Qué es el mejillón egipcio, la especie invasora que ha llegado a Andalucía y cuyo origen se encuentra en el Mar Rojo

Aunque su presencia en la región se limita a la costa de Almería, no se descarta que con el tiempo se extienda por el litoral andaluz

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Imagen de archivo del mejillón egipcio, la especie invasora que ha llegado a Andalucía y cuyo origen se encuentra en el Mar Rojo Junta de Andalucía
Á. G.

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La llegada del mejillón egipcio (Brachidontes pharaonis) a las aguas andaluzas (concretamente, a la provincia de Almería) ha sido confirmada recientemente por la Junta de Andalucía. Esta especie exótica, originaria del Mar Rojo y considerada invasora por su capacidad de adaptación, ha sido detectada viva en la costa almeriense por especialistas del Programa de Gestión Sostenible del Medio Marino.

Los ejemplares se han localizado en enclaves de alto valor ecológico, como la Isla de San Andrés, en Carboneras, y en el Islote de San Pedro, frente a Punta Javana, dentro del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Por ahora su presencia es limitada, pero los expertos advierten de que, con el tiempo, la especie podría extenderse a otras zonas del litoral andaluz, como es el caso de la costa de Huelva. «No se descarta que se expanda en los próximos años gracias a sus larvas pelágicas y que llegue a ser más abundante, como ya ha ocurrido en otras regiones del Mediterráneo», se avisa desde la Junta.

¿Qué es el mejillón egipcio?

El mejillón egipcio (Brachidontes pharaonis) es un pequeño molusco bivalvo de color pardo oscuro que apenas alcanza los 40 milímetros de longitud, mucho menor que el mejillón común (Mytilus galloprovincialis). Se distingue fácilmente por las finas y numerosas costillas radiales que recorren su concha, un rasgo que lo diferencia de sus parientes más conocidos en las costas españolas.

Aspecto del mejillón egipcio que ha llegado a la costa de Almería Junta de Andalucía

Su llegada al Mediterráneo se remonta a finales del siglo XIX, cuando atravesó el canal de Suez (razón por la que se clasifica como «especie lessepsiana»), siendo avistado por primera vez en Egipto en 1876. Desde entonces se ha propagado por buena parte de la cuenca mediterránea. De hecho, se volvió común en países como Líbano, Israel, Siria, Chipre y Turquía, y colonizó con rapidez Grecia, Malta (1970) y Sicilia (1971). En pocas décadas consiguió formar poblaciones extremadamente densas, con hasta 15.000 individuos por metro cuadrado, lo que le permitió desplazar a especies autóctonas. Más tarde avanzó hacia el norte de África y el Adriático.

En España su detección es muy reciente. En concreto, en 2020 se encontraron ejemplares vivos en el Mar Menor y en localidades de la Comunidad Valenciana, como Jávea y Calpe. Debido a su gran capacidad de dispersión y a la facilidad con la que forma colonias masivas, está incluida en el catálogo de especies invasoras.

¿Qué riesgos supondría la llegada del mejillón egipcio a Huelva?

Aunque de momento su presencia en Andalucía es reducida, tal y como ya se ha mencionado, los expertos de la Junta no descartan que el mejillón egipcio pueda expandirse en los próximos años, ya que sus larvas, capaces de sobrevivir varios días en mar abierto, favorecen una rápida dispersión y su transporte accidental a través de embarcaciones. Si este avance continuara hacia el oeste andaluz, incluso hasta la costa de Huelva, podría reproducirse el mismo patrón de colonización masiva que ya se ha observado en otras áreas del Mediterráneo.

El Brachidontes pharaonis se instala en zonas batidas por el oleaje, justo bajo el nivel medio de la marea, donde encuentra refugio entre densos tapices de algas. Ese hábitat coincide en parte con el de especies autóctonas como el pequeño mejillón Mytilaster minimus, lo que puede dar lugar a episodios de competencia, aunque no se prevé un riesgo grave para comunidades asociadas a formaciones vulnerables, como los arrecifes de Dendropoma lebeche. El verdadero problema radica en su capacidad de formar colonias extremadamente densas. Y es que puede obstruir infraestructuras costeras y sistemas de tuberías, alterar los ecosistemas al desplazar especies locales y modificar las cadenas tróficas. Además, su tolerancia a condiciones extremas de temperatura y salinidad lo convierte en un invasor especialmente difícil de controlar, ya que además resulta casi imposible erradicarlo sin afectar al resto del entorno marino.

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