TRIBUNA> JESÚS PAYAN (USO)

El nuevo paradigma

En los últimos días estamos asistiendo en la prensa de toda España a la carrera por el ‘titular’ más catastrófico sobre nuestra economía: Adiós al Euro; Al borde del precipicio; Europa se hunde; La UE (Unión Europea) salta por los aires; La crónica de una muerte anunciada; etcétera.

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Para USO estos titulares pueden tener una doble interpretación: De un lado que la situación económica es incontrolable, que hemos llegado, o estamos llegando, a un punto sin retorno, en el cual saltarán por los aires todos los cimientos en que hemos basado la construcción europea en los últimos 40 años. Del otro podemos encontrarnos ante un intento más del mercado para amansar a los europeos y conseguir, de una vez por todas, que aceptemos una modificación sustancial de nuestras condiciones de vida tradicionales y, por supuesto, de nuestro loado Estado del Bienestar.

En USO pensamos que esta crisis se trata de una crisis de modelo político y económico. Durante el siglo XX el mundo disponía de dos paradigmas sociales principales, el capitalismo y el comunismo. Del enfrentamiento constante de ambas concepciones se fue desarrollando en Occidente, sobre todo en el continente europeo, una vía alternativa a ambas concepciones que fue, poco a poco, cristalizando en el llamado Estado del Bienestar. 

Después de muchas andanzas y con la caída del Muro de Berlín, el capitalismo emergió como único sistema no solo económico, sino político. En la ultima década del siglo XX mientras unos creían que se estaba apuntalando un solo sistema político y económico, la realidad construía dentro del propio capitalismo dos formas, distintas y distantes, de entender las relaciones entre las personas y entre los países. Unos basaban y basan, el avance social en políticas totalmente neoliberales, donde los mercados son los ‘faros’ que, no solo señalan el camino, sino que controlan toda la actividad económica, sin supervisiones de ningún gobierno y donde solo el beneficio personal ‘designa’ el éxito o fracaso de cualquier aventura económica o de cualquier otra índole. Otros, siempre dentro del mismo sistema,  basaban y ¿basan? el avance social en políticas dirigidas a la distribución de la riqueza, apoyándose en el incremento de las posibilidades del Estado del Bienestar. 

A estas alturas de la película nos encontramos con dos situaciones bien distintas. Por una parte una sociedad de países que caminan, algunos ya tienen, hacia sistemas democráticos en lo político pero que presentan un estado endeble, sin derechos, con grandes desigualdades en lo económico, en lo social, en la educación… Podemos poner como ejemplo de este tipo de sociedades no solo a países emergentes (India, Brasil, Chinea, Rusia, Corea, Singapur…) sino otros muy consolidados en el grupo de los más ricos como Estados Unidos o Gran Bretaña. Por otra parte una sociedad marcada por las conquistas sociales de los siglos XIX y XX y que quiere, a duras penas, proseguir un camino democrático en lo político pero también en lo económico. Como ejemplo de este sistema podemos poner a casi todos los países nórdicos y de centro Europa, y en menor medida, algunos de los denominados ‘mediterráneos’.  

En esa lucha entre ambos modelos, hoy, a nuestro pesar, podemos anunciar que tenemos un vencedor. De ahora en adelante los mercados nos llamaran a votar una vez cada cierto tiempo, ya verán con que periodicidad. No tendremos derechos colectivos: ni a la negociación colectiva; ni a la educación de calidad universal y gratuita; ni a la sanidad y obviamente, nuestros derechos a pensiones y servicios sociales serán revisados cuando se estime oportuno. Con estas premisas, el nuevo paradigma, está seguro de construir una sociedad futura en paz y armonía.

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