historia
Luisa de Guzmán, la reina onubense olvidada
Huelva debe conocerla y reconocerla, tal como ocurre con otros grandes personajes de la Historia, el geógrafo Al Bakri, el poeta universal Ibn Hazm o el santo San Dúnala
Guardia y custodia de la memoria de Huelva
La Huelva olvidada: el fascinante legado de las tabernas que dieron nombre a sus lugares más emblemáticos


Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEn un callejero la mar de curioso y una estatuaria que deberíamos calificar al menos como hilarante, no hemos podido encontrar el menor atisbo, ni tan siquiera la más escondida mención a una de las hijas más ilustres de Huelva, doña Luisa Francisca Pérez de Guzmán y Sandoval, reina que fue primero consorte y después regente, quiere decirse con mando en plaza y hasta dirigiendo unos conflictos armados, que a la postre llevarían a la independencia definitiva de Portugal.
Hace ya muchos años que se localizó en los archivos de la Parroquia Mayor de San Pedro el certificado de bautismo de la onubense doña Luisa Francisca Pérez de Guzmán y Sandoval. Conocida como Luisa de Gusmâo en el país que reinó y supo conducir con mano firme en unos procelosos tiempos, con el rey Felipe el cuarto atendiendo varios frentes a un tiempo, y entre ellos el habitual caos de las provincias catalanas, en manos de bandoleros y salteadores de caminos, empobrecida y entregada voluntariamente a la monarquía francesa hasta que llegara la Paz de los Pirineos, por la cual Felipe IV pierde la última de sus posesiones transpirenaicas.
La debilidad del reino de las Españas, en manos de un pariente de la onubense, el conde duque de Olivares, que además de atender a varios frentes vio como las remesas de metales que llegaban de América cada vez se demoraban más y eran más escasas, propició que la onubense Luisa de Gusmâo pudiera aprovechar el momento y reconducir a Portugal a su independencia definitiva.
Este no fue el único movimiento político, y militar, de la ilustre vecina de la collación de San Pedro, pero sí el que tuvo mejor final. El otro acabó en un auténtico fracaso y no fue otro que el de la independencia de las tierras del suroeste peninsular: las tierras de Andalucía la Baja más algunas posesiones que los Medina Sidonia gobernaban en zonas colindantes al valle del Guadalquivir, aunque no fue Luisa Francisca Pérez de Guzmán la que lo intentara llevar a cabo, sino su hermano el IX duque de Medina Sidonia, y otro pariente, como el de Olivares, perteneciente a una rama digamos que más modesta de la casa de Medina Sidonia, el marqués de Ayamonte que fue a perder la cabeza por el asunto de crear un reino que, muy probablemente, habría tenido en Huelva su capital, toda vez que la corte de los duques de Medina Sidonia se había trasladado a la capital onubense en tiempos del padre de estos tan activos como arriesgados hermanos.
Los orígenes
Luisa Francisca era hija de Manuel Alonso Pérez de Guzmán el Bueno y Silva, XIII señor de Sanlúcar, XI conde de Niebla, VIII duque de Medina Sidonia y VI marqués de Cazaza, y de Juana Lorenza Gómez de Sandoval y Rojas y de la Cerda, hija del I duque de Lerma, el poderoso valido de Felipe III. El padre de la que llegaría a ser reina, primero consorte y luego regente, de Portugal, el dicho Manuel Alonso, fijaría su residencia en Huelva, en el hoy desaparecido castillo que estuvo emplazado en el cabezo de San Pedro, fortaleza desde la que se domina en la inmensidad del horizonte el mar y en primera línea la ría del Odiel, a cuyo margen izquierdo ha estado históricamente asomada la ciudad. En el castillo de San Pedro, del que hoy son visibles sus huellas, gracias a la fotografía aérea, los duques de Medina Sidonia y señores de Huelva fueron a establecerse y criar a sus hijos.
Es esta una de las épocas más brillantes de la historia de la ciudad, pues pasaría la villa de ser un pequeño puerto pesquero a uno de los más importantes del arco costero suroccidental ibérico. Este curioso desplazamiento desde Sanlúcar de Barrameda a Huelva, debió tener a todas luces una intencionalidad muy concreta, habida cuenta de la debilidad del reino en tiempos del penúltimo de los Austrias. A nadie puede escapar que a la debilidad de la España de Felipe IV se están sumando los conflictos en Sicilia y Nápoles, además de los ya citados de Portugal, independizada en 1640 con el ascenso al trono del Braganza esposado con Luisa de Guzmán, y el eterno conflicto de las provincias catalanas.



La huella de los Pérez de Guzmán – Sandoval en la ciudad quedó patente en el que fuera convento de la Merced descalza para la redención de cautivos, hoy sede universitaria, así como las reformas que hubo de hacer el duque para habilitar el castillo de San Pedro y hacerlo habitable, aunque con posterioridad y ante la precariedad de la fortaleza onubense, se trasladaría la corte, algunos años después del intento de independencia de estos reinos del sur, hacia el palacio sito en la calle que hoy lleva ese nombre.
Además, debemos recordar que el traslado de la corte de los Medina Sidonia a Huelva supondrá la llegada de obras de arte de notables artistas, como Juan de Roelas, Martínez Montañés o Herrera el Viejo, y por supuesto de contar en su corte los duques con un notable pintor de cámara, el florentino Francesco Giannetti. Manuel Alonso Pérez de Guzmán ya contaba entre los intelectuales de los que se rodeó en su corte con el escritor y religioso Pedro Espinosa, que pasado el tiempo formaría parte de la conspiración que iba a protagonizar uno de sus hijos y por ende hermano de Luisa Francisca, el IX duque de Medina Sidonia Gaspar Alonso Pérez de Guzmán y Sandoval, cuyo objetivo hay datos suficientes, al margen de la propia confesión ante el rey del propio duque de Medina Sidonia, para deducir que fue el de crear un reino independiente de la corte de los Austrias, en buena parte de los entonces reinos andaluces por los que se extendían los dominios de la Casa de Medina Sidonia: reinos de Jaén, Córdoba, Granada y Sevilla, que se extendía entonces por las actuales provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva, además del sur de Badajoz.
Huelva, capital del reino
El impulso necesario para lograr la independencia de Portugal, estaría lógicamente relacionado con el hecho de trasladar la corte ducal a Huelva y por ende con la intención de tener el centro del futuro reino andaluz en el bien abrigado y mejor localizado puerto de Huelva. El intento no tuvo éxito, costándole prestigio, propiedades y exilio al duque de Medina Sidonia, así como la cabeza a su primo el V marqués de Ayamonte, Manuel Silvestre de Guzmán y Zúñiga. Las pesquisas y la acción para evitar la independencia de Andalucía corresponderían a otro pariente de los Medina Sidonia, el conde duque de Olivares, Gaspar de Guzmán y Pimentel Ribera y Velasco de Tovar.
Estos acontecimientos sucedieron al año siguiente de la sublevación de Portugal y el ascenso al trono ya comentado de Joâo IV, dando lugar a la fundación de la Casa Real de Braganza. Luisa Francisca, la hermana del duque de Medina Sidonia y prima del marqués de Ayamonte fue una persona clave en el proceso que acabaría con la independencia definitiva de Portugal en 1640, y también estuvo en el acuerdo de ayuda mutua que Joâo IV y la casa de Medina Sidonia tuvieron para independizar a ambos reinos el portugués y el no finalizado proyecto andaluz, sin olvidar el apoyo, que llegaría tarde o no acabaría de llegar, de Francia y Holanda, en un momento de debilidad de la corte de Felipe IV que sólo el buen hacer del conde duque de Olivares pudo salvar.
Luisa Isabel Álvarez de Toledo, XXI duquesa de Medina Sidonia, conocida popularmente como la Duquesa Roja, conservadora del importante archivo de la Casa de Medina Sidonia y notable historiadora, mantuvo una lectura distinta sobre el asunto de un intento de independencia de Andalucía que ella niega que hubiera existido y habría que endosar a falsedades o exageraciones, a la envidia, en suma, del conde duque de Olivares, miembro de una rama menor de la Casa de Medina Sidonia. Además, la duquesa ha estudiado en sus archivos de Sanlúcar, que el ejército no atacó Portugal cuando se le demandó desde la corte, desde la frontera en lo actual provincia de Huelva, por la debilidad del ejército español en la zona, que apenas llegó a alcanzar los 3000 hombres en alguna ocasión.

Es innegable en todo caso el papel señero que tuvo la onubense reina de Portugal en todos estos acontecimientos. De una educación exquisita, Luisa de Guzmán mostró ser ambiciosa por naturaleza. Animó a su marido, o si acaso lo convenció, a rebelarse contra los Austrias y proclamarse rey, iniciándose un conflicto armado entre la recién creada corona lusa y la española desde 1640 hasta 1668 que ella misma dirigió como reina y que finalizaría con la independencia definitiva de Portugal.
Tras la muerte de Joâo IV de Braganza, Luisa de Gusmâo había ceñido la corona lusa y logrado importantes triunfos en el campo militar y el político. Aún hoy se cuenta en Portugal una frase atribuida a la reina onubense cuando fue alertada de los peligros que suponía portar una corona: «Melhor ser Rainha por um dia, do que duquesa toda a vida». En la actualidad todos los historiadores coinciden en el importante papel que tuvo Luisa Francisca Pérez de Guzmán y Sandoval, o Luisa de Gusmâo, en la política de su tiempo. De hecho, casó a su hija Catarina con Carlos II de Inglaterra y dos de sus hijos serían, como ella, reyes de Portugal.
Huelva debe conocer y reconocer a una de sus hijas más ilustres, tal como ocurre con otros grandes personajes de la Historia, el geógrafo Al Bakri, el poeta universal Ibn Hazm o el único santo que ha dado Huelva al martirologio cristiano, San Dúnala, toda una suerte de personajes que han quedado arrumbados y olvidados, vayan ustedes a saber por qué extraña razón, por las propias élites políticas y pretendidamente culturales, fieles seguidoras de ucronías que han sido lamentablemente atornilladas a la memoria colectiva onubense.
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesión