Noches del Foro
‘Los Evangelistas’ no son San Mateo, San Marcos, San Lucas, ni San Juan
Arcángel y Soleá Morente, hija del cantaor granadino, se unieron a Los Evangelistas en un profundo concierto cargado de emociones. Un Foro Iberoamericano casi vacío recibió con solemnidad a los granadinos que vinieron a difundir el ‘mensaje’ de Morente.


A las 22,40, un escenario repleto de velas y cantos gregorianos de fondo recibió a Jota, Florent, Antonio Arias y Eric Jímenez, Los Evangelistas, dispuestos a propagar el mensaje. Los versos del ‘Gloria’ de Fray Luis de León que musicalizó Morente para su ‘Misa Flamenca’ sonaban más espaciales que nunca, llenos de la mística con que se escribieron, pero también de la de Morente y la de sus Evangelistas, unos versos casi pertenecientes a este tiempo.
El escenario fue más que nunca un altar de culto y mientras de la mano del artista lepero Emilo Fornieles se iba intuyendo la cara de Enrique Morente, las canciones fueron diluyéndose en la noche. Para cuando empezó a sonar ‘En un sueño viniste’, tan densa y oscura como en el disco, el público era consciente de que estaba presenciando algo especial y que viniera de donde viniera esa música, merecía su atención.

Se acercó al escenario Soleá Morente, que agarró al público desde el primer momento, haciendo suyos los versos del ‘Yo poeta decadente’ de Manuel Machado, pero con ‘La Estrella’ llegó el delirio. Parece que cuando Enrique Morente decidió grabar esta canción, en realidad estaba preparándola para que Los Evangelistas la tocaran. Parece escrita ayer, parece vigente, no moderna, ‘La Estrella’ es contemporánea.

Más que un estudioso del flamenco
Morente estudió y estudió el flamenco, pero no sólo eso. Fray Luis de León, Lope de Vega, Lorca y San Juan de la Cruz están más que presente en su obra, se rodeó de músicos ajenos al flamenco y como dice Antonio Arias, cuando ellos pensaban que estaban ganando a Morente para la causa del rock, era Morente quién los estaba llevando de la mano a los más profundo del flamenco.
Enrique Morente, se empeñaba y se embarcaba en proyectos que solamente él podía llevar a cabo. Por eso, su herencia está más allá de los discos y del flamenco. Eso es lo que recogen Los Evangelistas y tiene sentido, no sólo por aquel mítico ‘Omega’. Cualquier persona un poco avispada escucha los discos de Morente y encuentra sentido a este homenaje.
Hoy puede que nadie se acuerde, porque cuando la gente se muere casi todo son parabienes y halagos, pero Enrique Morente tuvo y tiene detractores. A este disco y a este grupo de músicos le pasará lo mismo, pero “tendrá que haber un camino” y seguramente, este lo sea.