Entrevista
Antonio J. Sánchez: 'Lo más exquisito del ser humano lo tiene aquí el lector en una historia que sin duda le dejará un buen sabor de boca'
El periodista y escritor onubense, que triunfó con 'El rastro de su voz', también lo está haciendo con 'Todas las mentiras del Caso Aldaya', una segunda novela donde vuelve a demostrar su capacidad para enganchar a sus lectores. Estos días se ha movido entre la realidad y la ficción con las semejanzas entre su obra y el caso de El Campillo. 'Uno de los personajes dice que por desgracia siempre habrá una Clara Aldaya. Ojalá que en la vida real no vuelva a haber una Laura Luelmo', afirma.

P.- Han pasado varios meses desde que publicó su segunda novela, Todas las mentiras del Caso Aldaya. ¿Qué recorrido ha tenido la obra hasta ahora? ¿Qué comentarios sobre la obra le han calado?R.- Estoy muy contento por los primeros pasos que ha ido dando esta nueva historia. Salió a la venta a principios de junio y ha sido una lectura de verano para cientos de personas. Así me lo ha constatado la propia editorial, todo un logro, ya que es una época del año en que se leen más libros de los que se compran (el grueso de las ventas siempre corresponde a las navidades o a las ferias del libro). Estamos muy satisfechos; luego, en cuanto a los lectores, alguno que otro ya se ha encargado de darme su parecer a través de las redes sociales, en persona o en privado. Me han mandado alguna foto con el libro en la piscina, en la playa, el campo e incluso en el sofá de casa. Y los comentarios muy positivos. Me cuentan que se lo han pasado muy bien, que les ha enganchado la trama desde el principio y que en poco más de tres días se lo han ventilado porque, dicen, no podían parar de leer. Todas las criticas y reseñas recibidas muy positivas, algunas incluso viniendo de otros compañeros de fatigas en esto de juntar letras, lo que tiene mucho más valor aún. De modo que muy contento con los comentarios, de modo que habrá que seguir escribiendo.

P.- ¿Cómo convencería a alguien de que 'Todas las mentiras del caso Aldaya' es el regalo ideal de estas navidades?R.- Bueno, yo siempre digo que un libro es la mejor inversión en entretenimiento que se puede hacer a la hora de regalar. Y siempre pongo el mismo ejemplo: una película dura hora y media o dos horas y media si me apuras, y ya sabemos lo que vale ir al cine; un libro te dura días, semanas de entretenimiento y diversión, emoción y misterio, intriga y suspense… Y todo eso es lo que contiene Todas las mentiras del caso Aldaya. He intentado hacer un libro equilibrado dentro de lo que es el género negro, pero dándole esa vuelta de tuerca que necesitaba para hacer algo distinto, un libro que no fuera más de lo mismo, otra historia más de un policía que busca esclarecer un crimen. No, nada de eso: la cosa va mucho más allá porque la historia se va transformando en otra historia a medida que avanzas. Y Todas las mentiras del caso Aldaya ofrece además mensajes que son muy de actualidad pero que nunca han dejado de serlo: violencia, corrupción, venganza, crimen, abuso de autoridad… Lo más exquisito del ser humano lo tiene aquí el lector en una historia que sin duda le dejará un buen sabor de boca. Garantizado.
P.- ¿Esta segunda obra supone un cambio de registro literario con respecto a la primera? ¿Qué aspectos de su estilo cree que continúan cosidos a sus palabras?R.- Sí, sin duda, es un cambio de registro total. La sensación que le quedó al lector de la primera (El rastro de su voz), siendo también género negro, es el de una historia muy bonita en un tiempo duro como fue la posguerra, con sus luces y sus sombras, sus héroes y sus villanos, reconstruyendo una Huelva que conocemos sobre todo por las anécdotas que nos han contado. Y el reto era encajar una historia muy universal en todo eso; quizás también por la ternura que mana de sus páginas y sus pinceladas de nostalgia, le pegó el pellizco al lector de Huelva, que era principalmente al que tenía que ganarme. Pero también me gané al de fuera, tanto al de Madrid, Barcelona o Alicante, como incluso al de Latinoamérica y EE.UU; sin embargo, la sensación que te queda tras leer el nuevo libro es distinta. Todas las mentiras del caso Aldaya es un viaje oscuro en busca de la verdad, a ratos violenta, sucia y escabrosa, pero sin perder esos vestigios del libro anterior: el toque de humor, el tono casi costumbrista en ocasiones de sus personajes, las descripciones o reflexiones de la propia narración… Y por supuesto, con ese rayo de luz al final del túnel por el que a veces transitan nuestros días. Todas las mentiras del caso Aldaya es un canto a que las cosas pueden mejorar.

P.- Tristemente está de actualidad el caso de Laura Luelmo. ¿Le ha recordado algo la historia real a la de ficción y viceversa?R.- Sin duda ha sido así. Para mí ha supuesto una regresión total al trabajo previo que hice cuando empecé a pergeñar hace tres años esta nueva historia: configurar el personaje de una chica joven que desaparece y el posterior hallazgo de su cadáver, lo que suponía su búsqueda, el sufrimiento de la familia, la alarma social generada… Pero también en el primer capítulo del libro retrato, a mano alzada, cómo se convierte, o mejor dicho, convierten todo esto en un fenómeno mediático del que todos quieren sacar tajada, el sensacionalismo ofertado al tiempo que una familia sufre el duelo, la persecución, las filtraciones… Todo lo aborrecible de nuestro gremio periodístico cuando se debe a una ecuación de publicidad y audiencias y que hemos podido ver en estos días atrás con el caso de Laura, todo eso creo que ha quedado bien sintetizado en la ficción de las primeras páginas de esta nueva historia. De hecho uno de los personajes dice que por desgracia siempre habrá una Clara Aldaya. Ojalá que en la vida real no vuelva a haber una Laura Luelmo.
P.- ¿Cree que hay muchos Franciscos Castelar por el mundo en distintas profesiones? ¿Son necesarios?R.- Hay muchos Francisco Castelar tanto en la ficción como en la vida real. No me cabe duda. Siempre habrá alguien incómodo para los demás en una comisaría, en un periódico, en un colegio… Gente que no le teme a la verdad. Y por eso es incómoda. Recuerdo eso que decían en El club de los poetas muertos, algo así como que la verdad es esa manta cálida que siempre te deja los pies fríos. Y la verdad siempre está ahí, un cadáver más que esconder bajo la alfombra que en algún momento empezará a oler mal. Y quizás también por eso se inventaron las mentiras, para acallar conciencias y para que los poderosos puedan dormir tranquilos cada noche. Pero no es menos cierto que siempre habrá alguien al que no le importará mancharse las manos con tal de verlos caer. Están los héroes anónimos del día a día, los que callan y agachan la cabeza en el trabajo, tragan y tragan para construir un futuro mejor para los suyos, mantienen viva esa esperanza; igualmente están esos otros héroes que se han acostumbrado a vivir como villanos porque solo ellos pueden soportar que les persigan. Bien mirado, esto último es una lectura un tanto análoga a lo que vivieron Jesús y los suyos en los comienzos del cristianismo.
P.- Tiene dos novelas publicadas y el respaldo del público y la crítica con respecto a ellas. ¿En qué momento se encuentra como escritor?R.- Pues me encuentro más que como escritor, como periodista a jornada completa (risas), con un horario partido que intenta equilibrar y compensar dedicando todo el tiempo que puede a su familia, a educar una niña pequeña, y que con las migajas de minutos que me quedan (descanso que me quito) a responder entrevistas, seguir promocionando este libro e intentar sacar adelante una tercera historia con la que me lo estaba pasando muy bien. Así que, más que como escritor, me considero en el punto de ser autor de dos libros en busca de un tercero. Como diría el personaje de Harry Quebert de Jöel Dicker, uno no es escritor hasta que los demás se lo dicen. Es cierto que se refieren a mí en muchas ocasiones como escritor, pero creo que todavía me queda para eso. Hay un largo camino por recorrer. Para más inri, mi editor dice además que hasta que no me muera, no pegaremos el pelotazo con los libros (risas).

P.- De modo que la tercera ya está cocinándose.R.- Así es. Y como te decía antes, me lo «estaba» pasando muy bien. Comencé a escribirla en agosto de 2017, pero tuve que pararla para darle prioridad a otras cosas, a investigar y documentarme un poco más. Creo que este tercer libro va a traer cola porque va a divertir a unos pero también va a mosquear a otros. Y no necesariamente en ese orden (risas). La cosa es que cuando pude ponerme otra vez sobre el teclado, al poco tengo que parar y preparar la edición con Niebla del ‘Caso Aldaya’, lo que supone nuevamente releerlo, corregirlo, etc. Y eso lleva semanas y meses. De hecho recuerdo estar con mi compañera Pilar (Oso) en la pernocta de Emigrantes en Tres rayas esperando en el coche a que llegue la hermandad y yo corrigiendo galeradas mientras. Después de eso vino la promoción previa y las entrevistas. Luego llegó la presentación, más entrevistas, más promoción… Y por fin llegaron las vacaciones. Conseguí ponerme otra vez manos a la obra con la tercera. Pero tuve que parar sobre octubre porque me pidieron un resumen del Caso Aldaya para proponerlo a productoras de cine y series de televisión. Eso suponía sintetizar en veinte páginas un libro de trescientas cincuenta, hacer ficha de personajes, etc. Después de eso me tomé un descanso, me fui de viaje, y ahora ha llegado la navidad y una nueva campaña de ventas. Así que aquí estoy, esperando a ver si vienen ya los reyes, se van, y pueda reconciliarme con el tercer libro. Porque como te digo, me lo estaba pasando muy bien.
P.- Aparte de sus novelas hemos tenido la ocasión también de leer algún relato suyo publicado en prensa cuando tuvo lugar la feria del libro de 2015, en plena promoción por esas fechas de la primera obra. ¿Eso se ha quedado ahí, en algo puramente excepcional para la ocasión o continúa cultivando el relato corto? ¿Dónde podemos encontrarlo?R.- Pues, como suele decirse, me alegra que me hagas esa pregunta (risas). Continuo escribiendo relatos cortos, sí, y de hecho he seleccionado algunos de ellos, los que merecen ver la luz por primera vez y nuevamente ese primero que hice para la feria de 2015. Será posible leerlos y tenerlos en descarga gratuita a través de la nueva página web que vamos a estrenar con la entrada de 2019. A año nuevo, web nueva. Te estoy dando una primicia (risas). Hemos remodelado por completo la web primigenia y ha quedado un escaparate para mi obra muy satisfactorio, muy acorde con la imagen que ahora buscaba, algo sencillo y elegante. Los relatos cortos serán de hecho un reclamo para que podáis conocer la nueva web www.antoniojsanchez.com con la entrada del nuevo año. De modo que para el 1 de enero de 2019, estáis invitados a pasaros por ella. Os lo recordaré llegado el momento.

P.- En unos tiempos en los que la lectura no es un fenómeno de masas comparado con todo lo que provenga del mundo audiovisual, ¿cuál es el asidero de esperanza para que algún día su práctica sea más generalizada o está condenada a siempre estar en un segundo plano?R.- Para ser sinceros creo que el problema radica en que, tal y como están los tiempos a los niveles de la economía que manejan nuestro bolsillo, un libro es hoy por hoy un artículo de lujo. No todo el mundo puede gastarse veinte euros en uno. Pero por esa razón vuelvo al principio de la entrevista, porque tenemos que cambiar la mentalidad en ese sentido: hay que hacerle ver a la gente que un libro como Todas las mentiras del caso Aldaya es una inversión en entretenimiento como no lo son una película o una serie de televisión que tienen una duración rápida y corta de tiempo, ya lo he explicado anteriormente. Por cierto, productos adaptados en su mayoría de obras literarias. El audiovisual siempre ha estado ligado al libro. Quizás una opción sea no vender los derechos para el cine como hacen muchos autores de prestigio y no haya más remedio que acudir a la librería a por eso que no puedes ver en la tele. También es curioso otros casos como la obra de George R. R. Martin, pues hasta que no apareció la serie de su Juego de Tronos no empezaron a venderse los libros como rosquillas en España entre el público más generalistas; por mi parte, he de confesar que mis amigos compran mis libros para sus mujeres, las cuales han quedado encantadas (qué sería de los escritores si no hubiera tantas lectoras). Ellos me piden perdón por no atreverse a leer tantas páginas. De modo que finalmente tendremos que hacer la película para ellos (risas).