GRAN TEATRO> 'luces de bohemia'
Esperpento y confusión
Traer a estos tiempos a los clásicos es siempre un riesgo. A veces se hace de manera inconsciente, generando un esperpento tal que asemejarse pudiera a los que aún hoy, por mucho que sean decadentes y hasta residuales, asoman insistentemente a la primera página de los periódicos o abren machaconamente los informativos de las distintas cadenas de televisión.

“Aún había bohemia a la antigua”.Rubén Darío(Prólogo a 'Iluminaciones en la sombra', obra póstuma de Alejandro Sawa)
La versión de Luces de Bohemia que Zurro ha elaborado, cierto que ciñéndose al texto de Valle aun empezando por el final, deja caer de vez en vez que el esperpento continúa en la España que ha cortado de raíz y en menos de ciento cincuenta y cinco segundos, el estrambote de la segregación de una parte del territorio español sin el permiso de los españoles. Si obviamos el interés que el director de la obra tiene en contarnos su particular versión o perversión de la Historia, el resultado es óptimo. Y podríamos hablar largo y tendido de los aciertos de la puesta en escena, a pesar del mal sabor de boca que nos deja esos pequeños pespuntes que a modo de morcillas Zurro incluye en su, insistimos, perversión. Podríamos mencionar lo más llamativo, el acertado juego de cajones con los que se crean mil situaciones o paisajes urbanos del atrabiliario y castizo Madrid de principios del siglo XX, pero también del vestuario, realmente sensacional: la pintura sobre el tejido, coloreado en el mismo tono que domina la obra, de colores cálidos y fríos que dan vida y forma, o el acierto de los complementarios verdes y rojos, que hacen vibrar la escena toda, son obra a buen seguro de un responsable que sabe lo que hace y además lo hace extraordinariamente bien. De la iluminación también tendríamos que empezar los elogios y no terminar, y nos limitaremos a mentar las luces que cubren el escenario, dominando un espacio mágico y pleno de sentido aunque no olvidaremos las que desde bambalinas removían hasta las conciencias del espectador. También ese otro espacio tan cuidado a lo largo de toda la obra, el sonoro, que con las demás hacen de este montaje y puesta en escena de Luces de Bohemia toda una obra de arte, si consideramos la obra de arte, como decían los clásicos y aún hoy se enseña en las escuelas de eso, de Bellas Artes, todo aquello que es de buena factura, simplemente lo que está bien hecho.


Fotos: Luis Castilla.
LUCES DE BOHEMIA de Ramón María del Valle Inclán. Adaptación y dirección: Alfonso Zurro. Escenografía y vestuario: Curt Allen Wilmer. Iluminación: Florencio Ortiz. Música y espacio sonoro: Jasio Velasco. Reparto: Roberto Quintana, Manuel Monteagudo, Juan Motilla, Amparo Marín, Antonio Campos, Rebeca Torres, Juanfra Juárez, Silvia Beaterio y José Luis Bustillo.Gran Teatro de Huelva. Aforo: 640 localidades (lleno); 1 de diciembre, 2017. Más de media hora de retraso por problemas escénicos. Salvo alguna excepción, el público comprensivo. Había ganas de ver una vez más sobre las tablas de un escenario a Max Estrella, a Latino de Hispalis y a todo ese universo esperpéntico que Valle sacó de su pluma pero también de su entorno más inmediato, Alejandro Sawa, por ejemplo.