Semana Santa > Viernes Santo
Tiempo retardado de Fe, resignación, silencio y soledad
00.58 h. El Viernes Santo puso su tradicional broche a la Semana Santa onubense con ambiente de despedida, de solemne camino de la liturgia de retorno a sus templos para aguardar a una nueva primavera, deseando que sea igual de luminosa. La jornada estuvo marcada por el retraso sobre el horario previsto y la alteración del orden de entrada en la carrera oficial a causa de un retraso de 45 minutos que acumuló la Hermandad de la Fe, que tuvo que reparar un varal de su paslo de palio. Eso no deslució una buena estación de penitencia de la cofradía de Viaplana, como también lo fueron las del Descendimiento, el Santo Entierro y La Soledad.

Los cofrades más apasionados llegan al Viernes Santo queriendo dilatar el tiempo de la última jornada de la Semana Santa de Huelva, deseando disfrutar con más antención que nunca las últimas salidas y entradas en los templos, los últimos desfiles por carrera oficial, los últimos sonidos y olores, las últimas oraciones en el marco de los dias santos. Quién sabe si por el Viernes Santo fue más dilatado de lo previsto y se retardó su desarrollo planeado, deslizando hacia la noche unos minutos los acontecimientos que pusieron el punto y seguido que rematará la Hermadad del Resucitado el Domingo de Resurrección.
Fe inquebrantable ante la adversidadEn más de una ocasión se dice que Dios nos pone a prueba y algo así le ha ocurrido en el Viernes Santo a la Hermandad de la Fe, que demostró una vez más que es fiel a su nombre, esencia y significado, y pese a los problemas que se le presentaron siguió adelante para cumplir con su estación de penitencia y demostrar a Huelva que puede con todo la ilusión del barrio de Viaplana. Un problema con un varal en el paso de palio de la Virgen de la Caridad retrasó hasta en 45 minutos su salida y alteró toda la jornada, pero eso no deslució el desarrollo de la hermandad, que fue cumpliendo y disfrutando de la última jornada cofrade.

La barriada vivía una tarde muy luminosa con expectación en torno a la puerta del templo de la parroquia de Santa María Madre de la Iglesia. Aceras y balcones estaban poblados de vecinos y devotos que esperaban vivir un Viernes Santo feliz. Cuatro minutos antes del horario previsto se echó la cruz de guía a la calle y minutos después el paso de misterio del Santísimo Cristo de la Fe, cada vez más dorado en su estructura porque estrenaba este tratamiento del frontal de la canastilla y los candelabros traseros del paso de misterio,y también con la caída de los rayos del sol, se unía al gentío congregado.
Antes de las últimas maniobras el capataz José Antonio De la Rosa decía “vamos a pasear al Cristo de la Fe por Huelva como él se merece” y una saeta se extendía en el templo. Además se producía una levantá en recuerdo del hijo de corta edad fallecido hace unos años pero que siempre presente del compañero de El Llamador de Canal Sur Radio Pepe Zamora. “Otro año más desde el palco del cielo nos está mirando. El angelito ha bajado hoy para estar con ustedes y repartir fe”, señaló a su cuadrilla.
Después otra saeta se difundió en el aire del templo. “No llores más”, le oraba cantando el saetero a Nuestra Señora de la Caridad, que antes de que pudiera darse cuenta se vio detenida. Había problemas con el penúltimo varal del costado derecho, en la parte superior que va unida al techo del palio. Estaba algo suelto y se valoró que así no podían salir a la calle. Se optó por desmontar el varal y llevarlo a la sacristía para realizar un trabajo de soldadura sobre la pieza no bien fijada. Fueron unos minutos de incertidumbre, pero con voluntad y buen hacer se completó la operación y, no sin maña y fuerza, se consiguió enderezar la pieza una vez colocado el varal para que todo quedara como debía. Dos levantás en el interior del templo certificaron que todo estaba bien y la Reina de Viaplana se echaba a la calle con un retraso de 45 minutos que le tocaba intentar recuperar.

La ovación fue sonora tanto dentro como fuera del templo al conocerse que todo estaba solucionado y se puso todo el empeño en dejar atrás ese momento de apuro y poner a continuación de él otros mejores, con más emoción y alegría, con más gozo e importancia para el recuerdo de todos los hermanos. Así la cofradía en primer lugar se dispuso a poner un buen ritmo de avance para tratar de recortar tiempo al retraso que había acumulado, aunque finalmente la alteración de todo el orden del día le permitió no tener que agobiarse con este aspecto. Por José Fariñas, Avenida Federico Molina y Alameda Sundheim la cofradía avanzó con ritmo para llegar a la de Plaza del Punto y por Berdigón y Alonso Sánchez entrar en la Plaza Isabel la Católica y encontrarse con las Hermanas de la Cruz.
Desde este punto el resto del itinerario previsto es Esperanza Coronada, La Paz, Rábida, Murillo, Vázquez López, Gobernador Alonso, Hernán Cortés, Rascón, Bocas, Carrera Oficial (20.20 h.), Cardenal Cisneros, Fernando el Católico, Palos, Plaza Quintero Báez, La Fuente, Jesús de la Pasión, Plaza de los Litris, Mackay McDonald, Duque de Ahumada, Avenida Pío XII, Palomeque, José Fariñas, Pastillo, San Marcos y Templo.
Sagrado Descendimiento con el solLlegaba hasta la Parroquia Mayor de San Pedro lo ocurrió con la Hermandad de la Fe y se echaba a la calle esta cofradía de marcado carácter de seriedad y recogimiento, que en su tránsito sigue el mismo camino que lleva su nombre paralelamente a la trayectoria que describe sol al ponerse. Fue descendiendo el astro rey lentamente y con buenas maneras el estético paso de misterio del Sagrado Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo se dejaba siluetear por los rayos dorados de la tarde en una estampa tan tradicional como bella desde el balcón del porche del templo. Por él fue deslizándose con pasos medidos el paso, que da vida a un conjunto escultórico repleto de movimiento y expresividad, plagado de matices que dejara el maestro Antonio León Ortega hace 65 años, los mismos que han transcurrido para la talla de María Santísima de Resignación en sus Dolores, también creada en 1952.

Por delante los nazarenos conquistaban una plaza de San Pedro con muchos cofrades esperando uno de las salidas claves del Viernes Santo, una estampa que se fue acercando hasta recrearse a pie de calle entre la gente alrededor del la plaza para descender la calle La Fuente y dejar atrás el Barrio Alto de Huelva. Tan cerca que podían verse en el mismo espacio de San Pedro al paso de misterio camino de irse con los sones Banda de Cornetas y Tambores Cristo de la Expiración y saliendo del templo con el acompañamiento musical de Banda Liceo Municipal de Música de Moguer el paso de palio de María Santísima de la Resignación, que estrenaba el bordado de la bambalina trasera.
La titular de la cofradía se elevó al cielo con energía con el impulso de los hermanos costaleros en una levantá dedicada a todas las personas que lo pasaron mal la pasada Madrugá en Sevilla, donde hubo heridos y varios detenidos por una estampida provocada. Este buen recuerdo para quien lo pasa mal cuando se está en un momento agradable reforzó una vez más el carácter solidario de las hermandades. La Virgen de San Pedro, con la candelería encendida, también rivalizó con el sol y fue recorriendo elegante y sobria su proche para encontrarse en la plaza con una sentida saeta a cargo de Alfonso Romero Sánchez-Guerra, que puso los pelos de punta con su emocionado desgarró. Acabó con lágrimas en los ojos y muy aplaudido por los presentes.

A la salida de la carrera oficial la cofradía fue buscando su templo por las calles Cardenal Cisneros, Fernando el Católico, Palos, Plaza Quintero Báez, Puerto, Paseo Santa Fe y Daoiz para acceder de nuevo a la Plaza de San Pedro, donde le esperaba mucha gente para una recogida más metido en la noche de lo esperado, agravando el contraste de oscuridad y luces, brillos y penumbras a su alrededor.
Santo Entierro íntimo y solemneLa Hermandad oficial de la Semana Santa de Huelva, la del Santo Entierro tiene varias perspectivas. Por un lado ofrece a modo de panorámico resumen de la Semana Mayor una representación de gran parte de sus cofradías, que con sus túnicas nazarenas invitan a recordar lo que visto no hace mucho. Además, en su cortejo están representantes de varios de los diferentes grupos municipales del Ayuntamiento de Huelva, así como de otros sectores de la sociedad onubense y también el obispo de Huelva, José Vilaplana. Pero junto a esta parte de su puesta en escena en la calle está el respeto, recogimiento y emoción que imponen sus pasos, los de Santo Entierro de Cristo, Soledad de María y Nuestra Señora de las Angustias, que dejaron unos deliciosos momentos en su salida por la parte trasera de la Ermita de la Soledad y su plaza, pero especialmente por el paso por el callejón del Santo Entierro. Su estrechez y oscuridad supuso un tránsito íntimo y especial, que fue muy apreciado por los cofrades.

Afectado por el retraso de La Fe se echó a la calle con 40 minutos de retraso sobre el horario previsto la cofradía, que encontró a la espalda de su templo a una multitud congregada y en silencio a su espera. Este tiempo de tardanza sirvió para que el sol cayera algo y al abrigo de la luz de los cirios se proyectarán las estampas tradicionales de sus sagrados titulares anocheciendo. Se pudieron apreciar varios estrenos en los pasos, como lasNuevas bambalinas en terciopelo negro para Nuestra Señora de la Soledad, caídas y respiraderos; tres juegos de dalmáticas, cantoneras para la Cruz de Nuestra Señora de las Angustias y cartelas doradas para el paso del Señor Yacente, así como la restauración del paso de Nuestra Señora de las Ángustias y nuevos faroles del paso.
El paso de la urna, dirigido por Sara Vergel y con sus ‘rosas’, su cuadrilla de costaleras, puso la primera nota de luto y silencio. Con maniobras más sencillas a cuando procesionaba por el otro lado en la salida y se movía por la rampa, el paso fue desembocando en la plaza para mostrar al Señor ya muerto e inerte en su descanso fúnebre. En la misma línea de sentimientos tristes se mostró antes que el Cristo Yacente la piedad del Nuestra Señora de las Angustias, buscando un motivo y una razón a la muerte de su hijo, que queda en sus brazos sin vida. Cerró el trío de pasos de luto el de Soledad de María, con su palio negro. Uno tras otros transitaron el angosto callejón del Santo Entierro, estrecho como ningún otro en cualquier itinerario de la Semana Santa onubense.

Y de los espacios reducidos, a otra plaza, la de San Pedro, donde muchos cofrades se congregaban para despedir a la hermandad y contemplar su amplio cortejo, donde resaltaban con avance sobrio los tres pasos. Éstos continuaron por la calle Daoiz y Paseo de Santa Fe, para bajar la calle Puerto y tomar Cardenal Albornoz y José Nogales para encontrar muy de noche ya una carrera oficial muy iluminada y repleta de cofrades que aguardaban su llegada. El carácter fúnebre y respetuoso quedó marcado con la tercera cofradía en carrera oficial, la que más tardó en recorrer este tramo.
El camino de regreso hasta la ermita de la Soledad se produjo por Cardenal Cisneros y calle arriba también por Fernando el Católico, Palos y la Plaza Quintero Báez, antes de seguir subiendo la calle La Fuente y volver a desembocar en la plaza Plaza de San Pedro, donde tomando la estela de la oscuridad dejada para la recogida del Descendimiento la hermandad siguió con este manto de noche caminando al segundo encuentro con su callejón, ahora sí más recogido y silencioso si cabe para el último adiós en la plaza de las Angustias.
Soledad y SilencioLa Hermandad de La Soledad, también conocida como El Silencio, puso el broche a una Semana Santa de éxito en lo climatológico y cofrade desde la iglesia de la Purísima Concepción. Había anunciado un retraso de 40 minutos, pero no llegó a tanto y el muñidor atizando con gestos secos a la campana se abría paso en el entorno del templo para marcar el camino al cortejo. Como es tradicional en la hermandad no había música y eso da pie a apreciar otros sonidos que forman parte de su desarrollo y que componen un rosario de matices que visten la experiencia de contemplar una cofradía que invita a la reflexión y a fijarse en los detalles.

Sobre el paso dice mucho la escena de la Virgen sola al pie de la cruz, que queda a su espalda con el sudario ondeando, con la cabeza gacha y las manos tratando de agarrar el aire, el vacío que ha dejado el hijo perdido que ya no puede abrazar. Procesionó sola aunque escoltada por un centenar de nazarenos de negro y verde y cinturón de esparto, arropada también por el buen número de cofrades que buscaban grabar con la mirada los últimos instantes de la Semana Santa de Huelva.
Estrenaba la cofradía la cruz procsional del paso de su titular, que a las órdenes de Francisco José Cumbreras Trufero el paso fue avanzando calle abajo por Méndez Núñez para continuar por Mora Claros, Puerto calle arriba y tomar Ciudad de Aracena para volver a bajar por Isaac Peral la calle San José y transversalmente un trozo de la calle Puerto de nuevo e ingresar en Béjar. Posteriormente transitó imponiendo silencio y recogimiento por la Avenida de Portugal hasta alcanzar la carrera oficial por Jesús Nazareno con la noche ya extendida sobre la ciudad.
Con sobriedad y elegancia transitó en silencio La Soledad por carrera oficial, avanzando entre palcos solemnemente, escanciando las últimas chicotás y mecidas. El recorrido de vuelta la hermandad lo hizo acompañado por su gente, caminando despacio en una recogida íntima, que desembocó en la calle Méndez Núñez de nuevo tras tomar la larga vía comercial y peatonal que encadenadas forman las calles Arquitecto Pérez Carasa, Palacios y Concepción, donde encontró a un selecto grupo de fieles esperándola con calma. Allí casi a la una de la madrugada, sólo se oían las instrucciones del capataz en las últimas revirás y el sonido de las zapatillas de los costaleros, los crujidos del paso. Terminada la operación la sagrada titular del Silencio vio cómo entraba en el templo concepcionista todo su cortejo de nazarenos para quedarse ahora sí en soledad, con las lágrimas detenidas en el tiempo a pocos metros de la entrada definitiva, que ocultaban en parte las tenues nubes de incienso que ascendían vaporosas al cielo que respetó esta Semana Santa para que fuera perfecta.