Conflicto laboral en el sector naval

Astilleros reflota; los recolocables se hunden

18.32 h. Alrededor de cincuenta años, con la prestación por desempleo agotada y mendigando la limosna de 400 euros para seguir tirando. Este es el perfil predominante de los 37 recolocables de astilleros, que cada martes protestan frente a la Delegación de Gobierno de la Junta de Andalucía, la que está bajo la comandancia de marina, en las inmediaciones del Puerto.

Astilleros reflota; los recolocables se hunden

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Desde allí hasta se oye el tráfago naval de la ría y toda lacacharrería de radiales y los chispazos de la soldaduras que siguen dando forma a nuevos barcos yarreglando otros en las atarazanas del polígono industrial, actualmente enbeneficio de la empresa gallega Cotnsa.  No obstante, aquello ya no es ni la sombra delo que fue.  Hubo un tiempo en que laempresa pertenecía mayoritariamente a RafaelGómez Naranjo, que compartía las acciones de Astilleros Huelva S.A con la familia Moreda y la Junta de Andalucía.Era cuando había trabajo, no sólo en astilleros.

Astilleros reflota; los recolocables se hunden

Por entonces debían irle las cosas bien al empresario, puespoco tardó en adquirir los restos del naufragio de astilleros de Sevilla, quepertenecían a la empresa pública IZAR,privatizada de forma forzosa ainstancias de Europa. Corría el año 2006 y sólo habían transcurrido dosdesde que, en una reunión celebrada en diciembre de 2004, la Comisión Europea impelieraa la Junta a que privatizase IZAR,  arguyendo baja rentabilidad y pocacompetitividad y demás razones de peso para el criterio del libre mercado, mediante el cual se han privatizadomuchas empresas públicas a priori yermas y luego rentables  en estas últimas décadas tan desastrosas parala historia de España. 

En 2006 todos preferían a Astilleros Huelva S.A paraque  absorbiese el de Sevilla, es decir,IZAR. Así lo declaraba el secretario de empleo por entonces, Antonio Fernández,valiéndose de los análisis de una ComisiónExterna que había certificado la viabilidad de la empresa onubense a travésde una serie de valoraciones técnicas. Resulta que Astilleros Huelva S.Aera la mejor preparada, en detrimento de otras dos que pujaban por lagestión de la antigua empresa pública IZAR, Sevyllar e Híspalis, a ojos de estacomisión externa.

Por entonces de la cartera de Gómez Naranjo dependían más de 1.500 puestos de trabajoen Huelva, entre directos e indirectos, y su compañía recibía encargos degrandes buques que se botaban con diligencia en la ría del Odiel. Es difícilentender cómo Astilleros Huelva S.A  pasóde esta beneficiosa situación, en la que se apodera de los astilleros de Sevilla,ocupa una posición privilegiada y está saneada económicamente, a presentar una deuda insalvable de 300 millones de euroscon diferentes entidades, en un periodo de apenas… ¡dos años!  

Menudo ojo clínico el de la Comisión. Casi no dio tiempo a formalizarel traspaso de poderes para  que laempresa evaluada como “más solvente”, tuviera una deuda superior a la que jamástuvo astilleros de Sevilla.  El secretariode empleo que auspició este tejemaneje, Antonio Fernández, ingresó en prisión en abril de 2012 acusado de malversación de fondospúblicos, prevaricación y tráfico deinfluencias, dentro del proceso del casoMercasevilla.  Pocos meses despuéssalió en libertad tras pagar la fianza.

Los trabajadores, ajenos al embrollo, se encontraron con unacoyuntura laboral nefasta de un día para otro. De ejercer su oficio de toda lavida en buenas condiciones y con una carga de trabajo suficiente,  a que les presenten un ERTE entre un mar de confusiones, declaraciones contradictorias e influencias de todo tipo, que amenazabacon dejarles sin sustento. Lo primero que hizo la Junta fue instar a lostrabajadores a que presionaran a Gómez, dueño de la empresa, para que dejase susacciones en manos de la administración pública y se desentendiese plenamente deella.

Astilleros reflota; los recolocables se hunden

A cambio Recio, el consejero de la Junta, les prometía trabajo en un parque de energíaeólica que iban a construir. Les prometió que prejubilarían a todos losintegrantes de la plantilla que tuviesen más de 50 años y que recolocaría alexcedente, es decir, a los menores de dicha edad. Les prometió, en definitiva,trabajo y seguridad, que era lo que tenían antes, a cambio de que seposicionasen codo a codo con la Junta a lo largo de la negociación. Así, laplantilla de astilleros se plantó en la puerta del domicilio de Gómez Naranjoalgunas mañanas, perpetrando esos tan conocidos escraches, que datan delcorralito de Argentina y que por entonces casi nadie conocía en España.

Las protestas dieron sus frutos. En 2010, al año siguiente, Gómez Naranjo se desmarcó de la empresa y JoséLuis Álvarez, de manos de la Junta, pasó a ser administrador único de AstillerosHuelva S.A.  Su trabajo consistía en liquidarel Astillero, para lo que solicitó un concurso de acreedores y la ayuda deEuropa por la cesión de la licencia de construcción de buques de gran tonelaje.Esta ayuda consistió en 19 millones deeuros,  a los cuales se sumaron a otros 5,2 millones de euros que ofreció lapropia Junta y otros 5,2 millones que aportó PYMAR (Pequeños y MedianosAstilleros, empresa pública). Con ese dinero, en total 29 millones de euros,había que gestionar el despido forzadode toda la plantilla, dado el interés de las grandes instancias de que nose siguieran construyendo barcos en Huelva.

La empresa entró en concurso de acreedores y ahoracorrespondía a la Junta  negociar lasalida de los trabajadores.  Para abordardicha gestión, poseía 30 millones de euros y un plan formalizado en octubre de2010. A diferencia de la hoja de ruta ejecutada para otros astilleros españolesen la misma situación, la Junta admitióprejubilar a los trabajadores mayores de 52 años y no de 50 años, con lo que 74miembros de la antigua plantilla se quedaban fuera. De esos 74 (menores de 52años, algunos por meses o días) veintefueron despedidos e indemnizados  yse desvincularon del asunto. Quedaron entonces 54 trabajadores, menores de 52 años  para los cuales las Junta también tenía unplan, a fin de que la plantilla firmase los acuerdos expuestos en la hoja deruta. Para contentar a todos, la Junta prometió a estos 54 trabajadores una indemnización y un curso de formación de unaño,  a través del cual conseguiríanun trabajo.  Como a priori resultababeneficioso,  los trabajadoresconsintieron firmar. No sólo porque resultaba beneficioso en términosgenerales, sino porque favorecía demanera concreta a la mayoría, que obtuvo ciertamente prejubilaciones  provechosas que debían amarrar mediante suvoto, por mucho que el futuro de parte de la plantilla quedara en entredicho.

Al mismo tiempo, la empresa se hallaba en un concurso deacreedores y el empresario vigués Urbano Alonso, dueño de Cotnsa, era el mejorposicionado para quedársela. A UrbanoAlonso apenas le costó 9 millones de euros quedarse con todo el tinglado,consiguiendo gratis o a precio simbólico el derecho de uso de las instalacionesdel puerto. Eso sucedió porque la Junta buscaba con desesperación a alguienpara que recolocara a los 54 trabajadores que habían quedado descolgados, queestaban recibiendo un curso con la esperanza infundada de obtener un trabajoseguidamente en alguno de los proyectos erráticos que garantizaba la Junta,como los parques industriales de energía eólica.  El compromiso de La Junta estribaba en elcurso, la indemnización y la recolocación. En definitiva, lo interesante delcurso era el compromiso de recolocación, porque… ¿de qué le sirve a un hombrecon cincuenta años una indemnización y ninguna esperanza de futuro? ¿Dóndemeten cabeza esta gente, que sólo ha trabajado en Astilleros durante toda suvida y nada más que les queda una indemnización que es pan para hoy y hambrepara mañana? Ellos no aceptaron el plan a cambio de una indemnización; aceptaron el plan a cambio de un empleo.

Por eso la Junta cedió Astilleros a Urbano Alonso, a Cotnsa.No estableció ningún compromiso por escrito, pero sí un acuerdo verbal, como consta en los documentos, en virtud del cualla empresa gallega se comprometía a colocar inmediatamente a 15 de los 54trabajadores descolgados; se comprometía a contratar en un corto plazo detiempo a entre 35 y 37 trabajadores de esta plantilla y se comprometía ‘en unfuturo’ a formar una plantilla de 150 trabajadores, entre los cuales cabíantodos los recolocables.  Así se explicaque Contsa sólo pagara 9 millones de euros por esta empresa y que recibiera encondiciones tan favorables los derechos del puerto, porque la Junta estabadeseosa de encontrar a alguien que pudiera recolocarlos, pese a que habíasabido desdeñar su propio compromiso magistralmente. 

Astilleros reflota; los recolocables se hunden

No hay ningúncompromiso legal entre Urbano y la Junta que obligue a Urbano a contratar a lagente que prometió. A modo de dádiva, Cotnsa ha contratado en los años quelleva regentando los astilleros a seisrecolocables y a otros tres concontratos efímeros, por obras y servicios.  La empresa, no obstante, está asumiendotrabajos; no es que no  tengan volumen denegocio, es que para llevar a cabo los encargos echan mano de cuadrillasexangües, en ocasiones foráneas, con las que solventar reparacionesmenores.  ¿Por qué no contratan al gruesode la plantilla? Que cada cual saque sus propias conclusiones, a falta de laexplicación de la empresa, cuya representante en Huelva nunca ha estadodisponible para recibir a la prensa.

Por cuestiones económicas, como todo,  incluso prácticas, podría convenir contratartemporalmente a cuadrillas diferentes, jóvenes y a diferencia de los 37recolocables, inhabituadas a la organización y a la lucha sindical.  Estos 37 recolocables, excedente humano delas correrías del libre mercado, tienen alrededor de cincuenta años, laprestación por desempleo agotada y la dudosa garantía de una limosna de 400euros con fecha de caducidad.

Algunos de ellos no tienen ni dinero en el banco; tan sólosu fuerza de trabajo, su experiencia y su conciencia de grupo, que les empuja aseguir luchando por sus derechos todas las semanas, ante la indiferencia exasperantedel poder, blindado como está frente a los intereses de la sociedad.  Esta es lalucha de 37 paisanos nuestros que todos los martes por la mañana se concentran enla Delegación de Gobierno de la Junta de Andalucía, con la inalterablepersistencia que tienen las estatuas o las palmeras de esa calle, con la misapaciencia y el mismo anonimato .Ojalá que su marcha de gigantes no se detenga,como diría el Che, hasta conquistar la verdadera independencia, por la que yahan muerto más de una vez inútilmente.

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