Mariano Peña confirma el regreso de Mauricio Colmenero: «No me ha costado volver a meterme en el personaje; es como montar en bicicleta»

El actor onubense, último pregonero de la Feria de la Tapa, volverá a ser el gracioso dueño del Bar Reynolds de la serie 'Aída' en una película que ha significado el «reencuentro» de »una familia«

Ensalza la gastronomía y los paisajes de Huelva y además de en la playa se moja en asuntos como las protestas propalestinas, la visibilidad del colectivo LGTBIQ+ y aspectos de su profesión que no le gustan

Mariano Peña invita a todos a venir a Huelva porque «se come de maravilla»

Mariano Peña, en el kiosko La Española de Punta Umbría clara carrasco
Mario Asensio Figueras

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Mariano Peña (Manzanilla, Huelva, 1960) es un actor de largo recorrido que desde muy joven fue dejando su impronta en teatro, cine y televisión. Ama su profesión y afirma que no va a retirarse nunca, una pasión similar a la que siente por Huelva, un paraíso que prefiere que no pierda el cartel de 'por descubrir'. También hay mucho amor del público hacia él, porque ha sabido encarnar con arte, picardía, ingenio y ternura a todo tipo de personajes a los que todos les hemos cogido cariño. En la pequeña pantalla ha sido el Señor Benjumea de 'Allí Abajo', pero sobre todo, Mauricio Colmenero, de 'Aída', un personaje que pese a ser todo lo que nadie debe ser, el actor onubense supo darle una luz especial que encandiló a golpe de risas. Sabe reconocer todo lo que le ha dado este papel, del que no reniega, aunque su carrera artística ha ido más allá. No ha dejado de meterse en otras pieles, porque así entiende su oficio. Uno que ya le entusiasmaba antes de saber que podía ganarse la vida con ello. Desde el otoño de una calmada Punta Umbría, junto a la ría, conversa con Huelva24 sobre diversos temas.

-Hace casi una semana dio el pregón de la Feria de la Tapa de Huelva. ¿Cómo vivió la experiencia?

-Yo me siento profeta en mi tierra y ya no sé qué premios y reconocimientos me van a dar. Lo agradezco infinitamente. El pregón de la Feria de la Tapa es muy fácil de hacer, porque es hablar de tu tierra y de la riquísima despensa que tiene. Huelva tiene Condado, marismas, Sierra, Costa y maravillas de productos que no necesitan hacerles nada, como la gamba, la almeja o el jamón. Los guiris se asustan porque ven crudo el jamón, pero después no pueden pasar sin él.

Mariano Peña, junto a la ría clara carrasco

-En su pregón dijo que comer gamba de Huelva es «una experiencia religiosa». ¿Es una ayuda para comprender la obras de Santa Teresa de Jesús y Fray Luis de León?

-Parafraseando a Enrique Iglesias, es una experiencia mística, religiosa, como comer jamón. En mis viajes a Madrid siempre advierto que soy de Huelva y en muchos sitios dicen que tiene gambas de Huelva y no lo son. De verdad que cuando seamos conscientes de lo que tenemos en esta tierra… pero como lo vemos todos los días y es cotidiano…

«Un amigo me dijo que Huelva era la gran desconocida y yo le dije que mejor así»

-Al margen de la gastronomía, ¿qué otras cosas de Huelva valora especialmente y le gusta hablar de ellas con otras personas de fuera?

-Yo soy astuto y hablo poco de la tierra para que no me la quiten. Un amigo me dijo que Huelva era la gran desconocida y yo le dije que mejor así. La paz que se respira por ejemplo aquí en Punta Umbría no se da en otras playas de España. Así que publicidad hago la justa. Es una pena que las playas de arena blanca que tenemos no se prodiguen más, pero en el fondo me alegro de que las disfrutemos así.

-Se hizo actor muy joven. ¿Como fue esa decisión y cómo fueron sus inicios?

-No me hizo falta decidirme. Lo tenía clarinete, como se dice ahora, y mis padres más. Yo hice la enseñanza primaria y el bachillerato y ya escribía mis obras de teatro y mis cosas. Me llevé una gran sorpresa cuando me enteré que pagaban por lo que para mí era una diversión, mi hobby. Después de estudiar en Manzanilla estuve de interno en el Colegio Santa María de la Rábida y luego me decidí a estudiar arte dramático. Me decían que me cubriera las espaldas estudiando una carrera, porque después lo petas o no lo petas. Yo tuve suerte. Tienes que valer, que modestamente, creo que valgo, pero sin suerte no llegas.

«Me llevé una gran sorpresa cuando me enteré que pagaban por lo que para mí era una diversión, mi hobby»

-Ha dicho en alguna ocasión que se se hizo actor para vivir vidas. ¿En qué vida que ya ha encarnado no le importaría estar un mes y en cuál cree que le costaría vivir una semana?

-En el teatro hice un personaje muy agradecido que es el Tío Facundo, un patriarca gitano, que es un personaje fantástico. Era el jefe de la tribu, siempre vestido de negro, bailaba y lo que decía iba a misa. Pero yo esa vida nómada no la quiero yo mucho. Siempre he pensado que todos los personajes son como dedos de la mano. ¿Cuál te cortas que no te duela? Son como hijos. Los has tenido ahí, los has ido elaborando y le das parte de tu cuerpo y de tu voz. Cuando abandonan el nido te duele. Algunos no se van nunca.

-Cuando construye un personaje ¿se nutre de gestos, expresiones y formas de ser que ve alrededor? ¿Cuánto de la gente de Huelva hay en los personajes que ha interpretado?

-La vis cómica se tiene o no se tiene. Es como el que sabe dibujar. Creo que tengo las dos cosas. El idioma andaluz es simpático, es muy gracioso y si encimas se tiene vis cómica, lo tienes casi todo. Cuando cuento algo me dicen que se ríen de cómo lo cuento, no de lo que me ha pasado. El actor es un observador y un gran imitador debe mirar, imaginar y actuar. Me preguntan muchas veces que en quién me inspiré para hacer el papel de Mauricio Colmenero en 'Aida' y todos tenemos gente alrededor en la familia, en el bloque o en la calle. Alrededor te encuentras ese personaje.

«Cuando me dieron el personaje de Mauricio Colmenero pensé que me iban a apedrear por las perlas que soltaba»

Me siento muy querido y valorado por la profesión y por la gente. Cuando me dieron el personaje pensé que me iban a apedrear por las perlas que soltaba, pero en 10 años de experiencia puedo hablar que cuánto más gorda era la burrada más se reía la gente y la festejaba. Hay gente que me recuerda frases textuales con una sonrisa y yo flipo.

-¿Qué es lo que más valora y le motiva a la hora de aceptar un trabajo?

-Un amigo me dijo que si no me iba a jubilar y no me lo he planteado nunca. Yo creo que moriré con las botas puestas. Me gusta tanto mi profesión que no me pesa. Si es verdad que la profesión se está abaratando. Yo no digo que el actor sea como en la época de Liz Taylor y Montgomerie Clift, que querían el camerino pintado de blanco roto y unos nardos, pero de ahí a que esté todo el equipo técnico y te quieras sentar y no haya ni una silla para el actor. Además de que creo que en no pocos casos se han enseñado mal la profesión. Antes entrabas de becario e ibas aprendiendo de todos. Ahora se enseñan los malos vicios y se aprenden antes que los deberes. Dicho todo esto desde el cariño. Insisto, no me pienso jubilar y me gusta mi profesión, aunque el neón está perdiendo brillo.

clara carrasco

-En 2026 se estrena 'Aida y vuelta'. ¿Cómo fue volver a esa etapa, a coincidir con compañeros y encarnar de nuevo a Mauricio Colmenero? ¿Le generó sentimientos encontrados?

-Ha sido el reencuentro. La elaboración de la serie duró 10 años y hace 10 que acabó. Nos volvimos a encontrar todos y los niños que llegaron pequeñitos ahora son hombres. El decorado y todo lo han hecho milimétricamente igual. Es un 'deja vu', una emoción. Es como esas amistades que aunque pase el tiempo, que no las llamas, no les escribes y la ve es y parece que las viste ayer. Es que fueron 10 años. Éramos una familia. A mí no me ha costado volver a meterme en el personaje de Mauricio Colmenero. Los compañeros decían de broma, ¿esto cómo se hace? y digo, esto es como montar en bicicleta. Te montas y uyuyuyuy. Da vértigo pero se hace.

-Venimos de muchas manifestaciones en la calle de ciudadanos a favor de Palestina y en contra del genocidio que está cometiendo Israel y también se están significando muchas personas conocidas, como actores. ¿Qué opina de todo esto?

-Me parece bien. Si tenemos un trampolín para que nos oiga y que se oiga al ciudadano, ya que el actor es un ciudadano de a pie, aunque un poco privilegiado porque tiene púlpito y una ventana para mostrarse. Siempre si lo dice Pepito Pérez, dedicado al celuloide, tiene más repercusión que si lo dice Antonio García, que es un hombre de a pie. Pero también hay que tener cuidado con la repercusión, como lo de la Vuelta ciclista a España. Igual me estoy metiendo en camisa de once varas. Por que te quieras manifestar no tienes por qué quemarme la fachada, que es mía, y en la Vuelta hay unos deportistas que están ahí. En eso no estoy a favor. Hay que tener cuidado de cómo se manifiesta uno. Honestamente lo digo. No quiero crear polémica.

«Mi opinión la digo y la repito. Estoy totalmente en contra de esta guerra»

-¿Personalmente con respecto a lo que está pasando en Palestina ha emitido alguna opinión?

-Voy a confesar lo que ya es vox populi entre mis amistades. Soy un tarugo informático. Entonces lo de grabarme un video y ponerlo en las redes… Me abrí Instagram y lo tengo abandonado, si no hace un año, poco le falta. Evidentemente, mi opinión la digo y la repito. Estoy totalmente en contra de esta guerra, por supuesto.

-En otro de sus trabajos recientes forma parte del reparto de la serie 'Mariliendre', que da visibilidad al colectivo LGTBIQ+. ¿Qué le motivo a participar? ¿Es de las personas que activamente promueve esa visibilidad?

-No me gustan en ningún sentido, entiéndase la expresión, Los escándalos. Yo voy subiendo poquito a poquito subiendo la escalera y cuando te das cuenta estoy arriba. No me gusta coger un megáfono y ponerme a gritar. Me gusta ir tranquilo, sin estresar al personal. Evidentemente, trabajar con los Javis era un caramelo que no podía dejar pasar, aunque me hubieran dado un papel de chica de la limpieza. Me dieron este personaje en el que había que cantar y bailar un poco y encima mi 'partener' era Nina, ¡Nina! que era la directora de la academia de Operación Triunfo y encantadora. Tuve la suerte de encontrarme con un personal estupendo y me sentí muy reconfortado por hacerlo y tenía ganas.

«¿Cómo voy a renegar de un personaje que me ha dado tantísimo? Es imposible y además, reconozco, modestia aparte, que tiene toda la gracia del mundo»

El personaje de Mauricio -Colmenero- marca mucho. Soy consciente y no me quejo. Pero aprovecho para aclarar que no me gusta que me digan Mauricio. No. Soy Mariano Peña, no Mauricio. Pero que me hablen de él… ¿cómo voy a renegar de un personaje que me ha dado tantísimo? Es imposible y además, reconozco, modestia aparte, que tiene toda la gracia del mundo.

clara carrasco

-¿Se ha planteado en alguna ocasión dirigir?

-Me ha llamado mucho la atención pero he tenido siempre la sensación de que no era el momento. Recuerdo que cuando hacia 'Aída' me decían los realizadores de televisión 'Mariano tienes mucha idea, ¿por qué no diriges?', Yo decía ya dirigiré, pero cuando te das cuenta ya no hay tiempo y mucha pereza. Con 20 años te comes el mundo, pero cuando ya ves la trastienda y ves todo, el desencanto, la zancadilla. Ves que no están todos los que son ni son todos los que están. Ves que para triunfar hay muchos factores. Por supuesto ser bueno, pero y qué más. Una cosa que quiero comentar y dar un tirón de orejas a los directores noveles. Yo he luchado toda mi vida por tener un nombre y ahora que lo tengo, ellos quieren gente menos conocida y no lo entiendo. Pienso que es por contar la historia, y no es lo mismo un señor taxista que Mariano Peña hace de taxista, pero toda la vida ha sido así y ahí tienes a Meryl Streep y Dustin Hoffman. No sé de qué nos asustamos. Dile a un actor novel que hay que acabar a las seis de la tarde porque se va la luz o que no se pase de la marca. Alguno no sabe hacerlo igual. Ya hasta meten a gente de la calle que no es ni actor.

-Ya hizo un comentario al respecto sobre Terelu Campos.

-La pregunta que me hicieron ya iba a la guerra. Solamente dije que no es culpa de ella sino de la gente que la contrata y le ofrecen ese personaje. ¿Ella qué va a hacer? No tengo nada en contra de Terelu. Si es verdad que me da miedo que lo está haciendo todo. Ya sólo le falta montar en globo y ya se habrá montado.

-También le dio a Jesulín de Ubrique por cantar y ahora a Sergio Ramos.

-Y así fue.

-Hace unos días Huelva vivió un acontecimiento histórico con la Magna Mariana de Huelva, que reunió a 110.000 personas en la ciudad. ¿Estuvo presente o la siguió?

-La verdad es que no me gustan las aglomeraciones. Cuando vas a un sitio público a exponerte ya sabes lo que te espera. Es una foto, otra foto y a veces toca escuchar improperios o bromas con cariño. Una señora el otro día me pidió una foto y luego me dijo ¿y tú quién eres? Ya me pasó en la Semana Santa de Sevilla. Estaba ahí el paso, se dieron cuenta que estaba y todo mundo se quedó mirando. Tuvo que venir el fiscal de tramo a meter prisa.

«Me gusta la fama pero no tanto como a Concha Velasco, que decía que si alguien no le reconocía hablaba más alto para que supieran quién era»

-¿Le gusta ser reconocido por la calle?

-Me gusta la fama pero no tanto como a Concha Velasco, que decía que si alguien no le reconocía hablaba más alto para que supieran quién era. Es cierto que es muy agradable verte reconocido y llegar a un restaurante y que te atiendan. Esa es la cara. Luego está la cruz y hay muchos momentos que… Una vez me pidieron una fotografía de madrugada en una discoteca y le decía que cómo con los ojos como los tengo, que parezco Marujita Díaz, que en paz descanse, y me decían que no importa, pero a mí sí, que tengo una imagen.

-¿Qué opina de los que dicen que en este país no se puede hablar de nada, que no hay libertad?

-Yo no soy de esos. Pero es verdad que todo se tergiversa. Tengo claro que la Aída que se hizo hace 10 años hoy no se puede y por algo será. Se ha adelantado mucho socialmente contra el maltrato y el bullying, cosa que elogio, pero también están los que están todo el rato diciendo no digas esto porque estás ofendiendo, insultando. ¿Qué digo? Tampoco hay que pasarse de políticamente correcto.

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