EXPOSICIÓN DE DANIEL BILBAO EN EL MUSEO PROVINCIAL

Líneas con paisaje al fondo

Una silla Breuer y una 'chaise longue' de Le Corbusier pintadas por Daniel Bilbao (Sevilla, 1966) se nos aparecen en la sala Siglo XXI del museo de Huelva, pretenden dar cuenta de los inicios o las razones por las cuales se abría tras los desastres de la I Guerra Mundial la determinante escuela estatal para la construcción de casas, y ello a pesar de que su fundador Walter Gropius, e incluso el propio nombre Bauhaus, nos llevan a la arquitectura, que al fin y al cabo es lo que hizo de este laboratorio una referencia para todo lo que en el plano urbanístico y arquitectónico fue el siglo XX. También, este por el que ahora transitamos.

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El resto de la exposición de Daniel Bilbao se traslada, como hiciera el artista para ejecutar este buen trabajo, a Alemania. Es un recorrido la exposición por las reverenciadas huellas que la Bauhaus dejó en este país, de hecho nada más entrar la pintura que recibe al visitante es una en la que aparece el conocido edificio de la Bauhaus en Dessau y desde el lugar en el que tantas veces se le ha retratado, la esquina donde lucen las letras de la escuela estatal cerrada por los nazis en esos años oscuros en los que la irracionalidad cercenó la prosperidad y el desarrollo de Europa, algo que por cierto todavía estamos pagando.

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El resto de pinturas de Daniel Bilbao, profesor de dibujo al natural en la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla, en la que obtuvo su doctorado, son escenas de edificaciones de distintos artistas ligados en algún momento a la Bauhaus: Mies van der Rohe, Gropius, Le Corbusier, Aalto…, que sirven al artista para describir o explicar sus conclusiones sobre el efecto sedante que produce la línea recta en el medio natural, donde no está presente. Sobre el diálogo establecido entre una y otro, compone Bilbao una partitura hermosa en su simplicidad, luminosamente pura. Son cuadros en los que la línea recta, el resplandor de los nuevos materiales también, se manifiesta en toda su grandiosidad, cruzando paisajes apenas esbozados, en los que la quietud del hormigón, la piedra líquida, o el hierro, aparecen dotados de vida gracias al agua, a las plantas y hasta al viento, percibido en las nubes que se mueven reflejadas en una ventana o en la misma línea del horizonte. Paisajes, al fin y al cabo, con figuras.

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Desde luego la muestra que nos regala Daniel Bilbao hasta el 18 de octubre en el Museo de Huelva, es una oportunidad para acercarnos a la excelente mano de un dibujante excepcional –como diría mi querida Pilar Barroso, sin dibujo detrás no puede haber nada delante-, sino también a una lección de arquitectura moderna, a una explicación de qué significa esta manera de construir casas que se impone a partir de la fundación de la Bauhaus, de la introducción de la línea recta en el paisaje, pero también de la forma sirviendo a la función –Walter Gropius: “la forma sigue a la función”– o las posibilidades que los materiales dan al artista. Cuando ves el centro Botín alzarse sobre finas columnas en la bahía de Santander, o los ciento noventa metros de torsión del Turning Torso en Malmö, no estamos haciendo otra cosa que observar la evolución de la arquitectura a través de los tiempos. Gropius, van der Rohe, Aalto o Le Corbusier, como ahora Renzo Piano o Calatrava, utilizan los materiales que tienen a su disposición para sacar el máximo partido, funcional y estético, a unas construcciones que el hombre ha levantado para mayor gloria de él mismo, que realmente es el auténtico dios sobre la Tierra, Homo deus que levantó dólmenes y pirámides, antes de alcanzar la sutileza en las líneas áureas de la virgen y guerrera Atenea o la luz de su propia existencia entrando dóciles por las vidrieras de la Sainte-Chapelle. Al fin y al cabo, no hacemos sino convencernos cada día de que nuestra existencia, como especie, tiene sentido. Daniel Bilbao explica todo esto en una serie de pinturas y dibujos meticulosos, precisos y soberbios. La Bauhaus, el inicio de lo que hoy entendemos por arquitectura moderna, enlazada con la presencia de la especie humana sobre la tierra. Dios reinando sobre los hombres que lo construyeron a su imagen y semejanza, la línea recta hendiendo, rendida y sutil, las formas de la naturaleza. No os la perdáis.

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