Recreativo

2016, de la liberación al día de la marmota pasando por el milagro

15.06 h. El año que se queda atrás será recordado por conseguir que saliera del Decano Pablo Comas, el peor dirigente de su historia, por una campaña de salvación que reafirmó el recreativismo de Huelva y provincia y el poder que tiene la afición con su voluntad a falta de dinero. En lo económico sigue la pesadilla. Tras la expropiación sigue sin haber acuerdo con Hacienda, se mantienen las deudas y el equipo está en descenso. La venta a un comprador dispuesto a una gran inversión es la esperanza de un nuevo escenario en 2017.

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Huelva

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El Recreativo de Huelva cumplió recientemente 127 años, una cifra que muchos dudaron este verano que podría llegar a alcanzar. Logró sumar una vela más con lo poco que hay que celebrar al margen de eso y lo mucho que significa seguir existiendo en una situación insostenible desde cualquier perspectiva y que sólo un club con el título de Decano del Fútbol Español es capaz de soportar, no sin un desgaste terrible a todos los niveles. 2016 será recordado como otro año de crisis, de más problemas institucionales que fútbol, pero también en el que se creyó en que los milagros eran posibles, por ser el año en el que se dejó atrás la figura de Pablo Comas, el peor dirigente de su historia, la campaña de salvación protagonizada por la afición recreativista y la perpetuación de su agónica situación económica, a pesar de no pocos intentos de cambio. Para 2017 la venta es a alguien con poder económico es la única salida a una situación sin retorno, en la que ya no caben más milagros ni campañas de salvación.

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Se fue viendo en su momento y la perspectiva del tiempo y lo que se sabrá lo ha confirmado. El paso de Pablo Comas ha resultado tóxico y mortífero para los intereses del Recreativo y su maldita herencia le mantiene presente. Llegó con ínfulas de innovador, de mente de ideas brillantes y negocios redondos y se ha ido de momento ahorrándose asumir una deuda que en gran parte el mismo generó con una gestión nefasta y presuntamente delictiva. 2016 es el año en el que fue destronado y sentado en el banquillo por una querella impulsada por el Trust de Aficionados del Recreativo de Huelva, su azote hasta el final, que se vio solo en esta iniciativa y más tarde respaldado por todos. Pero su salida del club llegó por la vía de la declaración de Bien de Interés Cultural del club que el mismo proyectó. Esa idea brillante fue su cruz y precisamente el alcalde, Gabriel Cruz, y el Ayuntamiento de Huelva, se encargaron de aprovechar esa circunstancia para culminar la declaración y expropiar las acciones a Gildoy España. Lo que la presión social de críticas ante un palco vacío y manifestaciones multitudinarias que oyeron todos menos él no habían conseguido, lo logró esa acción que se espera no tenga marcha atrás.

Mientras se vislumbraba pero no era efectiva del todo la salida de Comas, que ya la temporada pasada había dejado más que claro que su abandono efectivo y negligente de la entidad era su única promesa cumplida, a la afición le tocó ser el salvavidas de su amado Decano. Y la demostración de amor, de sentimiento pasional, de abanderar el “más hace quien quiere que quien puede” fue increíble, impensable por muchos, todo un ejemplo que transcendió a nivel nacional e internacional. Huelva y provincia y otros puntos del planeta se llenaron de Líberos del Decano en una campaña en la que cada uno aportó económicamente lo que pudo y más y actores de última hora fueron decisivos. El trabajo del Recre Trust, la Federación de Peñas, el Ayuntamiento y los capitanes del Recreativo fue impagable y así se consiguió una cifra récord de recaudación en la que sumaron individuos, familias, empresas para lograr la salvación sobre la campana. Habría que afrontar pagos urgentes que fueron guillotinas de las que se logró apartar la cabeza. El pago a jugadores con las denuncias a AFE y el aval de la Federación Española fueron dos de los grandes listones superados.

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Después el Ayuntamiento confirmó la expropiación y el club pasó a ser municipal de nuevo, como antes de la venta a Gildoy por parte del equipo de gobierno anterior. Las bases sentadas fueron las acertadas y se nombró un nuevo consejo de administración, con Manolo Zambrano y nueve consejeros más dispuestos a trabajar con incansable dedicación por el club. Ya había personas en el palco, alguien a quien dirigirse los empleados y jugadores vilipendiados por la propiedad anterior. Sin embargo, la tutela del consistorio, al margen de buena voluntad, ha ofrecido pocas soluciones y el consejo ha sido en los últimos días del año modificado buscando una mayor eficacia. El interés por analizar al detalle la situación del club, por escudriñar cada agujero dejado está en marcha pero aún no ha resultados definitivos más allá de que la deuda está en torno a los 26 millones y que 13 corresponden a Hacienda, la clave de todo.

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El club está próximo a alcanzar tres años con las cuentas embargadas, lo que le provoca constantes sanciones y multas, no poder recibir ingresos pendientes y en definitiva no tener liquidez para afrontar sus gastos cotidianos. El incumplimiento de Comas del convenio con Hacienda le está costando la vida al Decano. Es por ello que el principal caballo de batalla es levantar este bloqueo para que así entre dinero en el club. El Ayuntamiento tiene 500.000 euros en concepto de patrocinio preparados y supuestamente hay más inversores dispuestos a invertir. Y a lo largo de todo el año el acuerdo no ha podido ser posible. Se presume que volver a tener una relación correcta con la Agencia Tributaria pasa por cumplir el prodecimiento y realizar un desembolso inicial de varios millones para después aplazar la deuda restante. El propietario actual no tiene ese dinero y aún no ha vendido el club para que alguien con esa capacidad lo haga.

El proceso de venta, sostiene el Ayuntamiento, no se realizará hasta que no se conozca la situación real del club. Ya se está comenzando a redactar un borrador del pliego de condiciones para sacar a concurso público las acciones del club y ponerles un precio. En pleno se acordó que antes de finales de enero se realizaría esa venta, pero la realidad ha ido generando la evidencia de que va a ser muy complicado. Y mientras, se supone que hay esperando varios interesados, que no se muestran abiertamente, aunque hay indicios de su presencia en un proceso con sombras de dudas y donde no todo está la luz.

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Y para completar un día de la marmota de 2015 a 2016 que se ha recrudecido en el invierno, además de los impagos a los jugadores se mantienen a los empleados, los que sostienen el club y son siempre puestos al final de la lista de prioridades. Hartos de no recibir más que promesas y no soluciones, finalmente dieron el paso que no hicieron con Comas en su momento tras varias amagos y se pusieron el huelga indefinida el pasado día 20 de diciembre. Se les adeudan 15 nóminas, la mayoría de la etapa anterior, y ya han llevado a cabo varias medidas de protesta, porque están cansados de que cada vez que haya un mínimo movimiento económico nada acabe en sus bolsillos.

En lo deportivo no han ido mejor las cosas. De José Domínguez se pasó a Alejandro Ceballos en el banquillo albiazul y con más corazón y voluntad que fútbol se salvó la categoría. Fue fundamental el grito de alarma de los empleados del club ante lo que divisaban como un último partido que no llegó. Las entradas a un euro fueron el impulso poderoso para que el equipo se quedara en la Segunda División B la temporada después del descenso. No fue el gallito de la categoría que esperaba y se sufrió, algo que se ha vuelto a repetir. Esta temporada parecía que había mejor plantilla, al menos de mediocampo hacia adelante, pero el rendimiento de la plantilla ha sido malo y el equipo acaba el año en descenso. No se contó con Ceballos en verano, pero Comas lo recuperó y su presencia mantuvo a un sector de la afición en su contra desde el principio, al interpretar que la afición pagó el sueldo que no le pagó Comas y de nuevo trató con él para firmar un contrato de dos años en contra de lo que deseaba el nuevo propietario, el Ayuntamiento, que pretendía colocar a Pavón. Y al final por resultados y presión social cayó Ceballos, pero aún no se ha llegado a un acuerdo con él y Pavón acumula muchos partidos sin sentarse en el banquillo, amenazado con ser sancionado y con el club pagando multas por no tener entrenador.

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Para 2017 queda la certeza de que para bien o para mal nada será igual. Queda la esperanza de que la hoja de ruta trazada por el Ayuntamiento de Huelva pueda culminar más pronto que tarde en una venta y que el club caiga en manos de alguien responsable y que le aporte lo que necesita, principalmente varios millones de euros. Y todo ello rezando para que mientras el equipo logre mantener la categoría. Lo cierto es que en el nuevo año el Recreativo seguirá doliendo a muchos onubenses.

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