HERMANDAD DE LA FE
Un cuarto de siglo de Fe caminante desde Viaplana
La impronta de barrio llegaba este viernes a Placeta de la mano de la Hermandad de la Fe, que ha vuelto a sacar a la calle a toda la barriada de Viaplana desde la parroquia de Santa María Madre de la Iglesia. La marea de morriones burdeos precedió al misterio que cumple 25 años en la nómina de hermandades que procesionan en carrera oficial.

En una cita obligada del Viernes Santo onubense para todos los vecinos de Viaplana, los alrededores de Santa María Madre de la Iglesia se convertían en hervidero bien temprano. Los balcones engalanados para recibir a los titulares de la Hermandad de la Fe: 25 años demostrando su fuerza desde la cruz, 20 Ella siguiéndole de cerca.

Tal eran las ansías de sus vecinos, tantas las ganas de la hermandad, que las puertas de la parroquia se abrieron incluso un poco antes de la hora fijada (16.45 horas) para ceder el paso que ya dentro de la iglesia habían llevado a cabo las oraciones previas a la salida. Los morriones de raso burdeos comenzaron a salir en cascada, mientras el llamador del paso del Santísimo Cristo de la Fe sonaba por primera vez.
Lo golpeaba José Antonio de la Rosa, ‘Titi’, que quería dedicar la primera levantá a toda la hermandad, que sin duda ha sabido sumar un nuevo matiz al Viernes Santo de Huelva. Comenzaba a moverse el paso con dirección a la puerta al tiempo que se escuchaba la primera saeta aún dentro de la iglesia. Poco a poco el Cristo de la Fe se cuadraba ante el dintel, y los acólitos con cirios rojos anunciaban la inminente salida.

“Tranquilos, no corred”, indicó ‘Titi’, tratando de calmar las ganas de la cuadrilla, que sobre sus hombros llevaba al conjunto escultórico que minutos antes de las cinco se encontraba completamente en la calle a la que da nombre, la calle del Cristo de la Fe. El viento mecía los penachos rojos de los romanos a los que José de Arimatea solicita poder desclavar a Cristo de la cruz, donde yace inerte.
Al ritmo de la Marcha Real interpretada por la Agrupación Musical Santísimo Cristo del Amor y recibiendo el aplauso de los balcones abarrotados de feligreses, el capataz volvió a hacer sonar el martillo. “Igual que en los ensayos, como ustedes sabéis”, le dijo a sus hombres, y entonces comenzó el espectáculo. El paso tallado en madera –aún por dorar- comenzó su camino, dispuesto a pasear su Fe, a demostrar cómo se vive la misma en Viaplana. Los ramos de flores de los devotos salpicaban los laterales de la canastilla, mientras el paso presentaba el típico exorno floral propio de la Pasión, a base de rosas y espinos, entre otros. 25 años de Fe arrancaron su recorrido, durante el que estaban llamados a imprimir el ‘sabor a barrio’ en esta jornada de Viernes Santo que se vive eminentemente en el centro de la ciudad.
Hacia allí también partió, poco después de que lo hiciese su hijo, Nuestra Señora de la Caridad bajo su palio burdeos, sencillo y elegante. ‘Amargura’ –a cargo de la Banda Municipal de Música de Huévar- sonaba en el exterior, por donde ya caminaban la clásica representación de la Hermandad de la Cena –madrina de La Fe- y del Parque Municipal de Bomberos de Huelva, cuando el palio se iba al cielo por primera vez en la tarde.

La levantá -dedicada a todos los hermanos difuntos de la cofradía, en especial al que fuera párroco de Santa María Madre de la Iglesia y a Pepe Vargas, hermano mayor honorario de La Cena y muy vinculado también a la cofradía de Viaplana- y esa primera chicotá permitió al cuerpo de costaleros trasladar el palio prácticamente hasta el dintel.
Como sucediese con el paso de misterio, la primera saeta dedicada a Caridad no tardó en llegar, y sonó desde el interior del mismo templo mientras la cuadrilla daba sus primeros pasos. “A pasearla y llevarla como ustedes la lleváis, con amor y cariño”, ordenó el capataz a los hombres bajo las trabajaderas, ayudándoles con su aliento en la salida hacia una Huelva que los esperaba ansiosa.

El palio burdeos con la talla de José Méndez González, que salía por primera vez hace dos décadas, fue recibido en su calle por los aplausos de sus vecinos, que este año sí, sin sobresaltos, y pese a que el cielo había dejado de brillar con el azul de estos días, recibían a su Virgen y se disponían a acompañarla en su trayecto hacia Placeta. Un trayecto que inició, entre bouquets de flores blancas, meciéndose con los acordes de ‘Macarena’.
Con este acompañamiento musical, ofreciendo el contrapunto en el Viernes Santo, la hermandad inició su recorrido por José Fariñas, la avenida Federico Molina y la Alameda Sundheim, hasta llegar a la plaza del Punto. A la vuelta, las obras que se están llevando a cabo en algunas de las calles de la barriada por las que suele pasar la hermandad ha obligado a modificar el itinerario, que pasa a desarrollarse por Pío XII, Palomeque y de José Fariñas directamente a las calles Alosno y Cristo de la Fe.