'La Esperanza' de Fernando Bazán

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde y que su color es el verde, como la fruta que aún está por madurar. Quizás es por eso, porque nunca terminamos de cultivarla todo lo necesario, por lo que el fruto de la misma no llega a explotar. Esta esperanza, de Fernado Bazán, es una sinfonía de lo perecedero, de lo que pasa, los trens que dejamos, del polvo que resulta de la ceniza.

En palabras del artista  Pablo Cerezal  Con hechuras de sinfonismo electrónico que duda entre el kirie melancólico, la marcha militar y el vals meditabundo se engalana la voz del músico en «La esperanza», esta bocanada de poesía urgente que regala al oyente sus propios miedos para mejor calibrarlos o peor entenderlos. Tras transitar los vericuetos de la música más terrenal con acercamientos a los ritmos latinos y los palos flamencos, Fernando Bazán salta al vacío del Spoken word acunado por un ritmo sepulcral y una coda en que su voz parece querer volar o partirse en mil pedazos. Una pieza musical que bien podría ser el himno de estos tiempos que enfrentamos con la esperanza de que todo vaya a mejor.

Las nuevas canciones de Fernando Bazán están a caballo entre el pop con tintes electrónicos, las músicas del mundo, a través de la revisión de los folclores y la música urbana.