HERMANDAD DE LOS MUTILADOS
Imagen nueva ante la Paz de siempre
20.44 h. El Cristo de la Victoria ha procesionado con una nueva túnica color crema que realzaba las facciones de la talla de León Ortega. Desde San Sebastián partió seguido del palio de Nuestra Señora de la Paz, impecable en blanco y dorado. La cofradía ha incorporado este año el ritual del ‘per crucem ad lucem’.

Es una de las imágenes clásicas del Domingo de Ramos onubense: en San Sebastián, en el Barrio Alto, dos sayones despojan a Cristo de sus ropajes, mientras otro prepara el madero para la crucifixión. Es la Hermandad de los Mutilados. Es el Cristo de la Victoria, hermosísima talla de Antonio León Ortega que este año se ha mostrado ante los onubenses con una imagen renovada.

Brillaba un poco más de lo habitual el imponente paso, y destacaba la lustrosidad de las cartelas mientras avanzaba desde el interior de la iglesia de San Sebastián a las órdenes de Jesús Cabrera y Pablo Camacho. “Poco a poco”, le decían a esos hombres que bajo las trabajaderas soñaban con salvar el dintel.
Antes, en el interior de la iglesia, se habían vivido momentos de gran emoción: miradas que celebraban poderse olvidar de las consultas meteorológicas, nazarenos que vestían el hábito por primera vez, ausencias marcadas que despertaban las lágrimas en quien no podía evitar recordarlas. En este caso destacaba el sentimiento de la familia Alloza, tras el fallecimiento de María Jesús Alloza, que sin embargo, y como refirió el capataz, ha dejado a la cofradía el mejor legado posible. Ése que forman todos los miembros de su familia que han heredado su devoción y que engrandecen la familia de la Hermandad de los Mutilados.
La última levantá antes de que el Cristo pisase la calle fue de ellas, de las nietas de María Jesús Alloza, apenadas por echar en falta a su abuela pero emocionadas ante la nueva estación de penitencia que se disponían a compartir con esa otra familia.
El cortejo acabó de componerse y los ciriales enfilaron la rampa de Cantero Cuadrado mientras poco a poco el Cristo de la Victoria se fue dejando ver. Con una imagen nueva, distinta; la túnica burdeos de otras salidas ha sido sustituida por otra color crema que cubre mucho más la talla de León Ortega, al tiempo que resalta sus facciones. Además, la indumentaria se completa con un mantolín, igualmente en tonos claros, que sujetan los sayones y que sirve de nexo de unión entre las tres imágenes.

Con esta presencia emprendió su camino el Cristo de la Victoria, sobre un manto de claveles rojos y dejándose acariciar por la brisa que soplaba en San Sebastián, mientras se mecía al son del ritmo que le imponía la Banda de Cornetas y Tambores ‘Nuestro Padre Jesús Nazareno’.
Poco después, siguiéndole bien de cerca, hacía acto de presencia la blanca Paz, que llegaba meciendo sus varales entre un exorno floral cuyo aroma se entremezclaba con el del incienso. La había precedido toda esa marea de morriones celeste en raso –en contraste con los de negro que marchan ante el Señor- que le iba abriendo paso, anunciando a Huelva que la Señora llegaba dispuesta a pasear con ella todo el encanto de San Sebastián.
El palio bordado en oro destelleó bajo los rayos del astro rey que cerca de las siete de la tarde aún brillaba bien alto en el cielo onubense, desde el que esperó, paciente, a que Nuestra Señora de la Paz completase la revirá y alcanzase Federico Mayo para iluminarle el rostro. El paso lo iban marcando José María García y José Manuel González, mientras que el ritmo lo iba imponiendo la Banda Filarmónica de Pilas, que acompañó a La Paz por las calles de Huelva.

Unas calles que la vieron desfilar e implementar un nuevo ritual a su salida: el “per crucem ad lucem” o, lo que es lo mismo, la escenificación de que a través de la Cruz, del Señor y de su sufrimiento, es como se llega a la luz. Para ello, uno de los hermanos nazarenos portaba una cruz que sería sustituida por un cirio encendido una vez se cumpliese con la estación de penitencia en la iglesia de la Concepción, que este Domingo de Ramos del año que celebra su 500 aniversario ha podido acoger a las cuatro hermandades.
Reportaje gráfico: Rubén Goal