoria “.
Se fue la cuadrilla “al cielo con Él del tirón” y derecha adelante,izquierda atrás, comenzó Nuestro PadreJesús de la Humildad a girar al ritmo que marcaba la Banda de Cornetas yTambores Jesús Nazareno de Huelva. Emocionaba el misterio a su paso, ésetan característico del que hace gala la cuadrilla del Polvorín, y un barriohecho devoción veía como la hermandad se iba alejando por Federico Molina,camino a uno de los puntos más emblemáticos del recorrido: el barrio ReinaVictoria.

El barrio dedicado a la Reina, que mientras su Hijo sealejaba comenzaba a moverse en el interior de la iglesia. Aún allí, dentro delSagrado Corazón, se fue al cielo enhonor a las hermanas Teresianas, sus camaristas, y también en recuerdo deRafaela Monís, la que fuese hermana número siete de la cofradía, fallecidarecientemente. “Por Rafaela Monís, de la saga de los Monís Cano, la que se harasgado las vestiduras por la hermandad, para que lo escuche desde arriba consus hermanos Paco y Pepita”, destacaba el capatazEnrique Izquierdo antes de ordenar a sus hombres que la llevasen al cielo,fuerte.
Rompía la parroquia en aplausos y comenzabanlos vítores por la Señora. “Nos vamos para Huelva” le decían a los que seencontraban bajo las trabajaderas, a los “artesanos del costal y la alpargata”.
Sin prisa pero sin pausa o, lo que es lo mismo para loscofrades onubenses, “sin achuchar”, fueatravesando María Santísima de la Victoria el dintel de la puerta de laparroquia. De rodillas y de frente se movía la cuadrilla, que fue recibidaen el exterior con una sonora ovación cuando el precioso palio se levantó antetodos.
“Pero qué guapa va”, exclamaba El Polvorín al ver el rostrode su Reina coronada enmarcado entre caireles. Azul el palio, blancas las flores que lo adornaban, María Santísimabrillaba un nuevo Miércoles Santo en el inicio de su camino por las calles deHuelva. Bailando a los sones de la Bandade Nuestra Señora del Rosario de Sanlúcar la Mayor, los hermanos dePresbítero Pablo Rodríguez volvieron a enmudecer ante la imponente chicotá conla que Victoria abandonó su calle, siguiendo los pasos de Humildad paraadentrarse en ese otro barrio en el que la veneran, el que lleva su nombre y en el que mejor se escenifica la Huelva humilde y victoriosa.