Exposición antológica en el Museo de Huelva
Pilar Barroso, expresión e impresión
El Museo de Huelva acoge desde este miércoles una muestra de pinturas de la artista onubense Pilar Barroso. Al recorrer la colección de pinturas, el espectador podrá recrearse en el trazo firme, en la exacta composición, en el rigor de un ritmo cromático que ha permitido a Pilar pintar con una deliciosa y envidiable libertad.

La exposición cuenta con dos espacios expositivos, uno en la planta baja del dicho museo, en el que se muestran dibujos realizados en la década de los sesenta en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, y otra en las salas de la planta alta en la que se ofrece una amplia muestra de la trayectoria artística de la pintora, con óleos de distintas etapas que permiten al espectador acercarse a un recorrido pictórico único y sorprendente. La muestra ha contado con el patrocinio de Cepsa y Puerto de Huelva, además de la colaboración esencial de la Delegación Territorial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía para llevar a buen fin una exposición que permite recomponer el ciclo vital de una artista imprescindible para entender la evolución de la pintura onubense en las últimas décadas.Pilar Barroso inicia su andadura en el estudio que compartieron Pedro Gómez y León Ortega en la Huelva que era casi un pueblo hacia la mitad del pasado siglo. Allí alcanza a conocer que pintar es algo más que reproducir lo que se ve, que pintar es sentir lo que se contempla y tratar de transmitirlo a los demás. En aquel tiempo, ser mujer y artista no se podría afirmar que fuera algo muy normal, que participara de convencionalismo alguno, era incluso algo que chirriaba. Así contracorriente, como ha sido toda su trayectoria artística, la pintora marcha después a Madrid, logrando ingresar con notas sobresalientes en la Escuela de Bellas Artes San Fernando y lograr hacer lo que ella siempre quiso, ser pintora y retratar el mundo tal como lo soñaba.Terminados unos intensos años de formación en la Escuela y en el Círculo de Bellas Artes, regresa a Huelva, pero por poco tiempo. A finales de los sesenta la encontramos recorriendo Italia o Francia a través de sus museos, o exponiendo en Munich y empapándose de expresionismo, ella que se formó en el impresionismo de sus primeros maestros. Luego aparecerá por Ibiza o de nuevo en Alemania mostrando su obra en galerías de Berlín. En los setenta, y aunque su formación, sus continuos viajes, nunca van a tener fin, decide volver para instalar su taller ya definitivamente en Huelva.Ahora, pasadas algunas décadas, hemos empezado a ser conscientes del largo recorrido de una pintora excepcional, de una artista que ha logrado unir en su paleta todo aquello que ha vivido y sentido, que muestra la misma admirada fuerza que en su juventud asombrara a la crítica y a los maestros que condujeron sus primeros pero decididos pasos. Esta exposición sobre su obra quiere reflejar las maneras, el estilo, de una pintora con una sólida formación, pero también el gesto artístico de quien sostiene su pincelada sobre un dibujo poderoso y un sentido del ritmo y la composición absolutamente certeros. De ahí que se proponga al espectador conocer primero sus dibujos, en una sala de la planta baja del Museo de Huelva, y luego sus pinturas en las salas de la planta alta, mostrando así ese recorrido sorprendente que ha cabalgado entre dos estilos, dos pensamientos aparentemente contradictorios: Expresión - Impresión.Al recorrer la colección de pinturas, intencionadamente mezcladas varias décadas de esa trayectoria que es también puente entre generaciones de artistas onubenses, el espectador podrá recrearse en el trazo firme, en la exacta composición, en el rigor de un ritmo cromático que ha permitido a Pilar Barroso pintar con una deliciosa y envidiable libertad. Sin adscripciones de ningún tipo, sin la más mínima concesión a otros parámetros distintos de los que le han dictado sus sentimientos, su pintura se nos aparece, en su última producción, como una constante búsqueda, a través de la forma y de la materia, de lo más hermoso y sincero que guardan en su interior las cosas cercanas, nuestros alrededores más bellos.