Asalto a la transversalidad
Los tiempos modernos, o mejor contemporáneos, nos han traído el concepto de transversalidad, una manera de intervenir en la gestión de manera indirecta. En las pasadas elecciones andaluzas, muchos y muchas decidieron con su voto el cambio. Desde luego Andalucía no quiere un gobierno socialista como ya lo hemos conocido. Si bien el PP no ha ganado la pugna, sus votantes querían cambiar esta comunidad. Los que han ganado han sido los votantes de Izquierda Unida, que ha redoblado sus fuerzas y sus apoyos, y que le han puesto en la mano a esta formación la llave de Andalucía.
Nuevos aires para un nuevo gobierno. Seriedad y ganas de trabajar. Eso es lo que se espera de Izquierda Unida. No vale recular. El retranqueo supondría la desilusión de todos aquellos votantes que no eligieron la papeleta del PSOE. Hay que remangarse y enfangarse, que hay mucho que limpiar, mucho que sanear, y solo se puede hacer desde la gestión, desde el gobierno, desde las entrañas de la Administración. Basta de oposición para IU, esos fueron otros tiempos; la reconstrucción de la izquierda podría empezar en Andalucía.
Las consejerías transversales son la manera de controlar un gobierno con múltiples y desconocidas ramificaciones. Medio Ambiente e Igualdad y Bienestar Social atraviesan todas las políticas sectoriales andaluzas y mantendrían a un gobierno del PSOE a raya y con los machos bien atados.
Este asalto a la transversalidad que podría dar Izquierda Unida, para Huelva podría suponer tener más cerca que nunca el inicio de la resolución de su variada problemática ambiental, peculiar y única, lamentablemente por su gravedad. Problemática ambiental compleja por estar originada en una depresión cultural, social y económica profunda, cuya visión no puede ser simplista y cuya resolución transciende el ámbito local.
Mano dura, austeridad y honestidad, los andaluces desean lo que ya se espera de esta formación: a Izquierda Unida sentada en el Consejo de Gobierno andaluz, pero con mando, sin conformarse con el caramelo envenado de las consejerías testimoniales.