CRITICA TEATRAL> 'Bodas de sangre'
Una compañía que empieza a funcionar
Es motivo de satisfacción para un enamorado del teatro ver cómo una compañía de aficionados crece, evoluciona y lucha por consolidarse hasta el punto de atreverse a poner en escena un clásico complicado como las lorquianas Bodas de Sangre. El gozo se completa al comprobar que los actores y el conjunto del montaje teatral no desentonan en absoluto, quiere decirse que hay futuro y que esta compañía –circunscrita en los grupos dependientes de la ONCE que han obtenido el último Premio Max de Teatro Aficionado-, de la mano del veterano actor y director Teo Domínguez, tiene ricos y venturosos horizontes aún por explorar. Deseamos o vislumbramos más bien, que se ve venir mucho más.

En el escenario actores –videntes e invidentes: el patrocinio corre a cargo de la ONCE y de la Fundación Andaluza de Cultura para ciegos– que se atrevieron con una escenografía de mínimos, o minimalista como más se gusta hoy llamar a eso de arreglarlo todo con un paraíso, algo de utillaje, cinco sillas o tres y poco más. Los resultados fueron diversos como ustedes podrán entender al repasar el elenco que reflejamos más arriba, pero había un tono general que permitía hacer creíble la acción, que extraían a veces un ritmo que permite al espectador meterse en la acción, y que generaban al menos los recursos escénicos, actorales, suficientes para salir airosos del envite.

Que hay cosas que mejorar, claro que sí, pero eso ocurre en las mejores familias. En esta desde luego también, pero con una mejora sustancial desde la última vez que los vimos, en Moguer, interpretar una Antígona que nos hizo desde entonces seguir a Tiflonuba, con la esperanza de que fueran evolucionando, mejorando hasta hacerse, por qué no, profesionales. Pero profesionales con garantías.
El jueves en el Gran Teatro pudimos ver cómo el camino que andan recorriendo es algo más que prometedor, vimos actores muy metidos en sus personajes, moviéndose con soltura por el escenario, hablando con una naturalidad y una modulación de voz que permitía al público –no siempre para ser honestos- estar metido en la obra, y de eso se trata, de emocionar también, pero de convencer por supuesto que es el primer paso.
Hay cosas que se pueden mejorar, el tono, la declamación sin colorido alguno, esa línea recta en el timbre que aburre al más pintado. El teatro es narrar y para narrar, para contar cosas, hay que hacerlo en cada ocasión de una manera, con un tono y una intención diferentes, apropiadas al momento que se representa, a lo que se cuenta, en caso contrario no se alcanzan los objetivos finales. Esto del tono, de un componente esencial del ritmo en definitiva, es algo a cuidar y mejorar. Pero oiga, el resultado final no desmerece en absoluto a un grupo que empieza a funcionar cada vez más lejos de los parámetros de lo que entendemos como teatro aficionado. Tiflonuba, funciona. Eso es evidente.

Algo más de media entrada para ver el estreno de Bodas de Sangre en la capital onubense. Para un jueves y el misterio con el que se lleva la programación –Ay, la falta de presupuestos cómo se nota– se puede considerar una buena entrada, para las expectativas que una ciudad debería tener con una compañía de teatro que se atreve a meterse en honduras que aventuran un buen futuro, poco ambiente pero no frío. Los aplausos al final de la obra y el calor con que fue acogida la puesta en escena de estas Bodas de Sangre, así lo demuestran. Qué siga la fiesta. La función debe continuar, y continuar mejorando. Eso deseamos y esperamos. También eso estamos comprobando. Tiflonuba es una compañía que empieza a funcionar. El jueves lo demostró.
FICHA TÉCNICA
'Bodas de sangre', de Federico García Lorca.
Dirección y adaptación: Teo Domínguez.
Escenografía y vestuario: Josema Vidal.
Iluminación y sonido: José M. Rueda.
Música en directo: al cante María Rodríguez, a la guitarra Javier Cortés y al baile la Academia Toma que Toma de Trigueros.
Intérpretes: Alba Munuera, Omar B. Fernández, Sara García, Josema Vidal, María Rodríguez, Ana Cárdenas, Samuel Nogaledo, Andoni Villasmil, Jesús Pavón y Francisca González.