Testigo onubense en la Puerta del Sol

'Las prohibiciones han provocado lo contrario, un efecto llamada'

18.35 h. Lorena Correa, periodista onubense que reside en Madrid, cuenta a huelva24.com lo que se está viviendo en los últimos días en el epicentro del movimiento del 15-M en la capital, donde no se dan cifras oficiales por parte del Gobierno del número de 'indignados' y la Policía pide el DNI a los que acceden a la plaza. Afirma que la acampada se ha convertido en un 'fenómeno turístico' y que son 'enormes' las muestras de solidaridad de vecinos, dueños de bares, médicos y otras personas que se acercan a interesarse por los manifestantes.

'Las prohibiciones han provocado lo contrario, un efecto llamada'

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La plaza de la Puerta del Sol es el centro del mundo para España en unos días en lo que la campaña electoral se ha visto inundada por la indignación de miles de personas en todo el país. En el emblemático escenario madrileño, tan popularizado por las retransmisiones televisivas de fin de año, el ambiente se ha alejado radicalmente de las estampas más tradicionales para dar paso a una imagen nueva, donde la concentración de personas impide que se vea el suelo, donde se está fraguando un movimiento de protesta que todos quieren etiquetar, atribuirse y que no deja indiferente a casi nadie. Diariamente está acudiendo a este lugar Lorena Correa Rachón, una periodista onubense que reside en Madrid desde hace tres años, que reflejado para huelva24.com sus impresiones acerca de lo que está sucediendo a su alrededor. Ante la pregunta fundamental, nuestra compañera tiene clara la respuesta a pesar de las prohibiciones no se irán. Seguirán acampados hasta el domingo.Tal y como comentaba hoy, no hay cifras oficiales del número de personas que se concentra en Sol porque el Gobierno no las hace públicas. Hace unos minutos un periodista le ha preguntado por esto a Rubalcaba y ha escurrido el bulto, supongo que por evitar el efecto llamada. Y es que según observa la acampada de Sol aumenta en número de personas por momentos y las prohibiciones han provocado el efecto contrario: un efecto llamada. Desde que produjo la primera concentración hasta a la última ha aumentado el número de personas, pero paradójicamente la presión policial ha disminuido, destacó. En este sentido, indicó que los primeros días cada calle de acceso a Sol estaba plagada de furgones policiales, pedían la documentación a las personas que querían acceder a la plaza y, ahora, hay menos furgones, aunque los agentes continúan por motivos de seguridad.

Gran organización y pendientes a las redesEn cuanto a cómo son las personas que han dado el paso de concetrarse, Correa detalló que el éxito de este movimiento, y que se palpa en Sol, es que lo forma un grupo muy heterogéneo de personas, ya sea por su edad, ideología política..., a lo que añadió que el liderazgo de la acampada de Sol está, evidentemente, en jóvenes de izquierdas, pero el discurso ha calado fondo porque personas de distinta índole se enfrentan a los mismos problemas: el paro, precariedad laboral, pisos embargados.... etc. Asimismo indicó que la media de edad está entorno a los 30, pero que lo mismo hay universitarios que personas mayores. Otro rasgo de los indignados es el uso continuado de las redes sociales, que les permite que la repercusión del movimiento trascienda fronteras. Saben del poder que tiene las redes en los jóvenes y las usan como altavoz al minuto, afirma. Con respecto a los mensajes que se escriben y se proclaman por altavoces o cantando, valoró que las consignas políticas van más allá de PSOE o PP, a lo que agregó que los que allí se encuentran, en general, no se consideran antisistemas, pero critican que el sistema ha fallado. Mucha solidaridad Acerca del modo en que se ha articulado este asentamiento de protesta, la periodista onubense relató que están perfectamente organizados por grupos: infraestructuras, comunicación, alimentación..., aunque esta estructura se ha visto reforzada de una manera espontánea por la ciudadanía. Lo más llamativo ha sido la oleada de solidaridad que están recibiendo los acampados. Por ejemplo, señaló que hay bares que llevan comidas, fisioterapeutas que van a dar masajes; médicos que llevan botiquines y vecinos del barrio, personas mayores en su mayoría, que se mezclan con los indignados, charlan con ellos e intercambian impresiones.Otro dato curioso que ha llamado la atención de Lorena es que la acampada se ha convertido en un fenómeno turístico, puesto que los turistas de Madrid se mezclan con los indignados y se hacen fotos con ellos. También es detacable que a pesar del gran número de personas de toda condición allí reunidas, no ha habido incidentes de consideración, exceptuando alguno con la prensa, sobre todo con Telemadrid.

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