Me rodeé de mujeres
Hace unos días tuve la suerte de compartir mesa y mantel con un grupo de mujeres que hablaban de sus cosas, iniciaron la conversación indignadas por la posibilidad de verse afectadas por los recortes sociales y cómo esto haría que la opción sexual de cada uno aún afectase más a las mismas.
“Si con 9 días al mes de ausencia me pueden despedir a 20 días, las mujeres con niños pequeños están en el disparadero permanentemente”, apuntó una de ellas. Otra apuntó que “en el trabajo ya no nos atrevemos a decir que nos queremos, estamos convencidas con nos van a echar”, comentaba con preocupación otra de las amigas que compartían conmigo la necesidad de luchar por nuestros derechos. Alguien lanzó una pregunta, no recuerdo quién fue: “¿Por qué no te implicas en política?”. En este momento se hizo un silencio; después se volvió a criticar a los actuales políticos que no les interesa nada la sociedad actual, e hicieron un repaso a las listas electorales: “Qué pocas mujeres”. Y los tópicos: “techo de cristal”, “reuniones a deshoras”, “la ausencia de inclusividad”, “los niños”... Alguna más reivindicativa, “el lenguaje machista”. Entonces alguien comenta: “Pero es que a mí no me compensa estar permanentemente compitiendo entre otras personas, me interesa la colaboración entre personas, y no creo que la política esté preparada para eso”.Y ahora me pregunto: ¿Y si fuera éste el cambio que necesitamos? Tal vez este cambio sea lo que necesitemos para este siglo XXI que nos devora, no el acceso de la mujer a la política, que ya lo ha hecho, con ejemplos realmente pavorosos: Margaret Thatcher, Cospedal o Esperanza Aguirre, u otros casos más familiares como Ana Mato o Ana Botella. No me refiero a la mujer como tal, sino a la necesidad de COLABORAR, de tratar de lograr una sociedad que abandone un modelo competitivo por un mundo colaborativo con opciones de participación de quien así lo desee, utilizando todas las oportunidades que la tecnología nos ofrece...Realmente es aquí donde las mujeres, las mujeres fuertes, empoderadas, tienen mucho que enseñarnos. Nos tienen que mostrar cómo colaborar, cómo compartir, cómo solucionar los problemas de forma compartida, donde no haya ganadores y perdedores, donde se aporten soluciones de común acuerdo. Este sería el gran avance del siglo XXI. ¿Estarán los políticos preparados para esta re-evolución?