Sección oficial a concurso > 'Karen llora en un bus'

... Se trajo el frío de Berlín

“¿Me pasas el saco?” es la frase que aparece en dos momentos muy concretos de esta película y constituyen los dos únicos instantes en que me ha despertado algo de complicidad. A pesar del venir con el marchamo de haber participado en la pasada edición de la Berlinale, temo no haber sido el único al que la cinta colombiana de Gabriel Rojas haya dejado tibio.

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Huelva24

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Aún no acierto a ver el fondo del personaje principal interpretado esforzadamente por Ángela Carrizosa Aparicio quien, además resulta joven para representar una mujer de vuelta de su matrimonio y de su vida. El director parece haber sacrificado un cierto verismo en aras del indudable encanto que la actriz despliega ante la cámara y su clara lucha por extender los coartados registros que le son permitidos.El guión pasa tan por encima de las distintas situaciones que plantea, que resulta a ratos intrascendente. Se queda en una zona de nadie que no se engancha ni al drama del vacío y el fracaso que pueda sentir esta mujer, ni a la esperanza y la superación de sus carencias anteriores. Bien está que el personaje de Karen, parte de una mojigatería y un conformismo y que, por su educación o inseguridad, apenas le permite sacar fuerzas para mostrar a su marido que ya no lo quiere; pero el personaje apenas evoluciona desde este arranque y continúa plano con sólo suaves ascensos, en su apatía y su escasa capacidad de generar solidaridad. Su rebeldía es tan elegante y contenida que no resulta verosímil.  El contrapunto al perfil de Karen parece querer recaer en el personaje, aparentemente superficial, de su amiga Patricia (bien desarrollado por María Angélica Sánchez) a quien conoce en la pensión donde se muda tras salir de su acomodada vida, pero ni se contagia del  carpe diem de ella ni le resulta contestataria. También aparece Eduardo, interpretado por un Juan Manuel Díaz más frío aún que su personaje, quien no le plantea mejores alternativas que las de su marido. Se reconoce buena factura, buen oficio en la técnica, pero falta un posicionamiento menos descriptivo y más comprometido respecto a la situación que se plantea. Si hay sufrimiento, no se aprecia. Si hay esperanza, no se contempla.

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