La fresa de Huelva rompe su techo varietal con más de 50 variedades en cultivo
Más de medio centenar de variedades convivieron en los campos onubenses durante esta última campaña
Marisma y Red Sayra han liderado la campaña fresera más diversa de la historia
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Durante décadas, la fresa de Huelva se identificó con un puñado de nombres, a menudo con uno solo. Se concibió como una agricultura de monocultivo donde, como recordaba esta semana José Antonio Gómez, investigador del centro Ifapa, durante la Jornada Técnica sobre Innovación y Sostenibilidad en la Producción de Fresa y Pequeños Frutos Rojos en Huelva, lo que plantaba «todo el mundo suponía que era Madame Moutot». Lejos quedaron aquellos tiempos. Hoy, en cambio, el paisaje varietal es un mosaico: más de 50 variedades se han sembrado en la última campaña, fruto de 18 programas de mejora genética, una cifra que marca un hito en la historia del cultivo en la provincia onubense.
El cambio ha sido paulatino desde mediados del pasado siglo, pero imparable, como desgranó este experto en el análisis de la evolución agroambiental de las variedades durante su intervención, en la que explicó cómo se ha pasado de décadas dominadas por una sola variedad a un modelo en el que coexisten decenas, cada una con características y objetivos distintos: mayor precocidad, más sabor, más firmeza, o una mejor adaptación a distintos mercados.
De la Tioga a la revolución varietal
Durante los años 70 y 80, Huelva vivió lo que Gómez definió como un «proceso sustitutivo monovarietal» protagonizado por materiales de la Universidad de California. Primero fue Tioga, Charlie, Oso Grande y finalmente la emblemática Camarosa.
A comienzos del siglo XXI, Camarosa cedió espacio a Fortuna, variedad dominante durante casi una década. Pero fue a partir de la campaña 2010-2011 cuando el sector vivió un punto de inflexión. «El cultivo monovarietal de Camarosa originó graves problemas comerciales, sobre todo en Semana Santa, cuando se concentraba la producción y había que tirar fruta. Todos tenemos en mente esas imágenes», explicó Gómez, señalando que aquella crisis abrió la puerta a un nuevo paradigma: el de la diversificación varietal. No toda la fruta podía madurar al mismo tiempo.
Un 'gazpacho' varietal que sigue creciendo
Fue entonces cuando las fincas comenzaron a apostar por la diversificación, apoyadas por los centros de investigación -como el propio Ifapa- que no han dejado de experimentar para mejorar no sólo textura y sabor, sino también resiliencia y productividad.
Así -y tal y como se expondrá esta semana en la presentación de los resultados de los ensayos en fresa del Ifapa Huelva- , en la campaña 2024-2025 la fresa de Huelva ha alcanzado su máxima expresión de diversidad. Las variedades más representativas han sido Marisma (12,5%), Red Sayra (12,1%), Inspire (en torno al 8%) y Rociera (7,7%), seguidas por Marimbela, Victory, y otros materiales. Todas ellas superan el 1% de presencia en superficie, pero hay muchas más que se cultivan en menor medida.
La variedad Fortuna, antaño hegemónica -fue la más cultivada durante ocho temporadas seguidas-, ha quedado relegada al 2%, reflejo de una tendencia a la baja que se ha acelerado en los últimos años. En contraposición, Red Sayra y Marisma no solo han ganado terreno, sino que se han consolidado como apuestas seguras por su rendimiento y calidad.
Además de los grandes nombres, emergen nuevas propuestas con potencial. Entre las candidatas a ganar protagonismo en las próximas campañas, en opinión de este investigador del Ifapa, están Ondina y Duna (ambas de FNM), o la prometedora Llosana, desarrollada por un viverista onubense, Frutos Canela SL.
Así, la tendencia es clara: la diversificación ha llegado para quedarse. Los fondos destinados por los propios productores a investigación están impulsando nuevos programas de mejora, lo que augura un horizonte todavía más rico y competitivo en busca de variedades diversas y mejoradas en cuanto a la precocidad, la vida útil o la resistencia al transporte.
«Ya no se trata solo de producir más, sino de producir mejor y adaptado al mercado», señaló Gómez. Una tarea en la que la genética, el conocimiento técnico y la experiencia de los agricultores siguen siendo claves para mantener a Huelva como líder en la producción de fresa en Europa.