La historia de Lea, la perra de Huelva que cayó desde una tercera planta tras ser castigada por su dueña

La propietaria la había dejado en el alféizar de la ventana, desde donde cayó al vacío sufriendo graves heridas, de las que se está recuperando

Un juicio rápido ha determinado su inhabilitación para la tenencia de animales

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La perra atendida por vecinos tras caer desde un tercero facebook

huelva24

Lea, una joven perra mestiza de siete meses, ha provocado la reacción unánime de una barriada de Huelva que asistió al acto de extrema crueldad de su propietaria, que permitió que el animal cayera al vacío desde un tercer piso.

La causa de su caída no fue un trágico accidente: fue el resultado de un castigo impuesto por su propia dueña. «Se precipitó desde la repisa de la ventana donde le castigaba a estar su propietaria», explica en redes sociales Isra Rodríguez, miembro del refugio animal 'La tropa de Isra', que ahora protege a Lea.

El impacto casi le cuesta la vida, aunque no se salvó de sus consecuencias devastadoras. Las lesiones fueron muy graves; un neumotórax causado por una herida en el pulmón y dos fracturas en sus extremidades, tanto traseras como delanteras, dejaron a Lea al borde de la muerte. Sin embargo, varios vecinos acudieron rápidamente en su ayuda y la trasladaron de urgencia a una clínica veterinaria.

La escena, presenciada por los vecinos, desembocó en una llamada al Cuerpo Nacional de Policía, que se personó rápidamente en el edificio para esclarecer lo sucedido y proceder a la detención por maltrato animal de la responsable. «Tuvimos mucha suerte de que los vecinos, que lo presenciaron todo, no dudaron ni un segundo en actuar«, cuenta Israel, que agradeció a los agentes su actuación.

En un juicio rápido celebrado al día siguiente, la jueza tomó medidas ejemplares: la mujer fue inhabilitada para la tenencia de animales y se ordenó la incautación de sus mascotas para una investigación más profunda. «También tuvimos suerte con la juez y los funcionarios que nos han tocado esta vez, tan implicados en el maltrato animal», destaca Isra, agradecido igualmente por la determinación del juzgado encargado del asunto.

Otros tres animales en peligro

Además de Lea, otras criaturas inocentes compartían el hogar con la culpable: un dogo argentino de cinco años, una gata y una perra de diez años. La asociación Punta Animal se hizo cargo de algunos de ellos, mientras que Lea y otros animales fueron acogidos por el refugio de Isra.

Contrariamente a lo que podría esperarse, los animales no mostraban signos de negligencia en su cuidado. «Ninguno de los animales está en mal estado», asegura Isra. La propietaria llevaba regularmente a sus mascotas al veterinario, gastando considerables sumas en su atención médica, un detalle que resalta aún más la inexplicable crueldad de sus acciones. Los vecinos, sin embargo, no están tan convencidos de la supuesta inocencia de la mujer, quizá porque ya había indicios de malos tratos hacia a los animales de los que se hacía cargo.

La recuperación de Lea, lamentablemente, será un proceso costoso y prolongado. Los tratamientos médicos necesarios ascienden a aproximadamente 3.000 euros, lo que ha llevado al refugio a buscar donaciones y adopciones para cubrir los gastos. Mientras tanto, Lea continúa su lucha por la vida en una clínica veterinaria, ajena a la ola de solidaridad y cariño que su historia ha provocado en el barrio donde hasta ahora vivía.

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