VIERNES SANTO > HERMANDAD DEL SILENCIO

Soledad silenciosa ante una cruz cargada de ausencia

Inundaba el silencio los alrededores de la Concepción para ver salir a Nuestra Señora de la Soledad, un año más ante el madero en el que ya solo se encuentra el sudario. Imponente y sobrecogedora, la hermandad ha estrenado recorrido mientras derrochaba contención.

Soledad silenciosa ante una cruz cargada de ausencia

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Tan solo la voz de Curro Cumbreras rompía el silencio en elinterior de la parroquia de laConcepción, donde todo era sobrecogimiento. El murmullo que llegaba delexterior otorgaba el aliento necesario a la hermandad llamada a clausurar laPasión onubense, la que sería la última encompletar la carrera oficial tras una semana en la que no ha faltado niuna.

Soledad silenciosa ante una cruz cargada de ausencia

Apenas unos minutos después de la hora prevista se abríanlas puertas de la parroquia, y los alrededores, donde se apostaban centenaresde onubenses, enmudecían. Un levemurmullo ansioso era el único acompañamiento de los nazarenos que comenzaban amarchar. Hábitos que son más que un guiño a la hermandad de la Vera Cruziniciaron su recorrido, nuevo este año, con paso por la plaza Quintero Báez yencuentro con las Hermanas de la Cruz.

Discurría ágil el cortejo y pronto se dejaba entrever Nuestra Señora de la Soledad, destacando ante el sudario de su Hijo, quecuelga sobre los travesaños. Al tiempo que la presidencia atravesaba eldintel, sonaba el martillo en elinterior de la concepción. Fuerte y seco llamaba Cumbreras a sus hombres,que iniciaban su actividad bajo las trabajaderas. En una hermandad en la quemanda la sobriedad, la cuadrillademostró un trabajo igualmente austero y contenido, pero también impecable.El silencio se adueñaba de los alrededores de la iglesia y la única notadiscordante la imponía el racheo de los costaleros, que pronto pusieron a laSeñora ante todos.

Soledad silenciosa ante una cruz cargada de ausencia

Serena en su dolor, sobre un original exorno floral a base de jacintos morados y una nueva mesa de madera aparecía NuestraSeñora de la Soledad, que ostenta el honor de ser, posiblemente, la imagen más antigua de la Semana Santaonubense. La talla anónima llegaba espectacularmente vestida, sobre una peana de plata e iluminada, justo cuando comenzaba a caer la tarde, por esoscandelabros con guardabrisas que su paso porta en las esquinas.

Soledad silenciosa ante una cruz cargada de ausencia

No sonó la Marcha Realsino que, haciendo gala a su denominación –se la conoce como la Hermandad delSilencio-, el único paso de la cofradía inició su caminar. “Derecha adelante pocoa poco y de frente, tranquilitos” partía la Soledad desde su casa, ese rincónque aglutina todo el sentir cofrade onubense.

Marchaba ella y ondeaba el sudario, impoluto, sobre la cruzen la que duele la ausencia. Y brilló nuevamente –y por primera vez en algunospuntos- el impresionante manto con bordadoscon siglos de historia, y la espectacular diadema que enmarca el rostro deSoledad.

Soledad que volvió a sobrecoger los corazones de losonubenses durante su transitar por el centro de la ciudad, en un recorridodurante el que derrocha, en un sonoro silencio, solemnidad y recogimiento.

Fotos: Javier Navarro

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