FESTIVAL DE NIEBLA > 'PERICLES, PRINCIPE DE TIRO'

Shakespeare para todo

Una obra menor escrita con sus colaboradores muy probablemente, “Pericles, príncipe de Tiro” se encuadra en la última producción de Shakespeare. 

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Junto a otras más notables y representadas, como La Tempestad que no hace mucho anduvo por Niebla y que los más puristas consideran su última obra y no este príncipe de Tiro al que se suele excluir del repertorio del genio de Stratford-upon-Avon no sólo porque no aparezca en el First Folio. 

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Este largo preludio se debe a que es menester conocer la obra para entender su elección para poner en escena este experimento de convertir drama en comedia. También es notorio el hecho de que en la representación que hemos podido disfrutar en Niebla, el espíritu de aventura, el enredo y el salto de unos paisajes, más que decorados, a otros, junto al notable y a veces incluso vertiginoso ritmo impuesto a la obra, atrapan al espectador, lo anclan a su asiento haciéndolo disfrutar con una trama en la que unos sobresalientes Hinojosa y Gené, han introducido a la perfección una comedia sobre el fondo de este drama menor de Shakespeare, si es que algo escribió, insisto, y sus colaboradores. Quiere decirse que igual que Gené ha conseguido hacer una obra muy comercial y al gusto del gran público, la compañía londinense, tras el fallecimiento de don Guillermo hubo de verse en la tesitura de acudir a este tipo de piezas dramáticas con final feliz y plenas de aventuras y situaciones sorprendentes con objeto de garantizarse la venta de todo el papel.

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Los actores de impresión. Hacer ocho o nueve papeles distintos no es moco de pavo desde luego, y lo cumplen a la perfección. El ritmo impuesto, complicado pero bien resuelto, es una de las causas de que el público permaneciera amarrado al duro banco, incluso a pesar del sonido o las condiciones técnicas del sonido, algo regu, para que vamos a decir otra cosa, lo menos notable de una obra en la que, tenemos que insistir, mezclar drama con comedia alcanza momentos absolutamente geniales. Recordemos por ejemplo el pasaje en que en mitad de una declamación plena de dramatismo, el príncipe de Tiro se gira y pregunta extrañado, ¿y este quién es? Pues ese que se había colocado a su lado no es más que uno de los ejemplos de por qué razón se ha elegido esta Shakespeare que no es Shakespeare aunque a lo mejor sí en algunos versos a partir de la novena escena o así sea Shakespeare. Y también es ejemplo de por qué razón el trabajo de la compañía, además de por el empeño de los magníficos actores que la componen, logra plenamente su objetivo, que no es otro que trocar en comedia todo un drama, un folletín de aventuras que parece más propio de Salgari que del vate inglés. Aunque al fin y al cabo, el propio Gené así lo proclama al fin del espectáculo, tal como lo aseguran con ironía los actores en un par de ocasiones antes, que recordemos, que Shakespeare es complejo y versátil, por lo que igual se puede con él planchar un huevo que freír una corbata. Shakespeare para todo. Qué genio. Y qué genios.

Shakespeare para todo

Patio de armas del castillo de los Guzmán. Niebla. Aforo: 980 localidades (Lleno); 11 de agosto, 2019. El público se lo pasó bien. Sólo había que ver a la salida las caras sonrientes de la inmensa mayoría. Las risas y los aplausos también certificaron esa impresión. 

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